El profesor Cuauhtémoc López Guzmán realiza un gran trabajo con los niños de San Jacinto Amilpas, municipio conurbado a la ciudad de Oaxaca. Él es director de la Casa de la Cultura “Heberto Castillo”. Casa al parecer modesta, pero con un impresionante trabajo.
Tiene como centro, como corazón, una sala de lectura con una asiduidad que ya quisieran otras mejor equipadas. Más de mil libros, la mayoría para niños, ocupan los sencillos anaqueles construidos por el director y sus colaboradores con madera de desecho.
Ahí conocimos al profesor, sentado en el centro de dicha sala de lectura, invitando a los pequeños a leer: “Mira este libro que acaba de llegar, habla de un niño que se quería comer todas las donas del mundo…”,un poco invitándolos, un poco conminándolos, y los niños se acercan, toman el libro, lo comentan con sus hermanos o compañeros. Algunos se los llevan a casa; “Esta niña se ha llevado 25 libros, le daremos un reconocimiento el viernes”, nos dice el maestro.
Esta singular y excepcional manera de enseñar, que ya la quisieran (¿la quisieran?) algunos de los 70 mil profes en próximo paro, nos recordó cómo describían la actitud del médico Ernesto Guevara en un poema: “Firme la voz que ordena sin mandar/ que manda compañera/ ordena amiga/ tierna y dura de jefe camarada”. Algo así proyecta López Guzmán, quien además de pintor es escritor de cuentos infantiles ilustrados por él mismo. La prestigiada Editorial Trillas se los reeditará.
Un viernes antes de Semana Santa la Casa de Cultura “Heberto Castillo” realizó un festival, con la presencia del presidente municipal, Juan Olmedo López, donde mostró los trabajos de sus más de 10 talleres, un cúmulo de talleres para niños: de lectura y escritura, de dibujo y pintura, de danza, música, solfeo, ajedrez, etc. Llamó la atención el taller editorial, donde los niños encuadernan un libro que ellos escriben e ilustran, así como la formación de una orquesta de cámara infantil. Un trabajo así, sí que vale la pena festejar un 15 de mayo. (C. Blas)