Gabino Cué, vacíos de poder y corrupción

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La ola de violencia en Tuxtepec y la región de Papaloapan —que comparten Oaxaca y Veracruz— es incontenible. No obstante que el 90 por ciento o más de los muertos de esta guerra sórdida estén ligados a la delincuencia, los riesgos que vive la población incluida involuntariamente en ella son altos.

 

Aunque eso quizá no sea lo más grave, sino la virtual desaparición de las autoridades municipales, estatales y federales. Vacío de poder que al actual gobernador de Oaxaca nunca le importó dejar, acentuando la situación de ingobernabilidad y el crecimiento del crimen: secuestros, levantones, extorsiones. La impunidad es total.

 

En vez de cumplir su trabajo esencial de gobernar, que es brindar seguridad y paz social, hasta parece que este gobierno promovió lo contrario. Por ejemplo, con el debilitamiento al parecer ex profeso de su Policía del Estado, con los problemas absurdos creados por su locuaz Secretario de Seguridad Pública y las huelgas y divisiones de ese corporativo.

 

Si de hecho, dice Edgardo Buscaglia —especialista internacional en delincuencia organizada—, “las transiciones políticas generan enormes vacíos de poder institucional de Estado”, vacíos que pueden ocupar grupos de poder económico y hasta mediáticos, o empresas criminales. “Los cuales empiezan a transformarse en autoridades de facto, reemplazando así al Estado mismo”.

 

Si en esas transiciones “normales”, digamos, sucede lo anterior, de que tamaño será la descomposición en Oaxaca, donde hubo una simple alternancia y cuya transición sólo se dio hacia la atomización y debilidad del gobierno, su reparto en cuotas con cargos públicos, así como frivolidad y corrupción evidente (la Casa Blanca de Gabino Cué http://revistaenmarcha.com.mx/reportaje/1776-casa-blanca-de-gabino-cue-denuncia-sergio-hernandez.html). El manejo del erario quedó en manos de un pequeño grupo en torno al gobernador, que sólo se ocupó de eso, dejando de lado la atención de los graves problemas de seguridad y gobernabilidad en general.

 

No se puede combatir al crimen mientras las instituciones del Estado y gobiernos estén corrompidos o infiltrados, por eso no sirven los operativos conjuntos policíacos y militares. Para que haya paz y tranquilidad en los municipios de Oaxaca, primero se deben limpiar esos órganos del Estado y de los gobiernos, incluidos los municipales.
Pero poco se puede hacer cuando los políticos acceden al poder con la idea central de robar y enriquecerse. Para combatir con efectividad a la delincuencia, primero se tienen que limpiar esos gobiernos y esos cuerpos policíacos. “Con un Estado fragmentado y sucio, es imposible combatir la delincuencia organizada”, sentencia Buscaglia.

 

La deuda hasta de 50 mil millones

 

Siguen los cálculos sobre el monto real de la deuda pública. Esa deuda que el gobernador del “Cambio” contrató contra Oaxaca no tiene sostén. Lo único que la explica, es que Cué perdió toda prudencia, pues no hay nada concreto, ni obra grande, ni miles de pequeñas que puedan justificarla.

 

En Marcha calculó en 27 mil millones de pesos la deuda; el muratista González Ilescas dijo que esa deuda frisa los 35 mil millones; el nuevo dirigente de la COPARMEX en Oaxaca, ha declarado que puede ascender hasta los 50 mil millones de pesos.

 

El gobierno informa que su deuda es de 14 o 16 mil millones. No incluye la deuda pública del IEEPO de más de 7 mil millones de pesos, la de los municipios, la de los proveedores locales y nacionales y un sinfín de pasivos que hacen evidente que su informe de la deuda está sesgado.
¿Dónde está ese magnífico caudal de miles de millones de pesos?