Los problemas del Frente PAN-PRD

Gerardo Nieto*

 

“Dada la debilidad del PRD y PAN, el Frente tenía poca viabilidad desde el comienzo; su única oportunidad era que AMLO se colapsara o el PRI nominara un candidato incapaz de crecer en la campaña. Es decir, la oportunidad del Frente reside en que a alguno de los otros dos les vaya mal y se encuentre ante la posibilidad de ser uno de los dos finalistas.

 

Una realidad compleja con muchas variables sin control no admite determinismos: “…todo es posible pero poco y nada es predecible” (Bauman, 2015:93). El juego de racionalidades muestra que cada actor relevante tiene su propia estrategia. Pero el resultado del proceso no se puede anticipar. Se entiende el por qué Mancera, Zavala y Moreno Valle se reunían y enviaban el mensaje sobre el método, pero no el acomodo final que definiría el proceso interno.

 

El dirigente de la izquierda social denuncia a una empresa vinculada al Gabinete de Comunicación Estratégica de Liébano Sáenz, que levantaba sondeos falsos para afectarlo. Es una arista de las muchas que ya están sobre la arena de la sucesión presidencial y que pretenden replicar el modelo 2006: de veto del régimen y el asalto al poder.

 

Así, en un contexto de muchos riesgos y con un ambiente sensible a todo, los tiempos se cumplen. La etapa de definiciones pasa por los irresolubles del Frente. Ese Frente nació con dos objetivos centrales: “…preservar el monopolio tripartidista (…) y, evitar que AMLO gane la presidencia”. (Rubio, 2017:24).

 

Sin embargo, esa racionalidad se trastocó cuando al interior del Frente se procesó la idea de alcanzar la presidencia de la República con uno de los suyos, lo que confrontó al establecimiento político e hizo reaccionar al régimen.

 

Guerra mediática contra Anaya

 

Vino la denuncia –con amplia cobertura mediática- del patrimonio de la familia del líder panista. Ahora, el asunto del método apuntó hacia una potencial fractura. La acción para debilitar al líder panista Ricardo Anaya no fue eficaz en su propósito de inhabilitarlo políticamente. Hoy no hay manera de bajarlo de la plataforma frentista, con la agravante de que el conflicto entre él y el establishment “…ha adquirido una dinámica de odios tan profunda que amenaza no sólo el monopolio, sino incluso la estabilidad futura del país”. (Rubio, 2017:24).  

 

El conflicto es irresoluble. El drástico acotamiento del espacio político de Anaya con ingredientes de una guerra política sin límites y sin mesura, Hizo que se negociara la hechura del Frente en la capital del país. Era el único recurso de negociación real que tenía el líder panista. Si el acoso contra Ricardo Anaya fuera mayor, podría haberlo acercado incluso a López Obrador para evitar que el PRI lo exterminara políticamente.

 

El régimen tuvo que medir sus acciones contra el panista. Está visto que Anaya sabe estirar la liga y en un descuido, ésta podría reventar. De pronto, el Frente se encuentra atrapado en una disputa entre personalidades dominantes, en un contexto de duda creciente: ¿cuántos de los perredistas votarían por un candidato panista? ¿Qué porcentaje de ese voto se iría a engrosar las filas de la izquierda social y cuánto se refugiaría en el PRI?

 

Frente, posibilidad de ser finalista

 

“Dada la debilidad del PRD y del PAN, el Frente tenía poca viabilidad desde el comienzo; su única oportunidad radicaba en la potencial circunstancia de que AMLO se colapsara o de que el PRI nominara un candidato incapaz de crecer en los meses de campaña. Es decir, la oportunidad del Frente reside en que a alguno de los otros dos les vaya mal y, súbitamente, se encuentre ante la posibilidad de ser uno de los dos finalistas.

 

Con los candidatos que llevan no lo van a poder lograr”. (Rubio, 2017:24). No tardará mucho en que el líder panista denuncie que el otro triunvirato, el de Zavala, Mancera y Moreno Valle, le hacen el trabajo sucio al régimen. Desde su origen, el Frente se concibió para beneficiar a Anaya en la presidencial y a Barrales en la Ciudad de México. Si el conflicto interno escala, Anaya siempre podrá rectificar el apoyo del PAN en la capital del país. En términos de voto, el PRI sólo podría ganar en 2018 si el candidato que postule logra “…el 100% del voto priista y luego le sume algunos puntos adicionales”. (Rubio, 2017:24). Ese escenario es ideal y poco probable. Las condiciones parecen darse para una alternancia fundacional en el poder.

 

Inseguro del triunfo, PRI apuesta a otras vías

 

La aritmética del proceso democrático no garantiza la transexenalidad política. Por esto, el PRI apuesta a vías alternas. El régimen construye diferentes escenarios. Uno de ellos, el de la injerencia rusa. El contexto internacional y nacional ayuda a hacerla verosímil. No se descartan, por supuesto, procesos de desinformación vía redes sociales.

