La IndiaPendencia de México

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Año con año en estas fechas nuestros gobernantes acostumbran festejar el aniversario del “grito”. Esta vez nos dicen que el 15 de septiembre festejemos el bicentenario de la independencia de nuestra Patria, siendo que en esa fecha el cura Hidalgo inició la lucha armada que no fue la causa precisa de la independencia de México. En los programas de enseñanza que aprueba la SEP se enfatiza el heroico levantamiento, pero se explica poco a los estudiantes el por qué, a pesar de tan gloriosa gesta, nuestro país sigue siendo dependiente.

“Ahora hay quien asegura que el indio miente
Del sudor y tristeza con que batalla
Y aun hay quien asegura que nada siente
Porque miran que el indio padece y calla…”

“Ignoran que las fuerzas que creen yertas
Un día rechazarán al invasor
Y revivir podrían sus glorias muertas
Con los ecos marciales del caracol…”
“Raza de bronce” Dominio Popular.


Es importante aclarar que durante los tres siglos de colonia hubo un sinnúmero de próceres que hicieron amagos independistas: desde Gaspar Nyanga, (el Rey Yanga) hasta el licenciado Francisco Primo de Verdad y Ramos, pasando por William Lamport (Guillen de Lampart), el Indio Mariano y muchos otros que la historia registra. Hoy el Departamento de Estudios Históricos de Los Tompiates dedica la presente entrega a la precisión de lo que el gobierno debería festejar el próximo 15 de septiembre.

Mucha falta nos hace la explicación del famoso grito, respecto del cual las fuentes coinciden en que lo que Hidalgo profirió fue “¡Viva Fernando VII!”, “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”, “¡Muera el mal gobierno!”, quedando en discusión si dijo “¡Viva América!”, o si dijo “¡A coger gachupines! pero, eso sí, coinciden en que el susodicho cura Hidalgo (Quien se hacía llamar “Su Alteza Serenísima”) en ningún momento aludió a la independencia ni a México.

La primera referencia que conocemos en que el movimiento menciona a la independencia de lo entonces llamado “Nueva España” surge de una carta de José María Teclo Morelos Pavón y Pérez, de la que tomamos el siguiente párrafo:

Veo de sumo interés escoger la fuerza con que debo atacar al enemigo, más bien que llevar un mundo de gente sin armas ni disciplina. Cierto que pueblos enteros me siguen a la lucha por la independencia, pero les impido diciendo que es más poderosa su ayuda labrando la tierra para darnos el pan a los que luchamos

Huetamo, Provincia de Michoacán a los veinticinco días del mes de octubre del año de Nuestro Señor de mil ochocientos diez. José María Morelos.

Es necesario que recordemos las adversidades que enfrentaron los insurgentes, y como ejemplo, tenemos un pasaje de la Historia de México de Don Alfonso Toro. En ella, encontramos dos pasajes muy significativos, pues en el primero se explica la derrota militar, y en el segundo, la derrota política de los insurgentes:

“El 2 de enero de 1812, a las once de la mañana, se rompió el fuego por los realistas sobre la población; pero los defensores acobardados comenzaron a abandonar sus puestos, con lo que los soldados realistas, a las dos de la tarde eran ya dueños de la villa, huyendo todas las fuerzas insurgentes, sin quedar allí sino unos cuantos empleados inferiores. (pag. 142)

Crueldades de Calleja

La manera como trató Calleja a la villa de Zitacuaro, solo tiene parangón con el trato dado a los pueblos vencidos por algunos de los más bárbaros conquistadores asiáticos o africanos. Al día siguiente de la toma de la ciudad, mandó fusilar al subdelegado y a dieciocho individuos más; y el 5 de enero de 1812, publicó un bando previniendo que todos los vecinos sin distinción de sexo, edad ni condición desocuparan la villa dentro del improrrogable plazo de seis días, la que debería ser reducida a cenizas, sin perdonar ni los templos. Las tierras de propiedad particular se aplicarían a la Real Hacienda; los vecinos, so pena de la vida, debían presentarse a derribar las fortificaciones, y los solares debían sembrarse de sal, quedando prohibido reedificar la población. Este bando salvaje se cumplió al pie de la letra, después de permitir a la soldadesca el saquear las casas.”

