Las aventuras del periodismo en una transición pactada

C. Porfirio SantibáñezDos años después de inaugurada la alternancia en el poder ejecutivo del estado, hoy está más claro que nunca que por su marca de origen y por su inexperiencia para conducir, el gobierno del cambio de Oaxaca así como todos los partidos y organizaciones que se coaligaron para formarlo han sido deliberadamente incapaces de sentar las bases para resolver los principales problemas del estado.

Hasta ahora, el gobierno del cambio ha enfrentado muy serias dificultades en algunas de las acciones de mayor trascendencia emprendidas por él; algunas las ha superado y otras están en proceso pero es de dudarse que obtenga buenos resultados.
En función de lo anterior el gobierno actual ha tenido que dedicarse a apagar las hogueras encendidas en varias partes y aplazar su aspiración de conducir a una sociedad que ya no se deja gobernar con los modos rebasados de la vieja cultura política.

Gobierno mínimo
Comparados con las expectativas que despertó el cambio de colores en el ejecutivo, los resultados de dos años de gestión gubernamental dejan mucho qué desear, contienen avances sí, pero resultan mínimos y hasta cuestionables al lado de lo que la ciudadanía esperaba. Solamente si se les compara con la gestión y los resultados de gobiernos anteriores, los resultados de Gabino Cué reciben el beneficio de la duda.
No está en las manos de este gobierno manejar las variables de la economía nacional e internacional, pero no puede, aunque quisiera, escapar a sus efectos: el futuro económico de la mayoría de los oaxaqueños está peor que su difícil presente y esto alimenta la irritación social que se observa en las calles. Mezclada con ingredientes locales tales como la explotación de minerales, la generación de energías alternativas y hasta el saqueo de recursos maderables, la situación económica le presenta al gobierno del cambio algunos desafíos que está teniendo que enfrentar.

Pacto secreto con URO
Por evidencias y presunciones estrictamente locales, la gente desconfía ya de este gobierno por su actuación en asuntos como el problema de los Chimalapas, el conflicto triqui, el conflicto con la minera Cuzcatlán y otros.
Muchos oaxaqueños tienen la sensación de que un pacto secreto con los derrotados en las elecciones de 2010 permitió una entrega-recepción y un ejercicio inicial sin grandes sobresaltos, pero al mismo tiempo garantizó que no se persiguiera el saqueo, la corrupción, ni la violación de los derechos humanos cometida durante el sexenio anterior. De acuerdo con esta presunción, luego de las elecciones de julio de 2010 no hubo conflicto postelectoral a cambio de evitar uno de los reclamos principales de la sociedad, el ajuste de cuentas con el pasado.
Otro hecho que ha dado lugar a la suspicacia ciudadana es la suposición de que gracias al probable pacto secreto entre ganadores y perdedores, una buena parte de los mandos medios del régimen anterior sigue manejando los asuntos más importantes del gobierno.

Siguen los bloqueos
Es posible que gracias a estas percepciones populares aunadas a la ineficiente operación de los funcionarios que iniciaron su gestión el primero de diciembre de 2010, los oaxaqueños sigan saliendo a las calles a protestar; la costumbre de bloquear calles, puentes y carreteras continúe afectando la economía, la educación y a ciudadanos que no tienen nada que ver con la falta de solución a problemas específicos.
Algo importante debe estar fallando para que los actos de violencia y los crímenes vinculados a la política regresen eventualmente a la escena pública para hacernos ver que, por lo menos en este rubro, no hay cambio alguno.
De acuerdo con el sentir de una gran parte de la ciudadanía, las omisiones más graves del gobierno del cambio están en el nulo ejercicio de algunas responsabilidades concretas de sus integrantes.
La educación que se imparte en todo el estado, desde la elemental y la básica, hasta la media superior y superior, sigue esperando a la inteligencia y a las manos salvadoras que la pongan a la altura de las necesidades del estado y de los desafíos que enfrenta.

El regreso del PRI en Oaxaca
Un difuso poder diluido entre diferentes partidos y organizaciones que a cada paso se contradicen y hasta se obstaculizan entre sí, no ha entregado buenos resultados ni augura un futuro promisorio, especialmente si se toma en cuenta que la fuerza política tricolor desplazada por las elecciones de 2010 hace cuentas alegres y lleva a cabo sus primeros preparativos para volver triunfalmente, alentada por el regreso reciente del PRI a Los Pinos.
Un lugar común sostiene que las elecciones no las ganan los partidos, sino las pierden los gobiernos. Esta suposición es tan conocida que seguramente desde el primero hasta el último de los integrantes del gobierno del cambio la conocen y precisamente por la vocación de poder que tienen decidieron mantener la alianza que les abrió las puertas del gobierno.
Más allá de los discursos en los que se cantan loas a lo logrado, en las elecciones locales del 2013 en las que los votantes elegirán presidentes municipales y diputados locales, sabremos con cierta precisión cuál es el sentir de los ciudadanos activos y participantes hacia el gobierno del cambio y sus partidos.
En este marco general, detalladamente documentado por la prensa diaria y los periodistas locales, se desarrolla la relación prensa-gobierno en el primer gobierno de la alternancia que inició su gestión el primero de diciembre de 2010.
Gracias a la labor informativa de todos los periodistas de Oaxaca, se puede dar un vistazo general a lo que ha pasado desde 2010 hasta la fecha.

