Los negocios del secretario de Energía

Gerardo Nieto
Resumen Ejecutivo/AP 692

 

La denuncia contra el secretario de Energía por posible tráfico de influencias y conflicto de intereses, debe entenderse en su contexto complejo: es expresión de las pugnas al interior del gabinete entre los bloques de los secretarios de Gobernación y de Hacienda y se da en medio del proceso de los dictámenes de las leyes reglamentarias de la reforma energética.


El señalamiento en contra de Pedro Joaquín Coldwell desplaza de la agenda público-política la campaña contra Luis Videgaray que tiene como vector principal el estancamiento económico. En un país donde no hay generación espontánea de nada, llama la atención el silencio de una facción de la izquierda y el protagonismo de otra. Se trata, sin duda, de una confrontación originada en el Congreso pero regulada desde el poder. No obstante ello, la denuncia tiene sustancia, de otra manera no habría permeado en los medios ni hecho que Pedro Joaquín Coldwell abriera su declaración patrimonial.

 

Pedro Joaquín lastre

 

Mantener al secretario de Energía en el cargo justo ahora que se procesa en el Congreso la aprobación de las leyes reglamentarias de la principal reforma del modelo del Presidente, es, sin mayores preámbulos un riesgo no considerado en el diseño original del procedimiento.

Por supuesto, nadie con dos centímetros de frente pensaría que esto ocasionará la renuncia o la sustitución de Pedro Joaquín Coldwell al frente de la Sener, pero el señalamiento que se le hace eleva el costo político de mantenerlo como fiel de la balanza del proceso legislativo y luego del aterrizaje de la reforma energética.

El vehículo del escándalo que ha obligado al exgobernador de Quintana Roo a abrir su declaración patrimonial y a recordar la trayectoria de negocios de su familia desde la década de los años cuarenta del siglo pasado, confirma que hay elementos en los señalamientos que se le hacen que lo obligan a despejar dudas de un posible conflicto de intereses. Colocar sobre la mesa de discusión sus declaraciones patrimoniales no es poca cosa en un país donde la clase política no se caracteriza ni por la transparencia sobre el origen de su riqueza ni por la rendición de cuentas de su ejercicio público.

 

Gabinete, grupos de poder

 

El estado de la confrontación es indicativo de que la denuncia en su contra constituye un verdadero misil político. El secretario de Energía nunca imaginó ser el epicentro de un escándalo en la antesala del análisis, votación y aprobación de las leyes reglamentarias de la reforma energética. Flaco favor le hace al Presidente con este escándalo. Lo menos que puede decirse es que de la noche a la mañana, Pedro Joaquín Coldwell se ha convertido en un secretario incómodo

El escándalo no se entiende sólo por el descuido o la falta de atención y visión del secretario de Energía, sino por la guerra soterrada entre los dos grupos de poder al interior del gabinete y que presionan a Enrique Peña Nieto a un gran replanteamiento de su equipo en la víspera de cumplir los dos años al frente de la administración federal.

Los conclaves del secretario de Gobernación y de Hacienda tratan de aprovechar el primer tercio del sexenio –cuando muchos de los compromisos que asumió el Presidente llegan a su fin- para consolidar su propio proyecto, lo que incluye vasos comunicantes con las izquierdas y la derecha mexicanas.

 

izquierdas con el poder

 

Las izquierdas no son ajenas a los juegos palaciegos del poder; no son cuerpos homogéneos o monolíticos. A su interior hay facciones que simpatizan con uno u otro grupo. El que se articula alrededor del secretario de Gobernación tiene correas de transmisión con la facción formal que encabeza al PRD; sin embargo, no hay registro de que la llamada “izquierda institucional” representada por los chuchos tenga interlocución directa con el secretario de Hacienda.

En otras palabras, el eje articulador de la dirigencia formal del PRD en su relación con el régimen está en la zona de influencia de Miguel Ángel Osorio Chong. Jesús Zambrano entró con visa renovada a Estados Unidos. El embajador de México en EE.UU, Eduardo Medina Mora ofreció a Zambrano una cena en Washington. ¿Es normal que la representación diplomática de México abra las puertas a los líderes de oposición?

Zambrano llegó a EE.UU a decir que no inviertan en México porque la reforma energética se va a caer. Aunque su discurso no tuvo eco, él asegura que en Estados Unidos están ciertos que dada la madurez de la izquierda perredista a la hora de aprobar las reformas estructurales, ese partido pronto podría gobernar México. Son las fantasías de un líder que ha dejado de ser oposición y que recibe trato de hombre de régimen. Durante su recorrido por EE.UU tuvo un trato de enviado del Presidente.

 

Videgaray, cuestionado

 

El secretario de Hacienda estaría apostando a un replanteamiento del juego político interno a través de potenciar su relación con el ala progresista de la izquierda. Para nadie es un secreto que la orientación neokeynesiana que le caracteriza y que el Presidente ha asumido como suya, no empata con la ortodoxia neoliberal pura de personajes como Agustín Carstens, gobernador del Banco de México o con el planteamiento de la élite empresarial que se siente agredida por la reforma fiscal.