 

En todas las campañas se dan; tampoco que grupos interesados, intenten hackear las páginas del INE; no obstante, ni en uno ni en otro caso, se podría llegar al extremo de acreditar una injerencia para desestabilizar a México. Más bien, se han echado a andar esquemas internos para desacreditar opciones políticas específicas.

 

Frente a un escenario de elección cerrada, todo descansará en las instituciones. La autonomía del INE, la FEPADE y el TEPJF está fuertemente cuestionada. “Hundido en una espiral de cinismo político, el Senado pavimentó el camino hacia la designación de un militante partidista como nuevo fiscal electoral (…) El bloque oficialista PRI-Verde sumó en esta oportunidad la mansa colaboración de Nueva Alianza y de los senadores ‘rebeldes’ panistas que representa Ernesto Cordero (…) se aprobó la convocatoria para renovar la fiscalía electoral.

 

El problema de la FEPADE

 

De última hora, se incluyó una modificación para permitir que el próximo titular de la FEPADE haya tenido militancia, cargos públicos o de representación ligados a un partido político (…) Los argumentos de esta decisión regresiva sobre nuestro sistema electoral, que tiene su esencia en la desvinculación de los partidos, giraron en torno a que no se pueden negar a nadie sus derechos constitucionales’. Bajo esta lógica, ya podría nombrase a Joaquín El Chapo Guzmán nuevo fiscal general”. (Rock, 2017:10).

 

La conclusión es clara: “Un reporte médico diagnosticaría que la FEPADE ha entrado en un proceso de agonía. El pronóstico no es optimista”. (Rock, 2017:10). La realidad mexicana es tan compleja y hay tantas variables involucradas en el actual proceso de sucesión presidencial, que no permite certeza de nada: “…existen tantas incertidumbres como posibles desenlaces.

 

Hay fragmentación social, política y electoral. Hay debilidad institucional. Hay factores externos que estarán pesando enormemente”. (Gordillo, 2017:19). ¿Qué es lo que hay? “…sobre todo una élite económica y política sorda y ciega ante lo que acontece en la sociedad”. (Gordillo, 2017:19). Es predecible su comportamiento. Su estrategia de exacerbar el conflicto no hay que adivinarla. Ya está en marcha.

 

¿Elección a tribunales?

 

Es una élite que no apuesta al proceso democrático, sino a su destrucción interna por la vía del deterioro institucional y de la violación sistemática de reglas. Una elección que se resuelva en tribunales apuntará indefectiblemente a la continuidad del grupo en el poder. La amenaza mayor al statu quo lo representa la izquierda social.

 

Es posible que el apoyo popular a la izquierda social crezca más. Si esto ocurre y la coalición de Andrés Manuel López Obrador se despega, haría imposible una operación como la perpetrada en 2006 en donde la mínima diferencia llevó el proceso al resultado oficial que todos conocemos.

 

Para evitar que eventualmente asuma el poder el candidato de esa izquierda, se ensuciaría el proceso. La tesis de la conexión rusa serviría para eso. Esto es, para anular el resultado de la elección presidencial.


*Doctor en Economía por la UNAM, graduado con mención honorífica. Maestría y licenciatura en Ciencias Políticas por la misma Universidad, ambas, también, con mención honorífica. Diplomados: en Análisis político estratégico por el CIDE; Prospectiva política y formulación de escenarios por la Universidad Iberoamericana; Función gerencial de la Administración Pública por el ITAM; Tecnologías de la Información y Comunicación para la enseñanza, y TIC para el desarrollo de habilidades en el aula, ambos por la DGTICUNAM; Economía para orientadores educativos por la DGENP-UNAM. Autor de los libros: Los problemas de la alternancia política en México; La presidencia débil 2006-2012. Ensayo político sobre la dialéctica del caos; y, La elección de carrera en la sociedad del conocimiento. Segunda edición. Colaborador del periódico El Financiero. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Actualmente realiza una estancia de investigación posdoctoral en la Unidad de Investigación del Trabajo y la Tecnología del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

 

Referencias:

 

Bauman, Zygmunt, (2015), Daños colaterales. Desigualdades sociales en la era global. México, Fondo de Cultura Económica. Sociología. 230 pp.

Gordillo, Gustavo 2017), 2018: precuelas y secuelas. La Jornada. México, noviembre 18, 2017. p.-19.

Rock, Roberto (2017), Retrato hereje. El Universal, México, noviembre 19, 2017. p.-70.

Rubio, Luis (2017), Los de enfrente. Reforma, México, noviembre 19, 2017. p.-24.