La Barca, catedral de Tuxtepec, zozobró por ineptitud y negligencia

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“Una falta absoluta de conocimiento de la construcción”

 

Cuauhtémoc Blas

 

Pasó “La Barca, de refugio y fortaleza”, publicitado por el obispado, a nido de explotación y muerte de humildes albañiles. Conflicto de intereses de Wulfrano Barranco al ser encargado de esta obra particular y director de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento; el cura Alejandro Fernández, sin conocimientos técnicos era el supervisor de la obra. La responsabilidad es evidente, tendrían que pagar con cárcel.

 

El desenfado con que prácticamente se mandó a morir a los trabajadores de la catedral de Tuxtepec, La Barca, fue brutal; para aclarar el caso y fincar responsabilidades se necesita, sobre todo, una pesquisa técnica. A juicio de los expertos en construcción nunca se cae una cimbra bien puesta, ni siquiera una mal puesta. Sólo se vienen abajo las que son pésimamante colocadas, donde no hay profesionalismo e incluso ni siquiera sentido común.

 

Los responsables que deben ser juzgados y condenados por esta monumental negligencia son tres: el sacerdote católico Alejandro Fernández Romero, en su calidad de “propietario o poseedor” del inmueble; el encargado de la obra arquitecto Wulfrano Barranco Gutiérrez, como responsable de la obra y el responsable del área en el ayuntamiento de Tuxtepec, que es el mismo Barranco Gutiérrez, quien así incurre en otra falta adicional, conflicto de intereses al ser juez y parte del problema como director de Desarrollo Urbano del ayuntamiento de Tuxtepec.

 

Cura, arquitecto y ayuntamiento, responsables directos

 

A juicio de expertos y conocedores del tema de la construcción, pero sobre todo con base en la disposición legal al respecto, el Reglamento de Construcción y Seguridad Estructural para el Estado de Oaxaca, esos personajes tendrían que estar siendo juzgados desde ya, y después ir a la cárcel pues su responsabilidad es muy clara.

 

Estamos ante un verdadero rosario de errores, ineptitudes, arbitrariedades, evasión de las leyes y normas, explotación desenfrenada de trabajadores, falta de respeto al estado de derecho y, en suma, una criminal negligencia nada cristiana. Para los que saben es claro que no fue accidente sino negligencia lo sucedido en esa pretenciosa monumental hipótesis de catedral de Tuxtepec, cuya cúpula invertida se vino abajo.

 

Pero si ya tenían su catedral, que era parte de la historia de ese municipio de la Cuenca del Papaloapan, ¿para qué derribarla? ¿Dónde se ha visto que se derribe una catedral que es patrimonio histórico de los pueblos? En términos de sabiduría popular aquí aplica aquello de que lo que mal empieza, mal acaba. O el castigo bíblico a la “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”.

 

En torno al caso En Marcha entrevistó a dos expertos en construcción, un arquitecto y un constructor de larga experiencia, el primero es el arquitecto Luis Cabrera, el segundo Nicolás Vásquez, éste último presenció días antes del desastre las pésimas condiciones en que se colocaba la cimbra y se desarrollaba la construcción. Ambos coincidieron en que la obra adolece de grandes errores, evidentes, imposibles de no ser observados por las autoridades encargadas y obligadas de vigilar y sancionar las obras de construcción en el municipio.

 

Y más imposible de no ser observadas cuando la construcción está en contra esquina del palacio municipal de Tuxtepec. Pero eso es precisamente lo que magnifica esta tragedia, el tráfico de influencias pues el arquitecto Wulfrano Barranco, responsable de la obra es al mismo tiempo director de Obras del ayuntamiento. No sabemos si en su calidad de arquitecto privado o como funcionario municipal ha declarado en entrevistas que se trató de un accidente, que no fue por negligencia, que habían comprado madera nueva, ex profeso para la cimbra de La Barca.

