Ayuntamiento de Matías Romero contra la libertad de expresión

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Cuauhtémoc Blas

 

La decisión de la autoridad municipal de Matías Romero de meter a la cárcel al periodista Romualdo Santiago fue a todas luces abuso de poder. Decisión autoritaria sin asidero legal. Esta conclusión tiene sustento en la consulta a un par de abogados de la región del Istmo de Tehuantepec que conocen de la administración municipal en esos lares. Veamos.

 

Juchitán tiene un reglamento de Tránsito propio con el cual impone multas a los infractores, posee una Policía Vial para ello, no tiene que esperar a los agentes de Tránsito del Estado. En Matías no tienen esas atribuciones y la municipal no puede imponer multas ni detener vehículos, sino llamar a Tránsito estatal. Incluso, nos aclaran los abogados, ni los agentes estatales pueden detener al infractor, sólo pueden levantarle el acta de infracción o llevar cautivo el vehículo.

 

Romualdo se estacionaba erróneamente en doble fila, discutió con los policías, pero éstos en vez de llamar a los estatales cargaron con el comunicador sobre la patrulla, lo esposaron, lo metieron dos horas en la cárcel municipal y lo incomunicaron.

 

“Imagina —nos dice un abogado— que metieran a la cárcel a todas las personas estacionadas en doble fila o por discutir con los agentes”. Es claro, pues, que aquí hubo trasgresión a la ley y abuso de poder contra el periodista.

 

Llevar así a la cárcel al conductor de un noticiero no es cualquier cosa, quienes conocen estas dinámicas locales aseguran que los policías tuvieron que pedir la anuencia del presidente municipal. ¿Por qué? Las críticas que hace la población desde el noticiero que conduce Romualdo, al atropellado gobierno municipal que dirige el priista Marco Antonio Cabellos Mares.

 

No es con represalias ni tratando de inhibir la libertad de expresión de ciudadanos y comunicadores como se evitan las críticas, sino haciendo un buen gobierno. Lo que Cabello Mares no quiere o no puede hacer, pues llegó con muchos compromisos. Su padrino Samuel Gurrión, el desprestigiado diputado que lo llevó a la presidencia, ¿acaso lo hizo gratis?

 

Émulo de la Ley de Herodes

 

Si Cabello Mares, cual auténtico émulo de la película de Luis Estrada, La Ley de Herodes, inventa impuestos a los chicharroneros, esquiteros y neveros, y realiza un censo de pozos artesianos en la localidad para cobrar a quien los tenga, ¿no es motivo de crítica?

 

Si ha aumentado los impuestos hasta en 100 por ciento a los comerciantes de la feria; si presiona a la Corona para que ésta en vez de entregar los estímulos de venta a las cantinas y restaurantes, se los entregue a él. Si en vez de pagar los 5 mil pesos por los que firman los policías en la nómina les entrega la mitad, y si de 2 mil 200 que deben pagar a los empleados del ayuntamiento les descuentan 800 pesos, ¿no amerita crítica?

 

Si ordena el despido de 20 empleados cada quincena para contratar a su gente y si ha incluido a toda su familia a la nómina municipal, sus hermanos, cuñadas, hijos, pues verá como enemiga a la prensa que ha de dar voz a los ciudadanos, so pena de ser anulada por los mismos ciudadanos. Y si nadie la oye o lee, ¿quién se querrá anunciar? Hay cosas que ya no se pueden vender.

 

Fue por la crítica al mal gobierno municipal que Romualdo fue llevado a la cárcel, so pretexto de una infracción de tránsito por el que sólo debieron multarlo. Por eso, un centenar de comunicadores de la región del Istmo marcharon en Matías contra la represión y por el respeto a la libertad de expresión.

 

Contradicciones y viejas historias aparte, lo que ese Ayuntamiento agredió fue al ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información. Durante el sexenio pasado el pusilánime gobernador dejó a los ediles hacer y deshacer; en su cara los pequeños tiranos locales ofendían a los ciudadanos, ¿se repetirá la historia.