Homenaje al escritor, pintor, promotor cultural, hijo adoptivo de San Jacinto Amilpas

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Cuauhtémoc López Guzmán, la impronta de un buen maestro

 

Cuando empleados, el policía y visitantes de la Casa de la Cultura de San Jacinto Amilpas vieron que el maestro Cuauh-témoc López Guzmán, director de esa casa, iba a hablar se pusieron atentos, se acercaron. Maestro normalista, de los de antaño, prosigue su labor educadora. Disminuido de salud y de edad avanzada, persiste en su misión.

 

Cuenta cuentos, los escribe, pinta sus cuadros, anima, organiza lo cultural del municipio, acude a dar charlas a las escuelas, colonias, fraccionamientos, da funciones de títeres, es gestor cultural, publica sus libros para niños, sigue y sigue.

 

En días pasados San Jacinto le hizo un alto reconocimiento, a la Sala de Lectura que él ha impulsado le puso su nombre, y en un ambiente festivo se inauguró una exposición pictórica suya.

 

Hace 18 años esta Casa “Heberto Castillo” fue fundada por el homenajeado y por Víctor Amado López Hernández, entonces por primera vez presidente municipal. Era una casita, hoy es un amplio edificio de dos pisos; con más talleres: de música, pintura, bailes, títeres. Esfuerzo de su director y su gran equipo de trabajo, así como de instructores y maestros.

 

Platicamos con el homenajeado.

— Este reconocimiento que le hacen, ¿qué le significa?
— Significa como una piedra en la espalda. Pienso que no lo merezco, en primer lugar.
— Fue un gran acto social, una plana en el periódico...…
— Lo agradezco, no puedo negar que me gusta, pero es una responsabilidad recibir un reconocimiento de esta naturaleza.
— Pero usted ha trabajado, yo lo he visto en las colonias platicando con la gente, los niños…
— Pero no era buscando esto pues, era porque tenía que hacerlo, me gusta hacerlo, donde quiera que voy si me dicen “puede platicar” digo “si hombre, como no”, lo hago.
— Hasta lo declaran hijo adoptivo de San Jacinto, ¿se siente así?
— Yo pienso que si, ya tengo 20 años de vivir acá, el arraigo lo siento más por mis hijos que aquí crecieron, estudiaron y se formaron. Tengo cariño a San Jacinto, bastante afecto, bastante amor a esta tierra que ha sido buena conmigo.
Maestro normalista, aborda el conflicto magisterial
— ¿Maestro, cómo salvar el actual problema magisterial?
— Hablar ambas partes, pero en un plan de saber escuchar y proponer, que las partes vean qué se puede y qué no. Mientras se mantenga una posición intransigente, del “que se hace lo que yo digo”, nunca se va a arreglar nada.
— ¿Qué se hagan adecuaciones a la reforma o en su operatividad, podría ser?
— Quizá puedan hacer eso, como dicen no todo es parejo, también depende mucho del trabajo del maestro, ¿qué va a hacer con los contenidos? No le va a hablar igual a quien tiene un coeficiente más alto que al que tiene el más bajo, y eso depende de uno como maestro. El maestro tiene la capacidad de adecuarse.
— ¿Es real eso de que Oaxaca necesita un tratamiento especial por ser un estado pobre?
— Pues siempre se ha manejado eso, pero yo pienso que hay mucha información que no se le escapa a nadie, usted vaya a los pueblos más lejanos y hay antenas de Tv, hay casi todo, no es cierto que estén tan separados de lo que sucede fuera de su entorno. Pero claro, puede que haya diferencia, los saberes que tiene un niño de campo no lo tiene un niño de ciudad y al revés.
— ¿Y las matemáticas, la geografía?
— Eso no cambia, es cómo se acerca el conocimiento lo que hace la diferencia. Con la lectura, por ejemplo, hay que saber cómo acercar la literatura a los niños, a los jóvenes. De por sí se tiene un respeto y un miedo al libro, uno cree que no se puede contradecir un texto, yo puedo discrepar con cualquiera porque no me gusta o no estoy de acuerdo con lo que dice. Pero todo depende del maestro, de su formación, de su capacidad.
— Pero, ¿qué puede esperarse con las Normales bastante dañadas a nivel nacional y local?
— Si, es triste, es triste. Uno empieza a ver la pobreza desde la escuela primaria, he visitado, por indicaciones del licenciado Amado, las escuelas de educación básica, y es muy bajo, muy bajo el rendimiento de un niño, leen muy mal y escriben peor. No sé qué pasa, en secundaria no hay mucha diferencia en cuanto a la gran ignorancia de las reglas básicas de la escritura. Muchachos de bachillerato, igual, yo a veces les digo: “siquiera duden un poquito de lo que van a escribir, ¡hombre!, tomen un diccionario, pero no escriban tanta barbaridad”. Pero no dudan, le huyen a los acentos o lo ponen donde les da la gana, existen reglas.
— Pues en la carta que mandó Rubén Núñez Ginés a López Obrador no usó ningún acento, no existen los acentos para el máximo líder magisterial.
Risas.

