Humor Oaxaqueño

POR BRUNO MORENO


El segundo censo

 

Llegan dos muchachos con mochila al hombro, bajo el ardiente sol de marzo, con un aparato negro en mano desde donde mandan datos. Al mismo tiempo que reportan los avances de las nuevas casas construidas con dinero federal, realizan el segundo censo de casas dañadas por el sismo.

Una apacible viejecita los ve y camina hacia ellos, que apurados realizan su trabajo. Cuando llega le preguntan “en que te servimos, tía”.

—¡Ay! mijos, les dice, necesitamos que nos metan de nuevo en el censo.

—Qué pasó, responden, ¿por qué no ha iniciado la reconstrucción de su casa?

—Es que el dinero que nos dieron ya lo ocupamos para otra cosa.

—¿En serio? ¿Y ahora cómo le van a hacer?, pregunta sorprendido uno de los jóvenes.

Con suavidad la señora levanta la mano para señalar hacia un gran tronco seco que hace las veces de barda entre dos solares.

—¿Ves ese viejito que está en ese palo?, ese es mi marido; ya pusieron mi nombre en el primer censo, apunta el nombre de él ahora apá, ora si vamos a construir.


El costumbre manda

 

Después de una larga temporada de lucha, dejando atrás mártires y crédulos, por fin un grupo de rebeldes logró posiciones de poder público. Uno de los dirigentes del amasijo de camaradas ganó un escaño en el Senado de la República. La mayoría se quedó en la rústica esquinera oficina de la Organización Campirana, Bucólica y Botanera (OCByB).

Pilín, camarada audaz, abordó a su correligionario y senador para indicarle que debía entregar el 50 por ciento de sus altos emolumentos a la OCByB que lo catapultó al poder y la gloria.

El novel senador, do nascimento Pelos Necios, no se asombró con la propuesta. Al contrario, mesando sus largos, hirsutos e indómitos bigotes, aceptó.   

—Está bien, Pilín, le dijo, está bien manito.

—Pues ya cobraste tu primer mes, le urgió el recaudador.

—Te doy ese dinero, pero de acuerdo al costumbre de nosotros, hilvanó Pelos Necios.

—¿Cómo mero es que es eso?

—Acá damos dinero a la querida, si tú vas a ser mi querida yo te doy porcentaje.

Dos décadas después, aún es un enigma la respuesta final.