Batalla del 5 de septiembre de 1866 en Juchitán

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La primera derrota a los franceses

Guadalupe Ríos

 

“No sólo fue la victoria inicial para el triunfo de la República, sino que también contribuyó a obtener la del 3 de octubre en Miahuatlán con el refuerzo de la artillería, armamento y parque quitados al enemigo en Juchitán el 5 de septiembre”.

 

Después de la Guerra de Tres años y tras el triunfo de los liberales, Benito Juárez regresó a la Ciudad de México en 1861 y debido a la crítica situación de la República, promulgó la Ley de Suspensión de pagos el 17 de julio de ese mismo año, que suspendía el pago de la deuda contraída principalmente con los países de Inglaterra, España y Francia.

 

En respuesta, estos países conformando la llamada Triple Alianza acordaron intervenir en el territorio mexicano para exigir el pago y enviaron un ultimátum al Presidente Juárez.

 

Juárez se vio obligado a derogar la Ley de suspensión de pago y cubrió parcialmente la deuda. España e Inglaterra desistieron entonces de invadir el territorio mexicano y descubrieron que Francia con Napoleón III buscaba derrocar a Juárez para imponer una monarquía, aprovechando que Estados Unidos se encontraba en medio de la Guerra de Secesión y no podría apoyar al gobierno de Juárez.

 

El 5 de Mayo de 1862 se realiza el primer ataque a Puebla donde los franceses fueron derrotados en una batalla encabezada por Ignacio Zaragoza, Porfirio Díaz y Celestino Negrete; sin embargo este éxito no detuvo el avance del ejército francés y Napoleón III envía más tropas y ordena establecer un gobierno provisional conservador.

 

Maximiliano llega a México

 

Maximiliano de Habsburgo arriba a México en 1864 y se erige Emperador con respaldo de Napoleón III quien mediante el Tratado de Miramar se comprometió a sostener en territorio mexicano un ejército de 25 mil soldados durante seis años, mientras que Maximiliano debería hacer importantes pagos a Francia. El Presidente Juárez traslada su gobierno hasta Chihuahua.

 

Benito Juárez mantuvo durante dos años su gobierno en el estado de Chihuahua, (nueve meses en Paso del Norte hoy conocido como Ciudad Juárez), donde fue el último reducto de la República itinerante, buscando, en caso necesario, contar con el respaldo de los Estados Unidos para enfrentar a los imperialistas franceses.
Mientras Juárez permanecía en el norte del país, las tropas imperialistas avanzan hacia el Sur. Sin embargo, a principios de 1866 ante la amenaza de que Prusia le declarara la guerra a Francia, Napoleón III retira sus tropas y deja débiles a las tropas imperiales.

 

El 4 de octubre de 1865 el Jefe Político y Comandante Militar de Juchitán Cosme Damián Gómez envía una carta al General Ignacio Mejía Ministro de Guerra del Presidente Juárez donde le informa que “no obstante los escasos recursos y casi ningunos elementos de guerra, se sostiene la causa republicana en Juchitán” y anexa un ejemplar de su manifiesto al pueblo juchiteco y a su guarnición en el que destaca: “hoy se hace una guerra de principios, hoy se trata de libertar a nuestra patria del enemigo extranjero que pretende matar su soberanía”.

 

Atacan en Tehuantepec a los imperialistas

 

El 17 de Enero de 1866 ante la negativa de los tehuantepecanos de rectificar su postura, el General Luis Pérez Figueroa, el Coronel J. Pedro Gallegos con una compañía del Batallón Zaragoza, tropas chiapanecas, blaseñas y del Barrio Shihui, así como caballería de juchitecos con Albino Jiménez (Binu Gada) y el Coronel Francisco Cortés marchan hacia Tehuantepec y se enfrentan a las fuerzas imperialistas, pero la superioridad numérica los obliga a replegarse, después de dos días de combates retornan a Juchitán.

 

El 5 de agosto de 1866 el Coronel Máximo Pineda, Jefe Político y comandante militar envía una carta al General Ignacio Mejía donde informa que no les favoreció el triunfo en el ataque a Tehuantepec que realizaron aliados con Chiapas. La respuesta llega hasta el último día de ese mismo año cuando ya había transcurrido tres meses del triunfo de los istmeños en la Batalla del 5 de septiembre de 1866 en donde las fuerzas imperiales fueron derrotadas en la laguna Biahuidó e Igú en tierras juchitecas.

