Velas, sincretismo religioso surgido al final de la Colonia

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Fiesta istmeña, la más cara de México

Guadalupe Ríos


JUCHITÁN.- “Las velas tienen un origen sagrado y prehispánico” asegura el investigador juchiteco Víctor de la Cruz en su libro “La religión de los binnigula´sa”, en tanto que Manuel Martínez Gracida, más acertado, las considera manifestaciones del “sincretismo religioso” que se instalan a fines del siglo XIX, es decir, concluyendo el periodo colonial.

 

Mientras los investigadores siguen trabajando con la historia de estas fastuosas fiestas, los juchitecos celebran con entusiasmo cada una de las 18 Velas que se realizan en el mes de mayo y otras tantas en abril, agosto y septiembre.

 

De celebración prehispánica a católica

 

La conquista española como es bien sabido, no solo fue territorial sino sobre todo espiritual, por lo que además de destruir los centros ceremoniales de los pueblos indígenas se les impuso una nueva lengua, mientras los misioneros se encargaron de evangelizarlos, pero aunque sustituyeron las religiones antiguas no lograron destruir totalmente los ritos de adoración a sus dioses que algunos continuaron a escondidas en grutas y cuevas.

 

Como en todas las culturas mesoamericanas los zapotecas poseían una religión politeísta y rendían culto a los que consideraban sus dioses y diosas como el sol, el trueno, la lluvia, el maíz, el viento, a los dioses de los antepasados y al Dios de los muertos entre otros.

 

Al conocer la cosmogonía de los indígenas, los españoles buscaron hacer coincidir ese culto a los dioses prehispánicos con las celebraciones festivas en honor a los santos y vírgenes de la religión católica y con el calendario agrícola, lo que dio como resultado el “sincretismo religioso” de diversas celebraciones festivas de los pueblos como la que en la región istmeña se conoce con el nombre de Velas.

 

Las cofradías y mayordomías

 

Con la finalidad de conseguir un mejor control sobre el pueblo indígena, en gran parte del territorio de la Nueva España, los frailes organizaron a los pobladores con la estructura de las cofradías, mediante las cuales un grupo de personas o gremio, escogían a un santo como “patrono de su devoción” y nombraban un administrador para el manejo de sus recursos.

 

El investigador José Antonio Cruz Rangel en su trabajo denominado “Las cofradías indígenas en el siglo XVIII, un sistema colonial de poder, resistencia y exacción. El caso de Chimalhuacán Atenco”, explica que durante el virreinato existieron más de 900 cofradías, pero el gobierno virreinal atacó a aquellas que eran administradas por los indígenas y pedía rendición de cuentas anuales a los mayordomos quienes estaban obligados a llevar un libro de egresos.

 

Según el propio investigador, las cofradías del siglo XVIII se convirtieron en Mayordomías a fines del siglo XIX, pero todas -cofradías, mayordomías y hermandades-, tenían como objetivo “fomentar el culto católico controlando recursos productivos de carácter privado y/o colectivo sin estar obligados a retribuir a sus socios”.

 

Hoy, la mesa directiva de la sociedad de la Vela se coordina con los mayordomos en la administración de los recursos que mensualmente aportan los socios para ser utilizados en la festividad religiosa.

 

Los ingresos y egresos se registran en un libro detallando los pagos de fuegos artificiales, reparación o compra de telón, contratación de orquestas y bandas de música, elaboración de pan, mole, tamales y comida, aportación de apoyo a los mayordomos y otros gastos que se van realizando a lo largo del año.

 

Gastos de socios y mayordomos

 

Entrevistada al respecto, la socia de las Vela Angélica Pipi, Elizabeth López Bolán, quien fungiera como Mayordoma en el año 2008, apunta que en promedio cada socio gasta alrededor de 15 mil pesos para el pago de bocadillos, bebidas, pago de peones de dos días para arreglar la pista de baile, para la compra de los regalos a sus invitados y en la vestimenta de etiqueta para la ocasión de la Vela que en el caso de las mujeres consiste en traje regional de gala y para los caballeros en pantalón oscuro y guayabera blanca”, pero el monto se multiplica cuando se trata de un mayordomo.

 

“Cuando se es mayordomo la inversión es mayor porque corre a cuenta de éste el pago de dos orquestas, una para la Vela y otra para la Lavada, de una banda y chirimía para la Labrada de Cera ( que es una fecha especial en que se elaboran las Velas que se llevan en el paseo o Regada y a la misa), el pago de la elaboración del mole, pan y tamales que se reparten a los invitados, se mata una res para hacer la botana para el día de la Vela, para hacer el desayuno y comida de dos días para quienes arman la estructura y montan el telón de la pista de baile y para repartir a las cocineras y personas que ayudan en los preparativos y finalmente para repartir entre los asistentes a la misa y la lavada de ollas.”

