Una vida con y por los perros

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En San Jacinto Amilpas

La supuesta ausencia de derechos de animales, la zoantropía
que nuestra actuación hacia ellos no tiene relevancia moral o
como se dice en el lenguaje ético no hay deber frente a la criatura,
es una de las barbaridades de occidente cuyo origen está el Judaísmo.

 

Arthur Schopenhauer

 

San Jacinto Amilpas.- Le dicen la “Profesora de los perros” o la “Güera de los perros”, hay gente que las considera raras porque corretean a los perros callejeros. De repente quedan tiradas en la calle abrazando al animal. Entonces los inyectan para tranquilizarlo y lo llevan al centro de salud a sus vacunas, sobre todo a esterilizarlo.

 

Esto nos cuentan en entrevista la profesora Yori Luz Laisequilla Rodríguez y Verónica Jiménez García, quienes realizar esta labor en el municipio de San Jacinto Amilpas. El objetivo número uno, dicen, es bajar la sobrepoblación canina callejera. Hay gente que tiene a sus perros en la calle. El perro es para la casa. Los sacan para que busquen que comer en las calles, los exponen a que los atropellen, los envenenen. De nada sirve que los desparasiten si los sacan a comer basura.

 

La falta de cultura

 

Para la profesora Yori Luz falta mucha cultura respecto de los animales. En necesario, agrega, concientizar a la gente de lo que es un ser vivo, además de ser mascota compañero de juegos hay que atenderlo, vacunarlo, desparasitarlo, esterilizarlo. No sólo desparasitar a la familia sino también al perro.

 

 

Para las defensoras de los canes urge extender la cultura de la esterilización para detener la proliferación de los perros callejeros. Hay muchos en el Rio Atoyac, por ejemplo, y no están esterilizados. Son carne de asfalto, salen de rio por hambre y en la carretera los matan. A esos hay que esterilizarlos y regresarlos a su hábitat para que no se sigan reproduciendo. El fin de vacunar a los perros callejeros es para lo mismo y para que no haya problema de rabia, sostienen.

 

En los periodos de vacunación muchas personas no traen a sus animales con el argumento de que es bravo o está en la azotea. Ciertamente, muchos los tienen abandonados, medio les dan agua y les tira un pedazo de comida arriba de la casa. Por eso, comentan, ellas han ido a las casas a buscar a los animales para vacunarlos.

 

¿La vacunación casa por casa para los niños es difícil, por eso se hace en las escuelas, en el caso de los perros sería más difícil no? O habría que intentarlo, inquirimos. En algunos casos se puede hacer, responden, no casa por casa sino sólo donde sea necesario, donde no puedan salir los perros.

 

El apoyo del Ayuntamiento

 

Para ellas si se pudiera educar en las escuelas sería lo mejor, se estaría concientizando a las nuevas generaciones para una vida mejor para ellos y para los animales, una vida mejor en todo el entorno.

 

Las dos mujeres protectoras de animales buscaban hablar con el presidente municipal Víctor Amado López Hernández. De él han obtenido apoyo porque el edil, afirman, también ama a los animales. Se proponen para apoyar como voluntarias, tener un puesto de vacunación y si una persona no puede ir acudir con su perro, acudir ellas por el mismo, vacunarlo y regresarlo a su casa. El edil las conduce a la oficina sanitaria del ayuntamiento, da instrucciones de que les proporciones las vacunas necesarias y las apoyen en su trabajo.

 

Finalmente le preguntamos a la profesora Yori Luz el por qué de dedicar la mayor parte de su tiempo a la defensa de los perros. “Yo hago esto casi desde que nací —responde—. En San Jacinto tengo viviendo 12 años. Leí un reportaje que se llama Segunda Oportunidad de Vida. Yo le he cambiado la vida a más de mil 500 perros en situación de calle. Mi tarea es evitar que los callejeros sigan proliferando y los que ya están aquí vacunarlos, desparasitarlo. Un perrito bien comido y bien bañado es un perro bonito. Yo tengo en casa gran número de perros pero ya llegue a mí límite de espacio y económico, ya no puedo adoptar más.”

 

Hay quienes dicen que la profesora tiene más de 60 perros en su casa. Ella no da el número pero relata el trabajo que pasa con todos ellos. Limpieza tres veces al día. El alimento Novocan cuesta 255 pesos y el Perroni 280. Llevarlos al veterinario cuando enferman. Es un esfuerzo grande. Por eso puede decirse que la señora ha tenido una vida con y por los perros. (C. Blas)