Reforma educativa, ¿necesaria o prescindible?

Cuauhtémoc Blas

 

En los círculos académicos no se discute si es necesaria o no una reforma educativa, dicha necesidad es incluso urgente. Los niveles educativos de México son de los más bajos en las mediciones internacionales. Este retraso es claro tanto respecto de sus socios comerciales, como por el fracaso de todas las políticas públicas nacionales de este sector. Necesario y urgente, aunque no forzosamente como se planteó con el veterano político Chuayfett Chemor, y menos como lo echara a andar el bisoño titular de la SEP, Aurelio Nuño.

 

Las grandes reformas estructurales que no se pudieron hacer durante sexenios, con Peña Nieto se lograron gracias al famoso Pacto por México que signaron los tres grandes partidos políticos, PRI, PAN y PRD. Éstas fueron la hacendaria, la energética y la educativa. Sin embargo, si en un primer momento fueron aclamadas como las llaves para el crecimiento del país, no pasó mucho tiempo en que ese plan quedara trunco.

 

Las dos primeras reformas, hacendaria y petrolera tienen a la vista sus incipientes resultados. Claro que la crisis económica internacional con el bajo costo del petróleo ha influido fuertemente contra ambas reformas, aunque los efectos desalentadores de la reforma hacendaria, con la que se preveía ir prescindiendo de la dependencias de los recursos de la exportación del petróleo, mandó a muchas empresas a la clandestinidad al no poder sujetarse a la nueva normatividad impositiva.

 

Reformas estructurales, perdidas

 

De manera que esas dos reformas están severamente cuestionadas y lejos de servir para lo que se supone fueron hechas. La tercera, la educativa que iba casi miel sobre hojuelas se topó con dos barreras: la de sus propios impulsores de gobierno federal, la ineptitud de la SEP y la de los maestros de Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero agrupados en la CNTE.

 

Aunque a decir verdad, ha sido la Sección 22 de Oaxaca la punta de lanza de la oposición a la reforma educativa. No sólo porque de esta entidad ha salido la agitación que se propaga en otras entidades, como porque esta sección nutre a la CNTE del 70 por ciento de su membrecía. En Oaxaca la SEP le paga a 83 mil maestros, donde hay cerca de 4 millones de habitantes. En el Estado de México con sus 15 millones de habitantes tiene 68 mil maestros. Esta asimetría indica la fuerte desproporción del servicio educativo y su notorio sesgo en Oaxaca. ¿Hay maestros de más?

 

Tema de otro análisis.

 

Hay que dividir en varias partes esta necesidad de una urgente reforma educativa en el país. Una es la posición de nuestros sistema educativo en el ámbito internacional; otro la crisis interna del sistema; y otra es la disponibilidad del magisterio como gremio para aceptar, colaborar o rechazar reformas con la natural resistencia al cambio o la interesada obstinación porque todo siga igual.

 

Calidad educativa hasta abajo

 

1) Por una parte, la situación de la calidad educativa nacional, que en evaluaciones internaciones nos ubican muy abajo en la tabla de calidad comparativamente con otros países. Además de nuestros propios indicadores de competitividad y productividad.

2) La crisis del sistema educativo nacional, con sus fallas y fracasos en materia de planeación y descentralización, así como con las concesiones al sindicato oficial SNTE y sus secciones estatales como la S 22 en Oaxaca, la SETEG en Guerrero y otros.

3) La disposición del magisterio para aceptar o rechazar unas reformas que de cualquier manera es una irrupción en su esquema tradicional de trabajo, nunca dispuestos a ser sometidos a evaluaciones, y siempre con el control sindical de todo lo que fuera promoción y estímulo.

 

Si bien en otros estados, que no en Oaxaca, ya se habían evaluado con la prueba Enlace o con el Acuerdo de Calidad Educativa (ACE), ahora se somete a los profesores a exámenes directos y personales de evaluación, con la posibilidad de quedar fuera del aula (que no de la nómina) si reincidiera tres veces en reprobar dicha evaluación. Esto es lo más “punitivo” que se encuentra en dicha reforma.

1) La calidad educativa nacional en el ámbito global.
De acuerdo a las evaluaciones internacionales que se han realizado en los países miembros de la OCDE, en la de 2012 México aparecía en Matématicas, lectura y ciencias siempre debajo de la media internacional, y en los últimos lugares.

El Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos de la OCDE (PISA por sus siglas en inglés) “se ha convertido en el principal instrumento de medición para evaluar mundialmente la calidad, equidad y eficiencia de los sistemas educativos a la hora de formar a la juventud en estas habilidades”.

En resultados de esta evaluación se señala que “Shanghái-China tiene la puntuación más alta en matemáticas, con una media de 613 puntos, lo que significa 119 puntos (o el equivalente a casi tres años de escolarización) por encima de la media de la OCDE. Singapur, Hong Kong-China, Taipéi Chino, Corea, Macao-China, Japón, Liechtenstein, Suiza y Holanda, en orden descendente en cuanto a puntuación, son los diez mejores en matemáticas”.

La media marcada en matemáticas por PISA es de 494 puntos, México tiene 413 en esta evaluación, 81 puntos debajo de esa media. En lectura, la media de PISA fue de 496, México tuvo 424; en ciencias la media fue de 501 y México obtuvo 415 puntos. El párrafo anterior nos señala como hay países por encima de la puntuación media de la OCDE, que así están en los hechos 3 años de escolarización arriba de ese promedio que rige a los países.

Grosso modo México estaría abajo casi año y medio de escolaridad con respecto a esa media internacional en matemáticas y más de 4 años con respecto a los punteros señalados encabezados por Shanghái-China. En similar situación se encuentra nuestro país en las otras dos materias evaluadas, lectura y ciencias. (https://www.oecd.org/pisa/keyfindings/PISA2012_Overview_ESP-FINAL.pdf) En cuanto a la Cuota de alumnos con peores resultados, nuestro país está hasta al doble debajo de la media.

2) La crisis nacional y el fracaso de las políticas públicas en educación

En distintas épocas y sexenios se han ensayado políticas públicas cuyo propósito expreso ha sido mejorar la calidad de la educación en el país. El problema inicial es que éstas han echado mano del recurso fácil de tener rápido la aceptación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). De manera que la dirigencia mafiosa de esa enorme gremial se alzaba con “conquistas” y concesiones en cada una de esas negociaciones.

Una de estos acuerdos sostenidos en los últimos años de liderazgo de Elba Esther Gordillo, fue que su yerno ocupara una subsecretaría de la SEP, Fernando González Sánchez, subsecretario de Educación Básica de la SEP de 2016 a 2011.

De manera que en vez de políticas académicas enfocadas al mejoramiento de la calidad educativa, lo que ha predominado ha sido la política-política, con programas que han servido como actos de simulación.

Una de esas seudo políticas públicas del gobierno federal fue la descentralización educativa en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que delegó lo administrativo a los estados de la república. La mole sindical con sus conflictos seccionales en los estados afectaba demasiado al centro federal, y qué mejor que circunscribirlos a sus estados. Que no acudieran al entonces DF.

Cada entidad recibió su parte correspondiente de recursos para la administración del servicio educativo, lo cual fue bien recibido por los gobiernos de los estados que vieron así incrementados los recursos bajo su poder y manejo. En cada estado donde la sección sindical era leal al SNTE las negociaciones fueron con el sindicato para aceptar esa descentralización a cambio de cargos en las nuevas secretarías o institutos de educación estatales.

En 1992 Oaxaca vivió un insólito acuerdo, con el cual el entonces gobernador del estado Heladio Ramírez López, no se anduvo por las ramas al negociar algunas posiciones sino entregó prácticamente todo el nuevo Instituto de educación (IEEPO) para que las camarillas de la Sección 22 aceptaran rápidamente esa descentralización en Oaxaca.

Si bien en otros estados la sucesivas reformas introducidas han sido aceptadas, aunque sin grandes resultados como vemos en los indicadores comentados. Pero ninguna tan en peor situación como Oaxaca y Chiapas, donde todo eso ha sido rechazado.

Esa llamada descentralización salinista llegó a su fin el año pasado. Ello evidenció la incapacidad de los estados para administrar el sistema educativo, aunque también la falta de capacidad de la SEP para controlar ese sistema que no dejó de ser federal y que seguía estando bajo su rectoría. A los estados sólo se mando los dineros y las nóminas.