Periodismo y transición
Como parte de esta compleja realidad que tiene muchos detalles más, el periodismo de Oaxaca vive su propia transición y no podría evitar hacerlo porque tiene que adecuarse a los nuevos tiempos en los que la gente sigue votando contra los que ya estuvieron en el poder y reclama que, por lo menos, los funcionarios cumplan con las responsabilidades que tienen asignadas.
El periodismo y los periodistas de Oaxaca están cambiando pero su transformación no es profunda sino que se queda en la superficie, en función de la circunstancia histórica que vive.
Las primeras señales enviadas por la nueva administración sugirieron que el trato del gobierno con los medios iba a mejorar sustancialmente en beneficio de la sociedad, pero particularmente de los periodistas y en último término del gobierno del cambio.
Tanto los primeros discursos del gobernador como el nombramiento de dos periodistas al frente de la oficina encargada de atender esta tarea parecían indicarlo así. Gobiernos anteriores habían colocado siempre en la dirección de la llamada comunicación social del gobierno del estado a personas ligadas al periodismo pero no a periodistas en activo por lo que se pensó que esta vez el resultado sería diferente pero la verdad es que el trato no cambió tal vez porque, en los entretelones del poder, el jefe de gobierno privilegió el trato con los empresarios del ramo, con unos más que con otros, y siguió dando un trato desigual a los medios.

Prensa y gobierno
A reserva de analizar este fenómeno con mayor detalle y discutir posteriormente si los periodistas son los más indicados para encargarse de facilitar las relaciones entre la prensa y el gobierno, a los periodistas ungidos como funcionarios del gobierno del cambio parece haberles sucedido lo mismo que les pasó a algunos de los activistas, académicos e investigadores designados como funcionarios del gobierno emergente: tuvieron su oportunidad y vivieron cualquiera de estas dos cosas; o no los dejaron hacer o no pudieron con el trabajo que les fue encomendado.
Aunque no podemos generalizar, valdría la pena considerar que no es lo mismo enseñar en un aula, realizar una investigación, escribir una nota de opinión o publicar un reportaje que ocuparse de las complejas tareas de un gobierno tan asediado como el del cambio.
En Oaxaca también ocurre lo inverso, que es igualmente criticable, hay quienes pasan tranquilamente y sin el menor rubor de una función pública al periodismo con la carga de subjetividad y la suma de parcialidades que ello implica.

Arreglos prensa y poder
El arreglo cupular entre gobierno y empresarios del periodismo le puso una camisa de fuerza al desarrollo del periodismo en los tiempos de la alternancia pues para mala fortuna de la opinión pública los empresarios sólo ven a sus empresas como fuentes de ingreso y medios para relacionarse con el poder público en turno lucrando con la información que difunden como si fuera propia.
Como los empresarios sólo piensan en los mecanismos que les permitan obtener las mayores ganancias con una inversión mínima y espacios de poder para los suyos; ya no se abordaron temas centrales de la relación prensa-gobierno como la de institucionalizar la carrera de periodismo, el salario mínimo profesional para los periodistas, la transparencia en las relaciones del poder público con los medios y otras temas igualmente importantes.
Las demandas sociales no son el centro de interés de los dueños de medios, creen que hacen mucho con tocarlas de manera tangencial. De allí que el periodismo de investigación y el análisis documentado de los problemas del estado se encuentre en el último lugar de sus preferencias. Si el nuevo gobierno sigue en gran parte las pautas de los gobiernos del pasado a los que aparentemente desplazaron, los empresarios del periodismo no desentonan en este concierto, pero de voluntades.

Críticos de ocasión
Seguramente por eso a los lectores frecuentes de medios impresos y electrónicos no nos ha sorprendido que los complacientes que en el pasado reciente aprobaban todo lo que hacían los gobiernos anteriores se hayan vuelto, durante el tiempo en el que todavía no se arreglaban, críticos acérrimos de la gestión oficial de los asuntos de interés público y que después hayan vuelto a su normalidad aduladora o a la costumbre de ocultar fallas y minimizar reclamos ciudadanos.
En este brevísimo recuento sobre el periodismo de Oaxaca en la actualidad es un deber destacar que quienes le han dado valor a la palabra impresa o pronunciada en la coyuntura del primer gobierno de la alternancia es el sector conocido como la tropa de los medios, los emprendedores que han arriesgado gran parte de sus mínimos activos para abrir páginas electrónicas del más diverso contenido y los críticos de siempre que siguen haciendo su labor de documentar puntualmente, con independencia y rigor, el acontecer cotidiano de nuestro estado.

Cambiar el periodismo
Abrirse paso en un medio tan complejo, tan competido y tan acotado como el del periodismo oaxaqueño es un reto en sí mismo y no cualquiera lo hace ni permanece. Se necesita una disposición especial para hacerlo y el sector de los emprendedores, los críticos y la tropa la tiene; por ello los integrantes de este sector son los que van a cambiar el periodismo a profundidad y de hecho ya lo están haciendo.
La visión crítica de los hechos que configuran el diario acontecer de nuestro estado no sería posible sin la presencia, el trabajo y las aportaciones de los integrantes de este sector que se encuentran en todos los medios y en todos los lugares donde suceda algo de interés común. Creo que es necesario reconocer su trabajo porque en ellos está cifrado el porvenir.