Volar a Jamiltepec

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Aunque la decisión de volar de noche a Jamiltepec después del sismo se hubiera tomado con la mejor intención, está visto que no fue una buena decisión, hay razones de peso, incluso razones dentro del marco legal de la navegación aérea.

 

El llamado “helicopterazo” tiene más críticos que defensores. Críticos por cuanto a la imprudencia notoria que lo provocó, y defensores en quienes dicen que fue un accidente y nada más.

 

Se puso en peligro no sólo a la población, con los fatales resultados de 13 muertos y 15 heridos, también se arriesgó la integridad de quienes viajaron en esa nave, entre ellos el gobernador de Oaxaca, el titular de la SEGOB, colaboradores de ambos y un periodista.

 

Hay un par de declaraciones importantes, aunque poco destacadas, que dan luces sobre la responsabilidad de haber ordenado el uso de ese helicóptero BlackHawk UH60 de 25 millones de dólares.

 

General Cienfuegos reprobó la decisión

 

Declaraciones que la periodista de Puerto Escondido, Maricruz Martínez, arrancó al Titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), general Salvador Cienfuegos Zepeda.

 

Primero. A la pregunta de ¿Qué provocó el accidente?, el mando militar dijo: “la hora que se pretendió llegar al área y el polvo (…) además de las personas que se encontraban…”

 

Segundo, ¿fue una imprudencia?, “no sé si fue una imprudencia, no era algo que yo hubiera ordenado”.

 

Tercero. Agregó el general: “pero lo hizo (lo ordenó) quién en ese momento tenía a su disposición el helicóptero y consideró que era urgente venir a Jamiltepec.”

 

Las declaraciones del militar dejan ver puntos muy claros:

 

El accidente se dio por la hora en que se decidió volar, de noche. Lo cual está restringido en el Reglamento de vuelos, que inhibe vuelos nocturnos para esas aeronaves, a menos que sea urgente, pero sólo si hay la infraestructura de navegación aérea necesaria. No hay controladores de vuelos más que en Puerto Escondido, de donde salió la nave.

 

El polvo. Cuando una nave de ese tamaño va a descender a una pista improvisada, tiene que regarse ésta para evitar el polvo y ayudar a la visibilidad, lo que siempre se hace y ahora no se hizo.

 

De las personas que se encontraban en la pista, es otra pifia. Es inexplicable que no pasara por la mente de la tripulación algo tan socorrido, que es a esas áreas extensas donde las poblaciones recurren a protegerse de los sismos.

 

Si el titular de la SEDENA dice que él no hubiera ordenado ese vuelo, está claro que reprueba esa decisión.

 

Si, como dice el militar, ordenó el vuelo quien tenía a su disposición el helicóptero, el mando federal más alto ahí que podría ordenar era el Secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida.

 

Alguien consideró que era urgente viajar a Jamiltepec. ¿Urgente para qué? No había heridos, ni muertos, ni atrapados en casas o edificios. Además, el helicóptero no llevaba médicos, ni camillas, ni medicinas, ni siquiera despensas. ¿A revisar los daños? Hacer esto de noche y con el servicio de energía eléctrica interrumpido, era extremadamente difícil.

 

¿Urgencias sólo en temporada electoral?

 

En torno a lo urgente, la reportera Maricruz apunta un dato: en el Istmo de Tehuantepec, cuando el sismo de 8.2 grados, septiembre de 2017, si había heridos, si había muertos, si había miles de casas caídas pero los funcionarios de los gobiernos estatal y federal llegaron dos días más tarde.

 

¿Querían enmendar lo anterior o fue por un afán proselitista de temporada electoral? Lo segundo predomina en la opinión de la ciudadanía. ¿Habrá resultados de la investigación anunciada?

 

El titular de la SEDENA declaró que el Ejército se hacía responsable de los daños causados por la aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana; de los daños, pero no de la decisión de volar esa noche, pues a decir del general Cienfuegos: “…no era algo que yo hubiera ordenado”.