 

También corren a cuenta del mayordomo el pago del arreglo floral de la iglesia, de los jarrones que llevan las mujeres en la regada, de la pintura de las carretas, de la compra del coroz (flor del coyol) que cargan en hombros los varones, del pago de atarrayeros y el pago de 200 pesos a cada carreta que participa en el paseo además de la compra de hojas de plátano y guirnaldas de papel para su arreglo”.

 

-¿En promedio cuánto llega a gastar un mayordomo de una Vela en Juchitán?
- Al menos se gasta cien mil pesos, porque además de los gastos para la organización y preparativos de la Labrada de Cera, los preparativos del telón, la Vela, la regada, la lavada de Ollas y la misa, se debe considerar que un mayordomo y mayordoma deben adquirir trajes nuevos para la ocasión.
-¿Cuánto puede llegar a costar un traje regional del Istmo de Tehuantepec?
-Si es de cadenilla o tejido puede ser de 3 mil o cinco mil pesos, pero si es bordado el precio puede llegar a los doce mil pesos o más y una socia puede llevar un traje que ya ha usado con anterioridad, pero una mayordoma estrena en la Vela un traje,zapatillas nuevas, de ser posible también estrena aretes y collares de oro especiales para la ocasión, además del costo del peinado y por supuesto el resto de la familia también invierte en su arreglo personal.

 

Las fiestas más caras de México

 

Nadie puede decir con exactitud a cuánto asciende el circulante en el mes de mayo en Juchitán. Los montos son millonarios. Acaso un millón por Vela, lo que haría una suma de 18 millones de pesos porque no solo se deben considerar los gastos propios de los socios y mayordomos, sino también los que realizan los invitados a las Velas, y los de quienes participan en el paseo de flores o “regada”; en el arreglo de los carros alegóricos que pueden ser de hasta 15 mil pesos; en el pago de los caballos para el caso de los capitanes de cabalgata; y por supuesto, la compra de todos los regalos que ese día se habrán de dar a los expectadores del paseo durante todo el recorrido.

 

La derrama económica se extiende entonces a toda la población, en ese período se venden más zapatos, más refajos, más holanes, trenzas, joyas de bisutería y arreglos de guirnaldas para la cabeza, las banderitas de papel de china multicolores, y no se dan abasto las tintorerías para dejar impecables los trajes de hombres y mujeres, ni las salas de belleza para atender a las mujeres que se llegan a colocar sus tocados de modernas o tradicionales trenzas con listones de seda.

 

Los muxhes hacen en mayo su agosto. Lo mismo peinan a las mujeres, las maquillan que les hacen sus botanas, o les arreglan los carros alegóricos y hasta les hacen sus hermosos trajes de seda o terciopelo y después habrán de acompañarlos a la celebración festiva, respetando el protocolo que les impide acudir a algunas velas (las llamadas mayores) portando el traje de la mujer zapoteca.

 

Mayordomía sin política

 

En la celebración de la Vela San Mateo en El Espinal, los organizadores de la festividad se vieron obligados a pedir a los políticos invitados a la fiesta que se abstuvieran de hacer proselitismo como suelen hacer, por lo que advertidos de la petición pública de los organizadores, llegaron los grupos de avanzada y seguidores pero no hicieron acto de presencia los diputados federales, senadores ni funcionarios públicos que habían sido invitados.

 

Sin embargo en Juchitán, los socios de la Vela López no solo se complacieron de que el Senador priista Eviel Pérez Magaña fuera el Mayordomo de la Vela y pagara el costo de las dos orquestas de la Vela y la Lavada de Ollas, sino también cubriera todos los gastos de la Regada y hasta de la misa en donde el monto de la “limosna” recaudada fue entregado íntegramente a la Sociedad de la Vela que ahora deberá rendir un informe detallado porque los 20 socios entregaron 3 mil pesos de cooperación y la mayoría de los gastos corrieron a cargo del mayordomo Pérez Magaña, según indicaron.

 

Y dada la vocación y práctica común de los políticos oaxaqueños, también en la Vela San Vicente, los organizadores advierten a los animadores de las orquestas que amenizan la fiesta, se abstengan de nombrar o enviar saludos a políticos y funcionarios que hacen acto de presencia en la Vela para evitar conflictos entre los integrantes de la sociedad que militan en diversos partidos y ven con malos ojos a aquellos que se llegan a “montar” en una fiesta tradicional para hacer proselitismo en su favor.

 

Si bien algunas sociedades de las Velas apenas reúnen a 20 socios, la mayoría ronda los 35 o 40 y otras como la Vela “grande” es decir, la del Santo Patrón cuenta con cerca de 120 socios.

 

“Los elementos procedentes del viejo mundo, al entrar en contacto con tradiciones y formas de vida indígena, se adaptaron y adquirieron con frecuencia rasgos originalmente imprevisibles. La innegable fusión de elementos, mezcla a veces sutil de creencias y prácticas pre hispánicas, con la doctrina cristina, predicada por los misioneros”, dice Miguel León Portilla.