Cuauhtémoc Blas
Lo que estamos viendo hoy con los medios de comunicación es una disputa por la consciencia de los ciudadanos. Esa guerra mediática se veía venir, pues el líder de la oposición de hace unos años, hoy en el poder, López Obrador, no ha contado con la simpatía de los medios del país.
Su papel de presidente comunicador todas las mañanas pone un dique a sus adversarios naturales, marca la agenda, trivializa lo que le podría afectar, rifa de avión, los otros datos, hasta ahora lleva mano en la guerra mediática. Pero la clase enriquecida con los recursos del erario desde el sexenio de Carlos Salinas no renuncia a sus privilegios, y estamos en lo que Antonio Gramsci llamó guerra de posiciones.
Opositores en medios de Oaxaca
Algunos medios se refuerzan no tanto para una crítica siempre necesaria, sino para la defensa de los viejos privilegios. Por ejemplo, la reciente creación de medios dirigidos a los mexicanos en Estados Unidos; tampoco es casual el anuncio de que un empresario, con negocios con el gobierno de Oaxaca, precandidato panista mexiquense, se haga socio de un portal de noticias de Oaxaca.
Siempre hay una respuesta contra todo lo que haga o anuncie el presidente. El tema del avión ha sido de lo más usado, que por qué no se vende como fue el ofrecimiento de campaña. Por ganas de venderlo no ha quedado, pero nadie quiere comprar un avión ostentoso y caro, con lujos extravagantes que sólo una clase política extraviada pudo adquirir.
Que el actual presidente rechace el uso de ese avión está en su naturaleza, con lujos exagerados para una clase política que saqueaba a un país de 60 millones de pobres. Tiene su racionalidad, pues esos millones de ciudadanos son los que siguen sosteniendo la popularidad de AMLO, ese 71 por ciento a su favor en las recientes encuestas no son sólo por lo que le adjudican algunos, mexicanos sin conciencia, son quienes rechazan la vida de lujos de los anteriores. Misma racionalidad que tiene la eliminación de los puentes vacacionales oficiales, que no sirven a la mayoría de mexicanos, sino a la llamada burocracia dorada y grandes empresas turísticas, con pequeñas derramas hacia abajo.
La pérdida de audiencia de muchos medios que salen del aire era previsible, ese 71 por ciento que apoya al presidente es letal para dichos medios, sobre todo cuando algunos comentaristas no sólo ironizan sino se burlan y hacen mofa hasta del tonito de hablar de su líder.
García Luna, el regalo
La detención de García Luna por los EU, fue un regalo para Obrador, no sólo confirmó su crítica de la gran corrupción de la clase política que derrotó en las urnas, también opacó a los ex presidentes panistas activos en la confrontación. Otro golpe fulminante ha sido la aparición del libro de la extraordinaria periodista mexicana, Anabel Hernández, El Traidor. El diario secreto del Hijo del Mayo (Zambada). Dejando al descubierto la falsedad de la guerra de Calderón contra el narco, y su complicidad con el Cartel de Sinaloa a quien protegieron y de quien recibieron grandes favores.
Relación narcos-gobierno a alto nivel
Desde Ernesto Zedillo la relación narcos y gobierno era al más alto nivel. Como prueban los testimonios del libro con una reunión nada menos que en la residencia oficial de Los Pinos, entre el Vicentillo, el hijo del Mayo, el capo mayor, y el jefe del Estado Mayor Presidencial.
El uso de ese cartel de la estructura oficial de PEMEX, permisos de circulación de pipas de gasolina y el uso de los buques propiedad de la paraestatal desde el gobierno de Vicente Fox, así como la red de cohechos y pagos por impunidad a la estructura policial y judicial del país, las “fugas” del Chapo, documentado en dicho libro, ponen en evidencia la escalada poderosa de esa asociación.
Son varios los pendientes del actual gobierno, hasta ahora su esfuerzo mayor ha sido contra la corrupción. Lo que AMLO ha considerado el principal problema del país. El Estado fue convertido en un mero comité al servicio de una minoría rapaz, escribió. Que se adjudicaba las obras públicas, que privatizó las empresas nacionales dándolos a los suyos, que despedazó PEMEX y entregaba los bienes de la nación a particulares nacionales y extranjeros.
Es mucho lo pendiente, pero si sólo se acabara con la gran corrupción y la impunidad, se sentarían las bases para un mejor país. Empero, ese alto porcentaje que apoya al presidente no es suficiente, si el 20 por ciento donde están los grandes empresarios que pueden crear industrias no lo hace, se detendrá el crecimiento económico y la generación de empleos. Difícil panorama, pero quienes claman por el fracaso del gobierno y hasta por salidas golpistas, quizá no saben el alto costo que eso ha significado en otros países.
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