 

Pero los expertos sostienen lo contrario, no fue un accidente, no hay cimbras que se caigan de manera accidental sino por mala calidad de los trabajos. De entrada hay algo muy notorio que señala el arquitecto Cabrera: Cuando se van a realizar trabajos de esa magnitud (y aun en trabajos pequeños) las cimbra no la colocan los mismo albañiles que trabajan en la obra como se hizo en este caso, sino se contratan a especialistas para cimbrar, los llamados “carpinteros de obra negra”. Éstos, especializados en ese trabajo, saben muy bien que no se les puede caer la cimbra.

 

¿Ni Responsable ni Corresponsable de Obra?

 

Así como hicieron falta esos trabajadores especializados, también hicieron falta otros empleados especializados que exige el Reglamento de Construcción y Seguridad Estructural, sobre todo en construcciones grandes, el Director Responsable de Obra (DRO) y el Corresponsable de Obra. El artículo 54 de dicho reglamento establece que el DRO debe “dirigir y vigilar la obra asegurándose que tanto el proyecto como la ejecución de la misma, cumplan con lo establecido en los ordenamientos y demás disposiciones a las que se refieren las leyes y reglamentos en la materia, así como los planes y programas de desarrollo urbano vigentes de los centros de población en el estado.

 

“El Director Responsable de la Obra deberá contar con la participación de los corresponsables de acuerdo con las necesidades de la misma (obra)”. Esta catedral es de las construcciones que deben tener no sólo uno sino dos o más corresponsables, de acuerdo a dicho Reglamento. Ambos deben contar con cédula profesional y estar acreditados ante la Comisión de Admisión de Directores Responsables de Obra en el Estado. http://www.ordenjuridico.gob.mx/Estatal/OAXACA/Municipios/Oaxaca/OAJReg24.pdf

 

La omisión de este punto, de no tener a al menos un Corresponsable es tanto del encargado de la Obra como del sacerdote de la catedral que estaba al frente de la misma, pues el papel del Corresponsable es fundamental, la presencia de éste habría inhibido la posibilidad del siniestro con sus cuatro muertos y 17 heridos. Pues entre sus funciones se halla, precisamente, detectar y denunciar irregularidades, a saber:

“Notificar al Director Responsable de Obra cualquier irregularidad durante el proceso de la misma, que pueda afectar la ejecución del proyecto, asentándose en el libro de bitácora. En caso de no ser atendida esta notificación deberá comunicarlo al ayuntamiento o a la Secretaría (de Obras del estado), en su caso, para que se proceda a la suspensión de los trabajos, enviando copia a la Comisión de Admisión de Directores Responsables de Obra en el Estado.

 

Gordo Sacre, responsabilidad

 

Pero aunque hubiera ese Corresponsable, éste habría tenido que avisarle al encargado de la obra Wulfrano Barranco, y si éste no hubiera atendido el siguiente paso de acuerdo a la norma era avisarle a la autoridad en la materia del ayuntamiento, pero sucede que el titular de esa área en dicho ayuntamiento es el mismo Wulfrano Barranco.

 

La existencia de este círculo vicioso del conflicto de intereses, aprovechado por los poseedores del inmueble y solapado por el ayuntamiento y su presidente municipal, Antonio el “Gordo” Sacre Rangel responsable último de todo esto, hizo imposible primero que se cumpliera con el citado Reglamento, lo cual condujo a estos hasta previsibles trágicos resultados.

 

En el anterior sistema penal ahorita los responsables habrían sido detenidos, pero como en Tuxtepec la justicia ya se rige con los juicios orales, éstos al menos deberían estar sentados en el banquillo de los acusados, aunque en el disfrute de su presunción de inocencia.

 

Nada saben de construcción

 

Los conocedores expresan que hay reglas para cimbrar, tiene que calcularse el grosor de la madera, su longitud, etcétera. En las escenas de las grabaciones, dice el arquitecto Cabrera, las trabes de acero estaban tiradas en el piso. Incluso las varillas que salen desde el suelo, lo cual es insólito pues por más el fierro hubiera cargado ese peso, esas varillas hubieran quedado colgadas. No las colocaron bien o no las soldaron, no las empalmaron adecuadamente a una pulgada, generalmente van seis varillas de pulgada con estribos de 5/16 o hasta 3/8 pulgadas.

