En Oaxaca no existe algún “ranking” o evaluación que permita saber qué escuelas privadas cumplen con las disposiciones legales y ofrecen educación de calidad. Tampoco una regulación ni vigilancia, de ahí que los costos de colegiaturas estén liberados y en algunos casos este tipo de instituciones particulares son vistas por sus propietarios exclusivamente como un negocio.
El delegado de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Pedro Heladio Peña Guzmán, admite que en las escuelas particulares prácticamente se cobra lo que los padres de familia permiten. “Hay una liberación de precios, aquí entra la oferta y la demanda”.
La falta de quejas en contra de escuelas privadas le permite afirmar que los usuarios desconocen que desde el 10 de marzo de 1992 existe un “Acuerdo que establece las bases mínimas de información para la comercialización de los servicios educativos que prestan los particulares”, el cual se publicó en el Diario Oficial de la Federación.
El desconocimiento de estos lineamientos se da a pesar de que en el inciso I del artículo 2 de dicho acuerdo señala que su contenido debe ser informado por escrito a los padres de familia o tutores antes de la inscripción a cada ciclo lectivo.
El costo total correspondiente a la inscripción, reinscripción, colegiatura (y el número de éstas), derechos por incorporación, cobros por exámenes extraordinarios, materiales, cursos de regularización, duplicados de certificados, constancias, credenciales, transporte, servicios de alimentación, cursos complementarios fuera del horario normal y otras actividades extracurricurrales, así como el calendario de pagos, descuentos por pago anticipado y recargos deben ser proporcionados previamente por escrito.
En ese mismo artículo se señala que los prestadores de servicios deben proporcionar la relación “de tipos educativos y grados escolares ofrecidos” pero también mencionar la fecha y número del acuerdo por el cual se otorgó la incorporación o Registro de Validez Oficial de Estudios (RVOE). En caso de que los estudios carecen de dicho reconocimiento deben explicar las razones.
“Es muy importante que los padres se informen que la escuela particular a la que acudirán sus hijos tengan Registro de Validez Oficial y que no simplemente esté en trámite”, recomienda el delegado de la Profeco, quien reconoce que los días que los estudiantes pierden en las escuelas públicas –ya sea por suspensiones injustificadas o paros acordados por la dirigencia magisterial- influye en la proliferación de instituciones privadas y el aumento de la preferencia hacia ellas entre las familias.
El negociazo
El Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) tiene registradas 133 escuelas particulares de nivel preescolar en la que trabajan 467 personas y atienden a 7 mil 729 alumnos. Para el nivel primaria el número de estudiantes se duplica con 16 mil 120 alumnos distribuidos en 115 escuelas, su plantilla laboral es de 779 integrantes.
En el caso de las secundarias privadas la cantidad es inferior, pues sólo existen 71 con registro. En ellas estudian 6 mil 484 alumnos.
Por el reducido número de alumnos inscritos en una escuela particular –que no representan ni el 1% de la matricula que existe en las más de diez mil escuelas públicas- bien se podría creer que son las personas adineradas quienes deciden pagar por la educación de sus hijos. La maestra en psicoanálisis y educación, Alba Serna López, considera que muchas familias hacen un gran esfuerzo y optan por la enseñanza privada:
“Sí es cierto que quien tiene más recursos económicos opta por la educación privada pero no es exclusivo de la clase alta, hay quienes sacrifican mucho de su ingreso con tal de que sus hijos tengan, aparentemente, una mejor educación pero lamentablemente no siempre es así porque una escuela privada no es garantía de calidad, algunas son meros negocios y no tienen calidad educativa”.
Para evitar inscribir a sus hijos en ese tipo de escuelas que por lo regular no garantizan sus profesores cuenten con el perfil idóneo, la ex directora del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) sugiere conocer el perfil de los maestros de la institución a elegir y en dónde estudiaron, “que sean profesionales de la educación y no bachilleres o improvisados”.
Comprobar que las instalaciones sean las adecuadas; constatar que en los contenidos programáticos se incluya el desarrollo humano de los estudiantes –talleres extracurriculares-; y que exista un proceso de evaluación constante para alumnos, profesores y en sí todo el personal de la escuela, son algunas de las recomendaciones que Serna López considera importantes en la elección de una institución privada.
Daniel Martínez Nuñez, director y representante legal del Colegio Teizcali –cuyo preescolar y primaria recibieron su clave de incorporación en abril de 1997 y de la secundaria en diciembre del 2002- critica a quienes hacen uso de la escuela privada solo porque tiene dinero, sin importar la educación que reciben sus hijos.
“Que tenga renombre, eso es lo que compran los papás, no importa que a sus hijos los estén intimidando o atiborrando de información que no le va a ser útil”. Y es que pocos son las madres y padres que investigan cómo son sus hijos y cuál es el tipo de educación que favorece a su educación.