La campaña contra Videgaray asegura que la principal causa de la crisis económica se debe a la reforma fiscal. Los sectores ultraconservadores del país tachan a Luis Videgaray como una suerte de Hugo Chávez a la mexicana. Una desproporción interpretativa que no tiene ningún sentido discutir, más allá de la intención de los magnates de exhibir frente al Presidente.

La guerra contra Videgaray no ha concluido. Existe un bloque político y económico que opera para alejarlo de Enrique Peña Nieto. Al Presidente se le critica que haya avalado su reforma fiscal que es la antítesis de sus planteamientos de campaña. Guillermo Ortiz, ex secretario de Hacienda afirma que se ha generado incertidumbre e inhibido la inversión y el consumo. Muchos analistas recuerdan que en 2012 la economía creció casi cuatro por ciento frente al 1.3 por ciento del primer año de Enrique Peña Nieto o el estimado del 2.7 para el año que transcurre. Ese bloque intenta tirar la reforma fiscal del Presidente endosando su responsabilidad a Luis Videgaray. Si lo logra, habrá concluido el ciclo activo del secretario de Hacienda. El argumento fundamental que tienen es que de no haber cambios en el cobro de los nuevos impuestos, el destino de México será el bajo crecimiento. “La reforma fiscal es un retroceso y los efectos han sido y serán negativos. El riesgo es que el incremento de impuestos implique menor crecimiento, que se traduzca en menor recaudación y en un mayor déficit fiscal (…) La SHCP no reconoce ninguno de estos hechos. Peor aún, no ha registrado siquiera que el SAT se ha convertido en un factor que agrava la situación (…) Ahora, el regreso del viejo PRI tiene un tufo de los años setenta./ El peor error de Enrique Peña Nieto ha sido la Reforma Fiscal. Pero ese error se basa en otro aún más grave: el Presidente de la República no puede depender de un gurú; por el contrario, está obligado a tener un gabinete económico, escuchar voces diversas, deliberar y atender las críticas”1.

 

Guerra en el gabinete

 

Presenciamos una disputa entre grupos del régimen por la consolidación de su proyecto de cara al 2018, disputa de la que las izquierdas no son ajenas. La denuncia contra el secretario de Energía tiene ese contexto, pero lo que explica el escándalo mediático es la inconsistencia de un secretario de Estado que tiene negocios en el sector en momentos en que se discuten las leyes reglamentarias de la reforma más importante del Presidente.

La conclusión base de la coyuntura es que estamos ya frente a la presión que ejercen los dos bloques de poder al interior del gabinete para que el Presidente inicie un replanteamiento de su grupo compacto en el primer tercio de su mandato. En este ambiente sensible y enrarecido, los señalamientos de conflicto de intereses y tráfico de influencias contra Pedro Joaquín Coldwell han sido determinantes en la propia hoja de ruta del secretario de Energía. La denuncia en su contra no carece de sentido ni de elementos que la sustenten.

Nadie sensato que conozca el sistema político mexicano esperaría una acción del gobierno en contra de uno de los suyos, pero si el control de crisis por parte del secretario de Energía resulta errático, se elevará el costo político de mantenerlo en la secretaría de Energía, instancia encargada de materializar la reforma energética. Eso podría afectar los compromisos del Presidente y las expectativas que tienen las grandes trasnacionales en invertir en el sector del petróleo y la electricidad.

El misil de Dolores Padierna resultó letal para un secretario con negocios en el sector. ¿Lo sabía el presidente Peña Nieto? Su participación accionaria en cinco locales de venta de gasolinas y un depósito de combustibles asciende a diez millones 975 mil pesos. Enrique Peña Nieto puede mantenerlo como secretario de Energía, pero eso no ayudará al proceso legislativo.

¿Qué hace que una estructura de protección de los hombres del poder persista? En la genética del sistema está el cuerpo cultural del que emergen las redes de protección de régimen. Pero más allá de está inmoralidad política, la pregunta fundamental es si el secretario de Energía, inmerso en estas circunstancias, apoya o debilita el proceso reformista del Presidente.

Lo menos que puede decirse del secretario de Energía es que se encuentra en una posición privilegiada de cara a la apertura del sector en el que tiene participación accionaria en varias empresas con contratos vigentes con Pemex-Refinación. Puede ser una cuestión legal, pero no ética; su actitud es moralmente reprobable. El silencio del Presidente y la convergencia de declaraciones a favor del inefable Pedro Joaquín Coldwell no hacen más que confirmar la sospecha del atraco monumental que entraña la reforma energética. La inmediata reacción convergente a favor del secretario es la expresión emblemática de esa poderosa estructura de protección que brinda a los suyos un régimen autoritario y esencialmente corrupto.

 

1 Sánchez Susarrey, Jaime, No pasa nada en Reforma. México, mayo 31, 2014. p.-13.