Este hecho provocó que, con harta similitud a lo acontecido en la actualidad, a nuestros paisanos les saliera espontáneo lo culero. Los valientes, en proporción la misma cantidad que hoy día, siguieron peleando una guerra de guerrillas, que los dominadores nunca pueden vencer, pero que tampoco causan daños estructurales.

Nuestro segundo hecho lo protagoniza otro militar realista: Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu. Criollo astuto y marrullero, sanguinario como pocos (llegó a hacer matar a mujeres preñadas por el solo hecho de ser sus maridos insurgentes), degradado por habérsele encontrado malos manejos con los avituallamientos de sus tropas, conspira en la iglesia de San Felipe Neri (“La Profesa”) con el alto clero y la oligarquía Novohispana, grupos que miraban con pánico la disminución de sus privilegios y canonjías que representaba el acatamiento por parte de Fernando VII de la constitución Española, conspiración que resuelve conservar el estado de las cosas independizando a la colonia, y así Iturbide logra finalmente del virrey Apodaca el nombramiento de Comandante General del Sur y Rumbo de Acapulco el 9 de noviembre de 1820, con lo que vuelve al poder y al presupuesto.

Al principio, Iturbide lanzó al ejército contra las guerrillas de Vicente Ramón Guerrero Saldaña, confiando ilusamente en ganar la guerra así: nomás porque sí. Porque él era el Comandante. Porque él lo había decidido, es decir, sin idea de la situación ni conocimiento del terreno ni estrategia de campaña.

Después de cuatro derrotas al hilo (Tlatlaya, Zapotepec, Totomaloya y Chichihualco) un inexplicable asomo de razonamiento le dice: “si no puedes vencerlos, únete a ellos” y decide negociar el fin de la guerra con el insurgente. Sigue diciendo Don Alfonso Toro:

“...donde después de cambiar mutuas cortesías, se pusieron de acuerdo en todos los artículos del plan, y en seguida el caudillo insurgente puso a sus soldados, unos tres mil hombres, a disposición de Iturbide...”

La noticia corrió como reguero de pólvora. Realistas como Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, igual que insurgentes como José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix (Guadalupe Victoria) se adhirieron. Así las cosas, el próximo 28 de septiembre de 2010 se cumplirán 189 años de la existencia del México independiente, pues fue en esa fecha en 1821 que se firmó el Acta de Independencia de México.

Finalmente, se da el verdadero grito de independencia en la Ciudad de México. Grito que marca el inicio de un gobierno mexicano en el territorio de la pretérita Nueva España.

Grito que surge desde las profundas oscuridades de la reacción. Grito que dejó a la patria en condiciones similares a las de la dominación española, es decir, al pueblo cargando con una burguesía abusiva e insensible. Grito que registra Don Alfonso Toro en los siguientes párrafos:

“La noche del 18 de mayo de 1822, el sargento Pío Marcha y el coronel de granaderos Epitacio Sánchez hicieron tomar las armas a algunos grupos de soldados, y poniéndose al frente del populacho de los barrios bajos de la ciudad de México, se dirigieron al centro, al grito de viva Agustín I.

El caudillo aparentó sorprenderse; pero la circunstancia de que se iluminaran y adornaran los principales edificios y se repicaran las campanas de todos los templos de la ciudad indicaba que se trataba de un plan preparado de antemano.”

La enseñanza de nuestra historia, en este caso de la lucha de independencia, nos dice que empezó con un grito que llamaba a la guerra donde murieron muchos indios (Indígenas Mexicanos que siguen siendo llamados así para conmemorar el error geográfico de Cristóbal Colón cuando llegó al continente) y terminó con otro, y que todo siguió igual: nuestro inimitable gatopardo Mexicano donde seguimos siendo muy uleeeeeros -porque pkarece que cooperamos pero actuamos en contra-, y los pocos valientes, muy conejos. ¡VIVA MÉXICO!

“¡Oh, Caballeros tigres- surgid ahora!

¡Oh caballeros águilas- resucitad !

¡Oh caballeros leones- llegó la hora!

de desafiar con el alma la tempestad”

La Raza de Bronce.- Dominio popular