Guelaguetza “incluyente”, sacrifica la calidad

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Difícil debe ser armonizar la “política pública” de diseñar la Guelaguetza de los Lunes del Cerro con lo más representativo del folclor y, al mismo tiempo, ser muy incluyente. Este concepto no puede aludir más que a incluir al mayor número de delegaciones en la Rotonda de la Azucena.

 

Difícil armonizar calidad con cantidad, antes bien resultan contrarias. Confirma lo anterior la dinámica con que desde hace unos 20 años se realiza el programa de la Guelaguetza. Eso la ha llevado a ser monótona, cansada, aburrida. Y lo anterior lo sostienen folcloristas y conocedores, con años de participar en la celebración más importante de Oaxaca.

 

Luego de décadas de presentar una Guelaguetza respetando más o menos el diseño clásico original, los poderosos locales no resistieron la tentación de incluirle sus caprichos. Así, Ildefonso Zorrilla Cuevas metió la delegación de su natal Juquila, como después José Murat lo hiciera con su pueblo Ixtepec. El secretario de Turismo de Gabino Cué, dueño de hoteles en Huatulco, José Zorrilla de San Martín, impuso a ese municipio.

 

Tales ocurrencias alteran la programación, restan calidad y prolongan la duración de la fiesta, sin aportar algo encomiable a la misma. El primero, Juquila, llegó con sones de la Costa, cuando ese municipio es más bien serrano; el segundo con los mismos sones istmeños; y Huatulco prácticamente… con muy poco.

 

Sin embargo, en este ánimo generalizado de participación, la inclusión de nuevas delegaciones podría considerarse, siempre y cuando trajeran innovaciones de calidad, presentaciones más que coloridas o vistosas, auténticas. Empero, como cuestionaban los ponentes en el Foro “Diálogos y perspectivas de la Guelaguetza de los Lunes del Cerro”:  ¿Quién es la autoridad que va a decir lo que está bien? Al dar por hecho que el actual Comité de Autenticidad ha cumplido su ciclo.

 

Sin duda, lo más característico de los pueblos es el cambio, a lo largo de los años, coreografías y detalles de la fiesta fueron mejorando. Pero merced al retroceso político de Oaxaca, con gobernadores autoritarios, la fiesta también resiente esos estragos.

 

Esa forma de gobernar apunta a despojar a los oaxaqueños de su fiesta. Si de suyo los estudiosos planteaban ¿Cómo vincular a la actual sociedad oaxaqueña con los Lunes del Cerro?, después de ver que en la Guelaguetza 2018 quitaron la mitad de los accesos gratuitos a la gente de Oaxaca, la respuesta del gobierno es clara: no más vinculación, al gobierno sólo le importan los negocios.

 

Oaxaca, el quinto estado que más votó por AMLO

 

Como se esperaba, se dio el arrollador triunfo de AMLO en Oaxaca, lo nuevo fue el incremento de votos a su favor, 50 por ciento más que en 2012. Ahora no dejó ni dos ni una diputación federal al PRI, ni al PAN y menos al PRD. Incluso, merced a las elecciones concurrentes, Morena obtuvo 24 de 25 diputaciones locales. El efecto peje fue pleno.

 

Tal como advertimos en un estudio publicado en el número 213 de En Marcha, la entidad volvió a ser territorio de López Obrador ahora que estuvo por tercera ocasión en las boletas. Oaxaca fue el quinto de los 32 estados que le aportó más voto. Ahora, vamos a ver si esa mayoría legislativa se refleja en un mejor gobierno estatal. Por lo menos que inicie con que haya gobierno, pues caos, violencia e impunidad disponen hoy de Oaxaca.