3 ) La disposición del magisterio para aceptar o rechazar las reformas.

La S 22 lleva 36 años sin aceptar ninguna evaluación, nada que los cuestione. Era de esperarse que tampoco aceptaran la reciente, que fue concebida, incluso, hasta dentro de los marcos de la Constitución federal para que tuviera mayor fuerza. Pero ya ha sido muy visto, la enjundia con que una parte pequeña pero muy violenta del magisterio mexicano la rechazó. Y en su arremetida hasta exige que sea borrado del texto constitucional todo lo que no le parece bien.

En Oaxaca, donde hemos seguido de cerca durante décadas el llamado Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (MDTEO), la postura de quienes dirigen dicho movimiento y la Sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) es nada de evaluaciones y reformas. Siendo sindicato y patrón, formalmente incluidos en la mayoría de los cargos de la burocracia del sistema educativo, el IEEPO, no admiten ninguna disposición de autoridad que no pase por sus manos.

Así como en 1992 aceptaron la llamada descentralización educativa de Salinas de Gortari a cambio del exagerado pago que les hizo Heladio Ramírez entregándoles prácticamente el IEEPO, así habrían aceptado la reforma educativa actual si ellos fueran quienes aplicaran la evaluación y a su manera.

Pero como ahora no tendrían el control de las herramientas de la reforma educativa, sobre todo de su mecanismo de evaluación que de inmediato llamaron “punitivo”, sin ser tal. Han rechazado todas las evaluaciones Prueba Enlace, Acuerdo para la calidad Educativa (ACE), la prueba Pisa es para ellos instrumento del imperialismo.

Exigen plaza automática aunque ya no hagan falta maestros. Nunca han aceptado examen de oposición para acceder a una plaza al salir de su Normales, escuelas donde mandan los alumnos, donde los maestros están obligados a ponerles 8 como mínimo de calificación so pena de ser expulsados bajo arengas de contrarrevolucionarios.

Difícil que ofrezcan algo nuevo, no tienen de dónde. Eso puede leerse en su dizque propuesta de PTEO que improvisaron para anteponer a la Reforma federal, para que de nuevo en Oaxaca los dejaran hacer lo que quieren, al grito de que Oaxaca se cuece aparte y somos una nación indígena.

En su frenesí hasta retomaron fugazmente el Acuerdo 169 de la OIT que trata del respeto a los pueblos indígenas.

La postura es la de siempre: “Hágase lo que queremos. Cómo nos van a examinar igual que a todos si en Oaxaca somos pobres e indígenas”, es lo que argumentan. Por acá es lo que hemos tenido en décadas. La “autoevaluación” que proponen en su Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) y su propuesta de pedagogía que llaman “comunalista”, esenciales para ellos son en realidad sus puntos más débiles.

La autoevaluación ni siquiera logran explicarla y lo comunalista es improcedente en Oaxaca donde el 70 por ciento de su población es urbana. Y del 30 por ciento rural la mayoría domina ya el españo. En los pueblos indígenas de cada 100 personas solo 10 no hablan español y son las personas mayores de edad.

La palabra transformación es en esa propuesta un eufemismo, pues la propuesta concreta del PTEO —que tampoco es plan sino un manifiesto político panfletario—no tiene como sustento el desarrollo científico y tecnológico, ni las tecnologías de la computación y el internet, por el contrario se apoya en una abierta propuesta de involución con el retorno a un pasado comunal, aparentemente “colectivista” y “comunalista”. Es lo central del PTEO, ir hacia atrás con una retórica de supuesta alternativa popular.

Antes de reconsiderar su postura, el actual gobierno de Oaxaca avaló y firmó esa propuesta que fue así presentada al Congreso local. El miedo que le tenían los gobiernos a la S 22 puede explicar que suscribieran un “Plan” así, para “... volver atrás la rueda de la historia”, dijera Marx, al referirse a los grupos pre capitalistas rezagados del desarrollo de las fuerzas productivas.

No hay alternativa alguna en ese manifiesto político que es el PTEO, eso es fácil de ver con una ojeada. Estamos ante una simple estratagema, un pretexto para oponerse a lo que escape de su control. Se trata de oponer lo que sea para sostener el status quo magisterial, el negocio, el manejo de los recursos, plazas, control, poder.