 

El triunfo del 5 de septiembre

 

A pesar de que la historia oficial no reconoce a la Batalla del 5 de Septiembre de 1866 como la victoria que dio inicio al triunfo de la República, lo es en efecto, dado que no sólo se derrotó a las fuerzas imperiales sino que además entregaron a Porfirio Díaz las armas y artillería recuperada de la batalla, consistente en “más de 300 fusiles, sus dos piezas de montaña con abundantes proyectiles, muchas cajas de parque de fusil”.

 

Testimonios de quienes participaron en aquella guerra, dan cuenta de que las tropas imperiales, luego de ser abandonadas por el traidor Remigio Toledo, fueron diezmadas en los pantanos de las lagunas Igú y Biahuidó, al poniente de Juchitán, única zona que se encontraba libre para emprender la huida después que fueron rodeados por las tropas liberales.

 

El General Luciano Prieto “reconoció tarde su error pues se hallaba en un terreno tan inaccesible por lo espeso del bosque como por lo pantanoso, en términos de llegarse a enterrar los soldados hasta la cintura”, según el Parte Militar del General Luciano Prieto el 7 de Septiembre y retransmitido por el Subsecretario de Guerra Ch. Blanchot al Ministerio de Guerra el 15 de Septiembre de 1866 (Diario del Imperio de México, 6 de octubre de 1866, Tomo IV, Núm. 532)

 

Rectificación histórica

 

Desde el 4 de octubre de 1911, el Coronel Francisco León, solicitó al Director del Periódico El Avance bajo el título de “Protestamos ciudadano Juárez” aclarar que no fue el 3 de octubre de 1866 sino el 5 de septiembre de 1866 “cuando se obtuvo el primer triunfo de armas sobre los invasores y los imperialistas” y solicitaba la “rectificación histórica” de los hechos.

 

De acuerdo con otro escrito de fecha 11 de julio de 1941, el hijo del Coronel Francisco León (Pancho León) señaló que Porfirio Díaz ordenó que las piezas de artillería y armamento quitados al enemigo el 5 de Septiembre se los llevaran a su cuartel General en Miahuatlán antes de la batalla por lo que dice que esa fecha:

 

“..no solo fue la victoria inicial para el triunfo de la República, sino que también contribuyó a obtener la del 3 de octubre en Miahuatlán con el refuerzo de la artillería, armamento y parque quitados al enemigo en Juchitán el cinco de septiembre. Por otra parte, de no haber sido completamente destrozados como lo fueron los franco-imperialistas en Juchitán, el general Díaz hubiera tenido esas fuerzas enemigas a su retaguardia, cosa que le hubiera imposibilitado o por lo menos demorado sus triunfos en Miahuatlán, La Carbonera, Oaxaca y Puebla”.

 

Congreso aprueba decreto y lo anula

 

Para conmemorar el 150 aniversario de la Batalla de Juchitán, la LXII Legislatura del Estado de Oaxaca aprobó el 29 de diciembre de 2015 el Decreto número 1379 que autorizaba el traslado del Congreso para realizar una sesión solemne en la Ciudad de Juchitán el 5 de Septiembre de 2016 y la instalación de los Tres Poderes en el municipio, nombrando a Juchitán capital del estado por un día; sin embargo, tres días antes, con un simple oficio presentado ante el Congreso por el diputado ixtepecano Adolfo Toledo Infanzón, violaron su propio Decreto y programaron otro acto para el día 8 de Septiembre en la sede del poder legislativo.

 

Este 8 de Septiembre el alcalde juchiteco Saúl Vicente Vásquez ocupó la tribuna legislativa y pidió al Congreso un punto de acuerdo —que fue aprobado ese mismo día— para solicitar al Congreso de la Unión hacer suyo el reconocimiento de esta histórica batalla, para que se publique “en los diversos textos relativos a la historia nacional, así como en los libros de texto gratuitos y oficiales, para conocimiento y orgullo de las futuras generaciones”.

 

Corresponde ahora al Congreso de la Unión hacerle justicia al pueblo de Juchitán y a los pueblos del Istmo que con su sangre aportaron para el establecimiento del gobierno republicano en nuestro país.