Viajeras, 5 semanas sin ingresos

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— ¿Por qué no habías venido, paisana, he necesitado tu crema agria?

— Esos hijos de la chingada no dejaban pasar, los profesores. Cinco semanas no pude venir manito.

— ¿Y qué hacías? ¿Cómo te ganabas la vida?

— Hacía tamalitos, pero como no había dinero nadie compraba. Nosotros lo comíamos.

— ¿Cómo cuántas más salen a vender a otros lugares?

— ¡Ay!, pues muchas, muchísimas, a Puebla, México, Coatzacoalcos, Minatitlán, Villahermosa, Huatulco, Puerto Escondido, aquí Oaxaca, Tlacolula, muchísimos lugares. Nosotras las viajeras compramos todo el totopo, queso, camarón, tamales, curado (conservas), pan que nos venden los otros paisanos allá. Toda esa gente también se quedó sin vender, ¡así los cerros de totopo, manito!, y de queso y camarón y de todo. Triste vieras.

— ¿Qué opinas de los maestros que no te dejan pasar?

— A esos qué les importa la gente pobre, igual al gobierno que no hace nada, ellos como tienen seguro su dinero, pero la gente que tiene que viajar para vender, no, no es justo. ¿Qué se creen, pues?