Cae falso paraíso gay / PRIMERA PARTE

Muxes de Juchitán, ¿respetados?

Cuauhtémoc Blas

 

Que los líderes gay para cubrir las bitácoras de sus ONG´s y sus patrocinadores dibujen un contexto progresista, de avance de la tolerancia, que digan que hay una preferencia de las familias por tener hijos muxes porque son quienes se quedan a cuidar a los padres viejos, suena bien pero es más mito que realidad.

 

Uno se pregunta ¿hasta dónde un reportero estrella puede acometer cualquier tema que se le presente? ¿Cómo saber cuándo no se tiene realmente el pulso de ese tema en un contexto ajeno y desconocido? ¿Cómo no errar ahí, aun con la mayor experiencia?

 

Tampoco es para reivindicar aquello de que “Ni lo leí, ni me lo contaron, sino que lo viví”. De ser así, no sería posible la historia como ciencia, que, generalmente, la escriben y la comprenden mejor quienes no vivieron los hechos.

 

Sin embargo, nuestro tema, el de la crónica periodística, si exige estar presente en el lugar de los hechos. Aunque estar ahí no es garantía de que realmente comprendamos lo que vemos.

 

Sin dejar e reconocer la exitosa carrera del periodista y escritor argentino Martín Caparrós, su crónica “Muxes de Juchitán” nos trajo a estas interrogantes (Lacrónica, Edit. Planeta).

 

El periodista lo avizora desde antes, después de un buen trabajo con Juan Rulfo, donde, al final, teoriza sobre el género entrevista, y se encamina a escribir lo de Juchitán. Escribe Caparrós: “Cómo viajar, sin saber bien por qué, hasta el Istmo de Tehuantepec”.

 

Muxe, viene de mujer

 

Muxes (homosexuales o transexuales), es una palabra zapotequizada, degeneración fonética de la palabra mujer. Este tema se ha convertido en tabú, no apoyarlo se ha vuelto políticamente incorrecto, ya no digamos criticarlo. Es un tema muy amplio.

 

Inicia y termina el escritor teniendo como personaje central al conocido muxe juchiteco Amaranta (Jorge Gómez Regalado), hijo del fallecido y conocido profesor Homero Gómez Peralta. La elección de ese personaje, destacado en su ámbito, no le permitió al periodista dar una visión más amplia de esa realidad.

 

Digamos que conocer a un grupo humano por medio sólo de sus dirigentes no ayuda a ofrecer los mejores resultados. Al menos no en este caso, cuando los personajes están por arriba de los demás, de la vida común y corriente de la mayoría de muxes juchitecos.

 

Amaranta, por ejemplo, ha desplegado, como activista, una intensa vida política; como dirigente de ONG ha recibido los beneficios que la mayoría de onegeneros, recursos, viajes, educación. El nivel de vida de ellos es bueno. En una plática que éste dio en el extranjero sobre La cuestión indígena y trans en la identidad en la cultura muxe, podemos ver la invención el mito. http://www.marcha.org.ar/amaranta-gomez-regalado-la-cuestion-indigena-y-trans-en-la-identidad-muxe/

 

¿Homosexualidad indígena?

 

Atractiva es la redacción del periodista, con la impronta de la singularidad istmeña, dirigido a quienes buscan el consumo de diversidades exóticas. Dice, por ejemplo, que los muxes “disfrutan desde siempre de una aceptación social que viene de la cultura indígena”.

 

Eso último quién sabe de dónde lo sacó o quién se lo dijo, no lo aclara en el texto. Hasta ahora no hay testimonios a ese respecto de los estudiosos del pasado indígena zapoteca. Ni en la genealogía del zapoteco hay una palabra en esa lengua para aludir al homosexual, sino, como veíamos, se degeneró la palabra española mujer para tener la de muxe.

 

Que los líderes gay para cubrir las bitácoras de sus ONG´s y sus patrocinadores dibujen un contexto progresista, de avance de la tolerancia y en general de la “lucha” gay; que digan que sí, que hay aceptación y respeto, que hay, incluso, una preferencia —como se ha llegado a decir— de las familias por tener hijos homosexuales porque son quienes se quedan a cuidar a los padres viejos, es más mito que realidad.

 

Aunque excepcionalmente se den estos casos, como igual se dan con hijos solteros varones que no son gay. Desde siempre en Juchitán se quedan a cuidar a los viejos de la casa mujer u hombre que no se haya casado, o aun casado que se haya quedado a vivir con su familia en la casa paterna.

