Protección Civil, origen del caos
Dos puntos negativos destacan en la catástrofe del Istmo de Tehuantepec: la omisión plena de la Coordinación Estatal de Protección Civil y la ausencia de coordinación entre las dependencias del gobierno de Oaxaca. No hubo la necesaria comunicación interna estatal.
Los funcionarios estatales no parecen asimilar que están ante un evento fuera de lo ordinario. Su esfuerzo es por salir en la foto junto al gobernador en los recorridos. Entre tanto, miles de istmeños sortean más de 8 mil temblores y réplicas, lluvias e inundaciones y, como corolario de la desventura, los fuertes vientos que rompen las lonas donde se refugian.
Ante una tragedia de tal magnitud, los funcionarios tienen la obligación incluso moral de no dar la impresión de participar actos de lucimiento. Sin embargo, la puja rumbo a las candidaturas federales los hace pasar por encima de cualquier consideración. No es extraño, entonces, que no voltearan hacia las sierras norte y cuicateca también afectadas por sismos y lluvias, de 10 a 15 días tardó la burocracia estatal en atender esa otra emergencia.
Gobierno federal toma el control
En el Istmo, el gobierno federal asumió el control al delegar responsabilidades en sus secretarios y subsecretarios de Estado. Lo extenso de la atención a los pueblos recayó en el Ejército, que de nuevo tuvo que relevar en parte al gobierno civil. De todos modos, sin un mando civil que coordinara, hasta las fuerzas armadas se confrontaron, fue el caso de militares contra Policías Federales por el resguardo de despensas.