 

Leer sin comprender, problema nacional

 

“Fui maestro de normal 20 años, en educación artística, pero también me metía mucho con esto de la escritura, a mí los muchachos me decían: ‘a poco los maestros escriben muy bien’, yo respondía ‘a mí que me importan los maestros, me importan ustedes’. De repente en clase un niño les puede mover el tapete, les va a decir ‘así no se escribe maestro’, porque les ha sucedido. El niño que está más despierto o tiene padres que lo orientan.

 

“Es largo, es difícil dar un juicio, uno ve como vienen formándose los niños, los jóvenes y pienso que hay muy baja calidad en lo que han aprendido y por desgracia eso les va a afectar en un nivel superior, que les va a exigir cosas que no saben, que no tienen. Yo recuerdo que mi hijo en bachillerato me dijo ‘me mandaron a leer la Ilíada pero no entiendo’, le dije ‘lee primero el prólogo’, y tuve que darle antecedentes para que pudiera entrar a entender el texto porque hay términos que no tienen una explicación en el desarrollo del tema, pero si lo tienen en el prólogo. O quizá el maestro debiera hacer una introducción antes de un texto de difícil comprensión, por la mezcla que hacen de dioses y semidioses. Por ejemplo, dice el Pelida Aquiles, pero ¿por qué Pelida? Porque era hijo de Peleo, pero eso no se lo explica el libro. Pero pues desgraciadamente ni siquiera mis queridos maestros leen lo suficiente”.

— ¿En eso radica el grave problema nacional de saber leer pero no comprender?
— El problema es la comprensión. A veces les digo a ver que entienden, hay un cuento de Horacio Quiroga que empieza diciendo “Su luna de miel fue un largo escalofrío”. No dice que le dio escalofríos, sino que le fue muy mal, es en un sentido metafórico, pero si no se entiende la figura…
— En las últimas evaluaciones, con la prueba pisa de 2013, salimos con 0.2 en lectura.
— Una vez me invitaron a la Prepa 7 y le pedí a unos muchachos de tercero de bachillerato que leyeran. Que calificación te pondrías tú, le dije al muchacho. Hubo uno que hasta lloró, le dije estás leyendo como un niño de tercer año de primaria y tienes 12 años de escolaridad. Y estás deletreando, no puedes leer de corrido, eso es terrible, 12 años y estar en ese nivel de lectura. ¿Pero quién tiene la culpa?
— En última instancia el gobierno federal. Es quien rige. Aquí se dejó 36 años abandonada la educación. Ese gobierno es el responsable de que se cumplan los ciclos escolares. A ver cómo le hace.
— A ver cómo le hace, y supervisar la enseñanza, pero aquí no quieren ni que los supervisen, ni que los examinen, no quieren nada. Qué pesado.
— ¿Cómo surgió en usted trabajar en la promoción cultural?
— Fui responsable de Difusión Cultural y Extensión Educativa en la Escuela Normal Urbana Federal del Istmo, en Ciudad Ixtepec (su tierra natal). Ahí más que enseñar aprendí, nunca estudie tanto como entonces, mi especialidad era la educación artística, no estudie en una Normal pero estudie otras cosas. Estudié en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda. Como soy lector desde muy temprana edad, pues bastante me ayudó esa experiencia lectora.

 

Llegó la noche, la esposa del maestro Cuauhtémoc pasó por él en un automóvil. Por un momento la imagen nos remitió al personaje profesor de la película francesa “Ser y tener”. La sencillez y autoridad con que trabaja un maestro que educa al individuo para toda la vida. (C. Blas)