Te fuiste sin ruido contrario al tren

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Despedida a mi padre Pedro Blas Amador


Cuauhtémoc Blas López

 

Contrario al tren te has marchado sin ruido sin estridencias
tal cual fue la mayor parte de tu vida rielera
ni un gesto final de dolor
apenas un adiós taciturno un poco antes
unos minutos antes
no alcancé ver que arribabas a la estación ineludible
¿qué música o poema recordarías?
alcanzaste a escribir por ahí lo de Gutiérrez Nájera
“donde parezca sueño la agonía ”
en el cabús de tu vida
te pusiste a cantar y a decir más poemas

 

¿qué fue lo último en tu mente?
quizá las infinitas líneas de rieles
tendidas por ti en tu juventud de peón de vía
y después recorriste de garrotero
de despachador de coches y carros
de truquero y demás puestos de tus buscados ascensos
entre fierros que te llevaron a Hibueras a Pantaco
a Tlanepantla a 1959 cuando López Mateos los despidió a todos
a Vallejo a ti a miles de vallejistas en huelga
de aquella nación perdida y dilapidada
les echaron al ejército
esa violencia te desconcertaba

 

 

Poco a poco entendí la aventura el sello trascendental
de haber tenido un líder incapaz de una mínima traición
pocos como Demetrio nadie como él sostienen en sus dichos
los viejos rieleros redivivos con la flama de esa hombrada
también despojados de todo pero sin esa llama caminan por su lado
“tlacuaches” y “charros” quienes nunca combatieron

tú peleaste dejas tu rojo grano de arena
de aquel tiempo cuando eras fuerte

yo anduve en algunas de tus contiendas
en ocasiones metido en tus historias mientras el tren pitaba
cada vez más cerca o cada vez más lejos
y el viento olía a diesel y gardenias
otras veces ya pude acompañarte
a probar el ácido de los traidores
—siempre los traidores—
los de una dura jornada
querían vender el movimiento urbano del ejido
tú invariablemente del lado justo hasta el final
con otras batallas
por atenciones a los viejos en la “casa de día”
por sillas de ruedas y bastones
por auxilio a los desafortunados abuelos
tanta causa perdida de antemano
don Pedro Blas Amador te reñí

 

pero cómo quisiera hoy haber perdido contigo más causas perdidas
con los políticos y su burocracia de piedra
con los médicos y charlatanes
jamás te quitaron los dolores sólo el dinero
con tu hijo ingrato quien te envolvió en su olvido

 

queda lo imborrable
tu bolsa de caramelos para los días helados en la casa de adobe
dulces tehuanos
calorías para menguar el frío decías
la mesa que sacábamos hacia la fresca buganvilia
después del silbato de las tres de la tarde
hora de salida del taller central
en aquellos días de calor inmenso en rincón antonio
comíamos en medio del gran patio de árboles
de pájaros y flores
de plantas y pastos que nos ordenabas segar
¡había un pozo de agua cristalina y rondana de plomo!
el árbol de tamarindo era mi escondite y mi aeronave
enderezada contra el enemigo

 

de tu mano a la escuela 20
a la zapatería de Ovando
a comprar madera
“esta no sirve porque le entra la uña”
no lo olvido
tampoco tu oración espontánea
“busca unirte con quien entienda tus luchas”

 

nos abrazabas mucho sabías sin duda lo recio por venir
o quizás por el latido de tu hermano Rómulo quien murió de 11 años
lastimado en el duro rancho gubiña de tu niñez

 

un domingo de ramos fuimos a su tumba en juchitán:
“aquí está Rómulo mi hermano más chico”

 

fue tu voluntad ser enterrado
con tu pequeño hermano muerto que extrañaste toda la vida
allí te quedaste
allí con él seguirás