 

Tristeza por no tener nietos

 

Hace años, a mediados de los 80´s del siglo pasado, acompañé a una tía a una boda. Le tocó departir con otra vecina cuyo único hijo era homosexual (después empresario hotelero). Cuando tocaban el Mediu Xhiga, el famoso Son de Cooperación, esta señora externó su ilusión de que su hijo se casara así, en una magna fiesta como esa, y le diera nietos... La señora enjugó lágrimas.

 

Tampoco podemos sostener que esa condición homosexual sea una fatalidad siempre, pero sigue siendo un grave problema en muchas familias. Hijos gay maltratados por sus padres. Desconocidos y hasta corridos. Testimonios hay a pasto de que no existe aún pleno respeto hacia ellos.

 

Amaranta, la más baja votación

 

Otro testimonio de la recia cultura machista que predomina en Juchitán, en Oaxaca y en el país (y en Brasil y en Estados Unidos), fue cuando, precisamente, Amaranta incursionó en la política como candidato a diputado. No ganó, pero además obtuvo la más baja votación de algún candidato en estas épocas. Algunos decían que ni siquiera los muxes habían votado por Amaranta. Los cual tiene su sostén en esa cruda rivalidad entre ellos, quizá más agudas que las rivalidades femeninas.

 

Por esos días el director del medio donde colaboraba daba buena difusión a la campaña de dicho candidato, por supuesto en atención a lo que, se pensaba, era un buen número de lectores del medio simpatizantes de esa candidatura. En uno de los continuos viajes a Juchitán, al no observar ahí el entusiasmo por esta causa, que sí se dan en algunos círculos intelectuales, escolares y en ciertos medios de comunicación o comunicadores, pregunté a un juchiteco que siempre había tenido buena relación con los muxhes. Su respuesta fue brutalmente ilustrativa:

— Mira, los aceptamos a ellos, nos llevamos con ellos, nos divertimos con ellos, los chapiamos (regionalismo que significa fornicar), pero de eso a que votemos por ellos para que sean nuestra autoridad, ¡no, hombre!

 

De hecho nunca ha sido electo a la presidencia municipal un muxe. Cuando, un político priista de esa condición quiso hacerlo, tampoco tuvo éxito, el ataque hacia él fue intenso, hasta la revelación de su vida privada con fotografías. Apenas a partir de este 1 de enero próximo gobernará Juchitán, por primera vez, una mujer.

 

Descomposición social y alcoholismo

 

Un elemento importante para abordar la situación social de los muxes es la pobreza y cuasi marginación de las colonias (secciones) donde hay mayor presencia de ellos. Además de eso, la acusada descomposición social que resuma Juchitán. No sólo por la violencia creciente, muertos al por mayor, ciertamente de vendettas delincuenciales, donde se incluyen ciudadanos locales y hasta algunos muxes.

 

Esa descomposición viene de lejos, desde antes, con la intensa vida social y fiestera local, con el aumento del alcoholismo, que disgrega familias enteras. La cerveza ha experimentado aquí un alto reconocimiento, amén de la santificación de las pachangas con su misa previa; también es recompensa institucional, cientos de cartones se pueden ver apilados en los corredores de los palacios municipales de Oaxaca y el Istmo.

 

Junto a las prácticas religiosas, a las tradicionales contribuciones, “limosnas”, que se entregan a los mayordomos, capitanes y demás autoridades de las velas y fiestas, es obligatorio entregar también un cartón de cervezas. Cumplir con las tradiciones es entrar al círculo del alcoholismo, por ejemplo con el sonsonete.

 

Los artistas vernáculos glorifican el alcoholismo: “Todos los parientes van cargando sus cartones de cervezas como prueba de fraternidad”, de la canción “La Pachanga Juchiteca”. Todo eso parece divertido, enaltecedor, fiesta del pueblo, tradición. En realidad es la legitimación del consumo indiscriminado de cerveza. En las grandes velas se calcula un consumo de 5 mil cartones de cerveza por noche.

 

Explotación familiar a los muxes

 

No son pocos los jóvenes muxes que obtienen la aceptación de sus padres por proveerlos de dinero. Un jovencito muxe, nos platicaba como era explotado por sus padres en la Séptima Sección. Fornido él, muy temprano se levantaba a descargar los camiones de pescado que llegan a la plaza, a esa hora era estibador; a medio día acudía a vender pescado, hora en que era comerciante; y por las noches era sexo servidor.

 

Otro muchacho que trabaja en un bar hasta muy noche, también contribuye o sostiene a sus padres, por lo que ellos —dice— son muy tolerantes con él y le permiten llevar a casa a sus novios. Sintomáticamente, ambos son de secciones humildes. Cantinas, bares y prostíbulos son de los principales proveedores de empleo de los muxes. Claro que estos jóvenes tienen nombre y apellidos, pero ellos no requieren notoriedad como los líderes, son la masa anónima que en su mayoría sostiene que eso del respeto a los muxes es inexacto. Veamos.