 

Lo que se ve, agrega el profesionista, es que se quisieron apoyar en los muros, amarraron la cimbra, eso se hace en espacios pequeños de construcción, aunque no se recomienda. Para ahorrar a veces, como en este caso, le meten menos puntales o soportes, y no la necesaria madera gruesa que no debe estar separada.

 

De acuerdo a su experiencia en la construcción, Cabrera sostiene que bien colocada la cimbra, con los especialistas maestros carpinteros de obra negra, en la construcción de puentes, puestos los pilotes en medio del río y aún cuando se venga una creciente éstos no se van, se sostienen.

En conclusión, lo que el arquitecto ve en este caso de La Barca es “una falta absoluta de conocimiento de la construcción”.

 

Obra concebida con soberbia

 

El constructor que se asomó a La Barca, Nicolás Vásquez, nos comenta que la construcción de un techo de esas dimensiones, más o menos de 20 metros de alto por 30 de ancho, requiere de un buen sistema de cimbrado, que no vio él ahí, entre otras pifias. Dice que sus grandes muros no tienen contrafuertes que los apuntalaran, entre otras exigencias de la construcción, más aún cuando a su parecer la soberbia con que fue concebida esa nueva catedral, con una cúpula invertida que, en vez de la cúpula normal, jala hacia abajo más fácilmente por la fuerza de gravedad.

 

El constructor, colaborador de obras de empresas del ramo, dice que vio como empalmaron 4 polines de 2.50 metros de alto a un metro y no a 2 metros, y con los fierros trabajando hacia abajo por la cúpula invertida. De acuerdo a lo establecido, una obra de esta naturaleza requiere de un DRO, Director Responsable de Obra.

 

Por cierto, no se sabe si Wulfrano tenía esta calidad o solo era encargado de la construcción. Si no lo fuera, con el control en sus manos de la dirección de Obras del ayuntamiento de Tuxtepec de pronto puede redactarse un oficio donde se adjudique ese cargo, siempre y cuando esté acreditado ante Comisión de Admisión de Directores Responsables de Obra en el Estado.

 

En Marcha buscó una y otra vez a Wulfrano Barranco para preguntarle si está acreditado como DRO, pero siempre evadió la pregunta, igual que el personal de la Dirección de Obras del ayuntamiento presidido por Sacre Rangel. Con la irresponsabilidad con que han llevado la obra, lo más seguro es que tampoco cumplan con esta exigencia.

 

Quizá tengan que demoler todo

 

Los edificios públicos tienen más requerimientos que las casas particulares, pero la construcción hoy clausurada de La Barca, catedral de Tuxtepec, que tendría capacidad para 1 mil 300 personas se construía sin siquiera las mínimas reglas de una casa de interés social, sino como una casa improvisada en terrenos invadidos en los suburbios de alguna ciudad.

 

Según el reglamento, un lugar que albergue 250 personas es obra mayor con las exigencias más altas de construcción, aquí que se esperaban más de mil ninguno de los requisito importantes se cumplieron como hemos visto. http://www.catedraltuxtepec.com/tabla_comparativa.pdf

 

Es importante anotar que más del 50 por ciento del techo del edificio ya ha sido construido, por lo que con esto se cuestiona ahora la calidad de esos trabajos, pues se notan fisuras y hay filtraciones de agua. Se impone una revisión técnica minuciosa para determinar si habrá que demoler todo.

 

Pero como dice ahora la gente con el Jesús en la boca: “Al menos no se cayó el techo sobre cientos de cristianos en una misa”. Sugieren que salió barato cuatro muertos para este caso, ante la negligencia y corrupción del ayuntamiento de Tuxtepec, constructor y ministros religiosos.