Salina Cruz, sobre una bomba de tiempo

De haberse dado una explosión en alguna de las dos plantas más tóxicas de la factoría, la de Alquilación o la Catalítica, se habría liberado el ácido fluorhídrico con que operan. La liberación de una tonelada de esta substancia en el medio ambiente acabaría con todo vestigio de vida en un radio de 8 kilómetros.

 

Hace siete años PEMEX publicitaba su programa de “Cero accidentes e incidentes”, en medio de múltiples accidentes en el país. En Salina Cruz explosiones e incendios en la planta de Alquilación de la Refinería Antonio Dovalí Jaime. Eso fue en 2010, un año antes en varias ocasiones la paraestatal tuvo que parar alguna de sus 26 plantas de proceso por fugas, explosiones, pero sobre todo por falta de mantenimiento.

 

Esto último es el quid del asunto, pues, aunque justifican millonarios recursos en ese rubro de mantenimiento, la galopante corrupción de siempre de PEMEX potencia los naturales peligros de una industria de esa magnitud. La mayor productora de gasolina de PEMEX.

 

En esta nueva y la más peligrosa crisis que haya vivido el Puerto de Salina Cruz, salió de nuevo a relucir la entrega de las obras a empresas cómplices de los funcionarios petroleros, licitaciones falsas, favoritismos que dejan pingües recursos. Obras que no se hacen realmente, servicios que se fingen. Mangueras y ductos que no se cambian, sólo se pintan o remozan.

 

El verdadero peligro

 

La de por sí vieja y obsoleta Refinería cruje, cual si fuera el viejo buque del Tramp Steamer, de Álvaro Mutis, antes de zozobrar en su última escala. La lucha tremenda que dieron ingenieros, técnicos y trabajadores de primera en esa factoría fue titánica. El esfuerzo desesperado era para que los grandes tanques del área llamada de 500 mil barriles se mantuvieran a baja temperatura, para que no explotaran.

 

De haberse dado una explosión en esa área, era inminente el verdadero peligro de que alguna de las dos plantas más tóxicas de la factoría, o las dos, la de Alquilación y la Catalítica, fueran alcanzadas y liberaran el ácido fluorhídrico con que operan. De acuerdo a estudios sobre esos ácidos, la liberación de una tonelada de la substancia en el medio ambiente acabaría con todo vestigio de vida en un radio de 8 kilómetros.

 

Es larga esta historia, de abandono de la única Refinería oaxaqueña, de corrupción y negligencia por parte de los directivos. Lo cual encuadra bien en la tendencia por presentar ante los mexicanos a un PEMEX desvencijado, obsoleto, improductivo, y por lo tanto que es mejor venderla a empresas extranjeras, lo cual ya está en proceso.
Los daños, la contaminación, a la atmósfera, a los mantos de agua dulce y de agua del mar que afecta la vida marina, es algo que provoca a diario la Refinería, empero ahora se magnificó de manera exponencial. Aunque PEMEX ha querido minimizar esos daños, los efectos de la liberación de gases, aceites y demás tóxicos se sintieron de inmediato. Peces muertos sobre la playa, pastizales con aceites y animales intoxicados.

 

Contaminación irreversible

 

Los pescadores y salineros declaran que su actividad está seriamente dañada, los segundos con cientos de hectáreas donde se cristaliza la sal perderán miles de toneladas de su producto y sus ingresos. Fue tal el daño que las escuelas suspendieron clases varios días hasta disminuir los riesgos de la contaminación.

 

La Unidad de Protección civil recomendó a la población usar cubre bocas, no hacer actividades al aire libre, evitar barrer y remover contaminantes, así como no consumir agua de los pozos. La contingencia ambiental será por mucho tiempo, es más, aseguran los expertos, los daños a los ecosistemas son irreversibles.

 

Presentamos aquí un apretado resumen de la historia de este desastre petrolero, que conmocionó al Istmo de Tehuantepec, a Oaxaca, al sureste y al país entero. Una historia de esfuerzo denodado por la sobrevivencia, con las aristas purulentas de la pésima administración pública de la que fuera la gran empresa nacional, orgullo de los mexicanos, PEMEX. (Redacción)