 

“Falso el paraíso muxe de Juchitán”

 

La periodista juchiteca Guadalupe Ríos escribió un reportaje en En Marcha de enero de 2014 titulado: “Falso el paraíso muxe en Juchitán”. En entrevista con Mario o Jetzabé quien declaró:

 

“La homosexualidad en Juchitán es tolerada pero realmente no es aceptada. Se tolera cuando el muxe ya representa un ingreso para la familia, cuando ya trabaja y está dispuesto a compartir lo que gana con la madre o apoyar al padre en lo que pida, pero si no es así, nadie de la familia los acepta.

 

(...) si se respetara la homosexualidad y los muxhes fueran una bendición para la familia no intentarían cambiar su orientación sexual cuando ésta se manifiesta a los seis o siete años.

 

(…) “por eso digo que no es cierto que los muxes son una bendición para la familia, ese es un invento, un mito y Juchitán no es el paraíso de los homosexuales, también hay violencia y homofobia”. http://revistaenmarcha.com.mx/reportaje/1270-falso-el-paraiso-muxhe-de-juchitan.html

 

La cabeza de una nota de la corresponsal de la Jornada en Juchitán, Diana Manzo, ilustra también la realidad muxe: “Crímenes por homofobia en Juchitán derrumban el mito de paraíso muxe”. Los datos que aporta son abrumadores.

 

“De acuerdo con la organización Diversidad Sexual, de 2010 a mayo de 2016 se cometieron en Oaxaca más de 120 homicidios de personas no heterosexuales. En tanto, la Red Nacional Católica de Jóvenes por el Derecho a Decidir denunció que en los 14 recientes meses se perpetraron 17 crímenes de odio; 15 en 2015 y dos en 2016, en las regiones de la Costa, el Istmo y los Valles Centrales.

 

“El Observatorio de Personas Trans Asesinadas y la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia sostiene que México ocupa el segundo lugar mundial con 229 homicidios de este tipo (le precede Brasil, con 802, y le sigue Estados Unidos, con 132).

 

“Derrumban el mito de paraíso muxe”

 

No obstante los siempre buscadores de objetos de estudio a enaltecer y explotar académica y económicamente, los antropólogos o cazadores de exotismos, exageran las virtudes de sus temas indigenistas, arqueológicos o del homosexualismo o transgénero, cuando la realidad es otra. Lo que también apunta en La Jornada Diana Manzo.

 

“Ser muxes (homosexual o transgénero), condición que en Juchitán es considerada un don porque los padres creen que el hijo o hija muxe es leal a la familia y no se casarán para cuidar de ellos.

 

“Pero la realidad es otra. En esta región del Istmo de Tehuantepec ser muxe es un estigma que los convierte en víctimas de homofobia y transfobia. En general, los crímenes contra esta minoría son invisibilizados y encubiertos con impunidad”. http://www.jornada.unam.mx/2016/10/10/estados/031n1est

 

Caparrós: “La historia de los muxes de Juchitán mi fracaso…”

 

Finalmente, Martín Caparrós cuya crónica, inició y culminó con Amaranta, tuvo que sugerir que en el ámbito nacional aún no avanza la causa gay, pero tampoco en el Istmo de Tehuantepec, ni en Juchitán. Ello ante la estrepitosa derrota del partido México Posible que postuló a Amaranta como diputado federal plurinominal en la segunda posición. Partido que ni siquiera obtuvo su registro.

 

Aunque él no habla literalmente de un “paraíso muxe”, lo sugiere al narrar las entrevistas con los muxes exitosos, además de su personaje, con otros dos muxes destacados, Felina y Mística. Aunque éstos hayan declarado fantasías o mentiras completas, como eso de que en el año 2003 ellos eran necesarios para iniciar a los muchachos en el sexo, pues las mujeres jóvenes deben llegar vírgenes al matrimonio. Falso, eso quedó atrás, desde los años 80 del siglo pasado.

 

Honesto el periodista escribe más adelante: “La historia de los muxes de Juchitán fue mi fracaso más entero”. Ese trabajo —cuenta— no se lo aceptó publicar un medio de Nueva York ni otro de España, “no obstante —agrega sincero— “La originalidad, la cuestión de género tan cara a la progresía americana, la mezcla de exotismo y cercanía”.

 

Conocer a un grupo humano a través de sus personajes más destacados no arrojó en este caso buenos resultados para la crónica en cuestión, al contrario reforzó la idea inexacta de que Juchitán es un oasis muxe con antecedentes indígenas, lo cual no es informar bien a la gente.