“No nos preguntamos si la escuela le va a favorecer en su formación, si la niña o el niño está a gusto o sí le va a favorecer a su personalidad porque desde preescolar va descubriendo qué va a ser el alumno pero los papás piensan que eso ocurre hasta la educación vocacional”.
Al referirse del proyecto educativo que hace casi 12 años inició por la necesidad de darle educación de calidad a sus hijas, el licenciado en educación especial Daniel Martínez asegura que en el Colegio Teizcali se ofrece una atención personalizada para que los alumnos se formen emocional, física y psicológicamente, aunque esa propuesta no es fácil de comercializar.
“No se vende porque cuando termina la clase el papá no ve que la niña o el niño lleve el bonche de libros y eso implica más atención de los padres, que los lleven a la biblioteca, al zoológico o a investigar a con un veterinario, según sea el tema. En esta escuela usamos los libros que proporciona la SEP, pero se leen muchas revistas, periódicos y se da buen uso al internet”.
Sugiere que cuando los padres compran un servicio “lo comparen con base en la cantidad, aquí es más calidad, se dialoga, hay noticias, hay proyecto individuales y de grupo”, lo que le permite entender porque el 40 por ciento de los 120 alumnos son de origen extranjero, “son papás que buscan proyectos semejantes a los que hay en su país”, explica el también especialista en lenguaje y comunicación y en problemas de aprendizaje.
Con una escuela privada “se hace un dineral”. Por ejemplo, si una escuela con 600 alumnos cobra mil 500 pesos por colegiatura, al mes capta 900 mil pesos de los que obtiene 400 mil ó 500 mil pesos de ganancia si le restamos el gasto de la nómina, mantenimiento y el pago de otros servicios.
Conveniencias
Horarios amplios, actividades extracurriculares, calidad educativa, prestigio y la inexistencia de paros escolares, son algunas de las causas que llevan a madres y padres a inscribir a sus hijos en escuelas particulares.
La oferta es variada. Existen las escuelas que gozan de prestigio y colegiaturas accesibles -por arriba de los mil 500 pesos- o aquellas cuyo cupo está al tope, a pesar de que superan el costo promedio (2 mil pesos) por colegiatura.
A Elvira Flores, una trabajadora de una oficina pública no le importa invertir el 30% de su salario para que su hija Sandra curse el segundo de preescolar en un colegio privado, sin embargo el regreso a clases es el gasto más fuerte y en un intento por ejemplificar el gasto hace cuentas:
“Al año pago diez colegiaturas de dos mil 10 pesos cada una. No pago los meses de Julio y Agosto pero en vez de eso debí pagar casi mil pesos de reinscripción, 550 de la cuota de padres de familia y mil 500 pesos del material escolar, eso sin contar los mil 500 de pesos de la lista de libros de texto y lo que me cuesten los cuadernos, libretas y demás material que voy a comprar en la próxima quincena”.
La educación es primero
Ella no oculta que para costear la educación de su única hija debe economizar en otros aspectos pero admite que lo hace porque “prefiero eso a que mi hija vaya a una jardín de niños donde sólo dan clases 3 horas y suspenden labores por cualquier motivo”. Del uniforme, por ahora, no se preocupa, pues ocupará las prendas que adquirió el ciclo pasado en la misma institución, porque en ninguna tienda de uniformes escolares las encuentra.
Lo que Elvira no sabe es que los estudiantes de una escuela privada no están obligados a usar uniforme escolar, ya que el artículo 6 del “Acuerdo que establece las bases mínimas de información para la comercialización de los servicios educativos que prestan los particulares” señala que el diseño, costo y proveedores debe convenirse por lo menos 60 días antes del período de inscripción, lo cual no se hace. Tampoco se informa, dos meses antes, de los aumentos a las colegiaturas
Si bien el delegado de la Profeco reconoce que la principal anomalía que se presenta en las escuelas particulares es la negativa de los propietarios a devolver el dinero de una colegiatura o inscripción, en lo que va del año sólo se ha presentado una queja por tal motivo, la cual se concilió.
Como cada año la Profeco enviará a las escuelas particulares un exhorto para que cumplan con el “Acuerdo que establece las bases mínimas de información para la comercialización de los servicios educativos que prestan los particulares”, y a finales del agosto iniciará una evaluación de 5 ó 6 planteles elegidos al azar. En caso de que incumplan se pueden imponer sanciones económicas de 500 a 18 mil 500 pesos.
Para evitar caer en una escuela “patito”, es preciso elegir una que no sólo esté preocupada por su prestigio y ganancias, sino también por la calidad educativa.