Crónica de días violentos

El Istmo y Oaxaca, un polvorín

Guadalupe Ríos

 

Un adolescente camina sobre la carretera Panamericana en medio de cenizas y pequeñas llamas humeantes que consumen lo que aún queda de dos autobuses de pasaje de la línea SUR en Juchitán. Son casi las dos de la tarde del domingo 19 de junio y él no entiende nada de lo que pasa. A su alrededor hay tiendas, una agencia automotriz, un cinema y un café, saqueados por grupos de vándalos.

 

Más allá, un mototaxista esquiva temeroso los vidrios y restos de una barricada de llantas que el fuego fundió con el chapopote de la carretera internacional a unos pasos del puente del Río “Los Perros”, mientras al fondo, en el crucero del canal 33, el campamento de maestros de la Sección 22 -rodeado de representantes de organizaciones sociales y políticas solidarias-, permanece en alerta en espera de un desalojo que nunca llegó.

 

Probablemente ni el mototaxista ni el adolescente sabían que el triste escenario que veían era productode la radicalización de la lucha magisterial contra la Reforma educativa y por la detención de sus principales líderes, Francisco Javier Villalobos (Chico Pelón) y Rubén Núñez Ginés el 11 y 12 de junio respectivamente,acusados por el gobierno federal de delitos como robo calificado, lavado de dinero y manejo de recursos de procedencia ilícita entre otros.

 

La última batalla

 

Como cada año, los docentes iniciaron el paro indefinido el 15 de mayo, pero esta vez los agremiados fueron advertidos que se trataba de “la última batalla”, la decisiva, para lograr la caída de la Reforma Educativa o sucumbir en el intento.

 

Si bien el movimiento no inició con el respaldo de los 28 estados como pretendía la CNTE, la detención de los líderes convirtió la manifestación pacífica en una insurrección que se sumó a la lucha de estados como Chiapas, Guerrero y Michoacán y levantó simpatías y marchas de solidaridad en Chihuahua, Sonora, Baja California, Veracruz y Jalisco.

 

Junto con las organizaciones solidarias llegaron también los grupos de vándalos y delincuentes que habrían de aprovechar el “río revuelto” para obtener beneficios personales.

 

Durante una semana, la protesta de los maestros se había centrado en la capital oaxaqueña, pero la detención de “Chico Pelón” movilizó a las regiones y la tarde del once de junio inició el bloqueo en Juchitán y Tehuantepec y un día después, confirmada la aprehensión de Nuñez Ginés, se incrementó en otros cinco puntos de la región istmeña dejando interrumpido el paso hacia Chiapas y Veracruz.

 

En el resto del estado los maestros y maestras hicieron lo mismo e instalaron bloqueos en más de quince puntos carreteros impidiendo el paso sobre las carreteras 135, 185, 190 que unen al estado de Oaxaca entre sí y con los estados de Puebla, Veracruz, Chiapas y hacia la ciudad de México.

 

La detención de los dirigentes fue la respuesta del gobierno federal al abierto reto que días antes hiciera Nuñez Ginés ante los medios, de despedir a quienes faltaran a las aulas. Los inconformes respondieron que no tenían miedo que la SEP despidiera maestros que no trabajaran por estar en paro: “hagamos la prueba” -decían- e insistían en que los despidieran a todos. “60 mil en Michoacán, 80 mil en Oaxaca… vamos a salir a las calles con más de 300 mil maestros del país” y también, consciente de los diversos delitos que se le imputaban, rechazaba tener miedo a que lo detuvieran.

 

La dirigencia de la Sección 22 apostaba a recibir el apoyo de al menos 28 estados de la República y sumar a todas las asociaciones y sindicatos para “tumbar la reforma educativa”. Gracias a su obstinación y a la incapacidad del gobierno federal logró una respuesta casi nacional de solidaridad tras el intento de desalojo violento del bloqueo en Nochixtlán y el Crucero de Hacienda Blanca, en la ciudad de Oaxaca, con saldo de unos nueve muertos, cinco desaparecidos y cerca de un centenar de heridos, además de pérdidas millonarias para el comercio, empresas y para el mismo gobierno.

 

El Istmo de Tehuantepec

 

El jueves 16 de junio un convoy de la gendarmería dispersó los bloqueos en Tequisistlán y Jalapa del Marqués, al poniente de la región istmeña e ingresó a la zona militar de Ciudad Ixtepec a través de la Súper Carretera; en el costado oriente de la región rompieron el bloqueo en un enfrentamiento fugaz en Zanatepec con los maestros y avanzaron rumbo a Ixtepec, donde también dispersaron a los docentes en un enfrentamiento que dejó al menos tres docentes lesionados, dos hombres y una mujer. Media hora después Zanatepec reiniciaba el bloqueo de la carretera.

 

Las acciones de desalojo anunciadas por la policía federal y estatal obligó a los docentes apostados en el canal 33 de Juchitán, a pedir el respaldo ciudadano por lo que comenzaron a sumarse organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones políticas, sociales y sindicalistas de la Secretaría de Salud.

 

Pero también acudieron al llamado grupos de la delincuencia que se acercaron al entorno del bloqueo y armados con piedras, palos e incluso armas de fuego, dieron una primera muestra de su presencia al enfrentarse dos bandas antagónicas.

 

Un grupo de vándalos se apoderó de un camión repartidor de la empresa Modelo del Istmo (Corona), lo saqueó, algunos bebieron las cervezas y luego le prendieron fuego a la cabina sobre la carretera Juchitán-Ixtaltepec, a unos 200 metros del bloqueo de los maestros; después vandalizaron en la terminal de autobuses Cristóbal Colón, secuestraron dos unidades de la línea SUR y con ellas instalaron su barricada sobre la carretera Panamericana frente al puente del Río Los Perros.

