Ausencia de Samir
Rodolfo Uribe
Este viernes entendí porque
no soy poeta.
Mientras en una ciudad tropical
mis amigos leían sus poesías,
yo mentaba madres en el Zócalo
por el asesinato de un profesor y artesano
a quien conocí, que educaba y defendía la tierra y el agua.
Y aún así quisiera tener la voz de Evtuchenko
para explicar lo que todos los humanos perdemos
con la ausencia de alguien como Samir.
El enorme trabajo que es crecer para ser
una persona como él, y lo fácil que es ahora morir.
Hoy no me cabe duda, mi lugar y mi patria
es la calle. El lugar de nadie, donde todos pasamos,
hasta el día en que nos toca caer,
de cansancio, de desilusión, de hartazgo, de violencia,
de lo que sea, un día como cualquier otro que no hará diferencia.