 

En un mensaje público el alcalde juchiteco Saúl Vicente Vázquez externó su solidaridad con la lucha de los docentes, pero también les hizo un llamado para replegarse a un solo punto y analizar una tregua en su movimiento para crear condiciones para el diálogo. La propuesta cayó en el vacío.

 

Por la noche los vándalos iniciaron el saqueo de tiendas Soriana, Oxxos, Autozone, Cinema Henry, Italian Coffe, y Automotriz López Lena. De este último negocio se robaron seis vehículos entre ellos dos patrullas de policía. Cuatro unidades fueron recuperadas y dos no se localizaron.

 

Asimismo un agente de seguridad de Petróleos Mexicanos fue detenido por los belicosos cuando intentaba tomar fotografías del bloqueo, le rociaron gasolina y amenazaron con quemarlo vivo. Los maestros tuvieron que intervenir y ponerlo a resguardo para luego entregarlo a la autoridad municipal.

 

En Salina Cruz, los federales rompieron el bloqueo y apoyaron el ingreso de más de 50 pipas a la Refinería Antonio Dovalí Jaime para desfogar las plantas y aliviar la presión de la planta.

 

Desde la noche del viernes y hasta la madrugada del lunes el saqueo continuó en tiendas Coppel, Soriana, Aurrerá, y negocios de Plaza Pabellón en Salina Cruz y en Tehuantepec donde los robos no solo lo hicieron jóvenes vándalos sino también habitantes que acudieron en forma masiva para apoderarse de lavadoras, estufas, electrodomésticos, ropa, llantas y equipos electrónicos en un hecho inédito en la región del Istmo.

 

El domingo 19 en otra jornada violenta en Juchitán, sujetos con el rostro cubierto le prendieron fuego a los dos autobuses de la línea SUR que tenían en su poder y amagaron con saquear otros negocios pero se enfrentaron en un zafarrancho con vecinos de la Primera Sección que impidieron su avance.

 

La policía municipal de Salina Cruz y de San Blas Atempa logró la detención de una docena de personas en flagrancia, mismas que fueron remitidas ante las autoridades ministeriales. En Juchitán también se reportó la detención de unas cuatro personas.

 

Los maestros se deslindaron de las acciones vandálicas pero siguieron consintiendo la permanencia de los belicosos en las inmediaciones de su bloqueo. Diez fracciones políticas de la oposicionista Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) ratificaron su respaldo a la lucha del magisterio pero demandaron una tregua para crear condiciones para el diálogo con el gobierno federal. Tampoco fueron escuchados.

 

Las consecuencias

 

Después de los primeros quince días de bloqueo a las principales carreteras que comunican a Oaxaca con la capital mexicana y con los estados de Puebla, Chiapas y Veracruz, en las ocho regiones del estado comenzó a resentirse el desabasto de productos básicos como huevos, pan, leche, verduras y legumbres y las que se conseguían aumentaron el precio hasta en más del cien por ciento. Juchitán, principal centro abastecedor de la región istmeña, resintió severa crisis.

 

El 23 de junio, el responsable de la Unidad operativa de las tiendas Diconsa región Istmo-Costa, Cristhian Hernández informó que casi un millón de personas que viven en 114 municipios marginados del estado en la región Istmo y Costa sufrían por el desabasto de maíz y productos básicos, pues 530 tiendas de 855 establecidas se encontraban totalmente desabastecidas.

 

Asimismo las familias humildes que habían sido beneficiadas con la tarjeta del Programa Alimentario “Sin Hambre” no las pudieron recibir debido al cierre de las carreteras.

 

Otro de los problemas que provocaron los bloqueos fue la falta de gas LP y gasolina no sólo en la región del Istmo sino en algunos otros puntos del estado y de municipios vecinos del estado de Chiapas y Veracruz pues las pipas que les abastecían del combustible permanecieron durante diez días varadas en las carreteras poniendo en riesgo de paro técnico a la Refinería Antonio “Dovalí Jaime” del Puerto de Salina Cruz que llegó a un punto de saturación.

 

Fue hasta la noche del viernes 17 cuando los elementos de la policía federal rompieron con bombas de gas lacrimógeno el bloqueo que maestros tenían en la entrada del puerto y abrieron paso a las pipas hacia las instalaciones petroleras, y una vez cargadas éstas recorrieron las carreteras custodiadas por la policía hacia los estados de Chiapas, Veracruz y Tamaulipas llevando gasolina, turbosina y propileno entre otros combustibles.

 

El cierre de carreteras también provocó una falta de dinero circulante en los bancos, razón por la que éstos dejaron de pagar cheques de cinco mil pesos, se retrasó cinco días el pago de los salarios de los trabajadores municipales y algunos negocios se vieron obligados a dar descansos sin goce de sueldo a empleados de algunos hoteles y restaurantes que cerraron sus puertas, mientras la principal línea de autobuses ADO-OCC suspendió todas sus corridas.

 

“Ahora que ya iniciaron la negociación con el gobierno, pedimos a los maestros que se replieguen, que levanten los bloqueos como muestra de voluntad para que dejen fluir en las vías de comunicación todo lo que requieren los pueblos”, pedía el representante de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en el municipio juchiteco, Gilberto Prado el 23 de junio pero hasta el cierre de la edición, los bloqueos continuaban, aunque en algunos casos de manera intermitente para dar paso a unidades particulares.