Juchitán, Guelaguetza que los exhibió

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La pretendida exclusión de Juchitán de la Guelaguetza es otro de esos casos de magnífica impostura, donde una parte se victimiza reclamando sufrir injusticias, cuando la realidad es al revés. Antes lograban su cometido, hoy las redes sociales tundieron a los simuladores.

 

La señora que firma como presidenta, Gloria Sánchez, acuso revanchismo político al ser ella del PRD, pero quién creería esto cuando los Sánchez López han sido muy beneficiados en sus relaciones con el PRI.

 

Héctor Sánchez, presente

 

La raíz del conflicto se encuentra en el mismo Juchitán, en el autoritarismo del veterano político con ansias de cacique, Héctor Sánchez, “Mexha”, hermano de la presidente, quien no firma pero si manda en el municipio.

 

Este gobierno municipal desapareció la regiduría de cultura, desde donde el maestro Filiberto Martín Luis Morales se encargó más de 15 años de la delegación. Nadie dice que lo hacía bien, el año pasado rindió culto al sobrepeso y a unas anti estéticas tinas de lámina.

 

Echaron a Martín y se puso el grupo en manos más inexpertas, en Iván Zacarías Hernández, director del DIF, aunque quien en realidad lo maneja es la esposa de Héctor, presidenta del DIF, Rosaura López Valdivieso.

 

Improvisar e imponer

 

Improvisaron todo. El grupo que vendría a Oaxaca era incipiente. Por supuesto, el maestro Martín protestó y hubo conflicto. Por este conflicto e inconsistencias en el nuevo grupo se quiso evitar que Juchitán acudiera este año.

 

Varios factores concurrieron, entre otros que el personero de Samuel Gurrión, Pedro Santiago no se saliera con la suya de que su hija fuera quien concursara por Juchitán para diosa Centeólt. Trabajaba este priista con los perredistas del Ayuntamiento, tenía mano en la designación de los jóvenes de la delegación y hasta los llevó a participar a una Vela del PRI, entre otros negocios.

 

No había tenido el municipio nada tan fatal como esta Guelaguetza. Frustraron a los jóvenes que ya estaban listos para ir a bailar; casi quedaron mal con los nuevos; e hicieron gastar a algunos padres de estos últimos 10 mil pesos por incluirlos en la delegación juchiteca a “la máxima fiesta de los oaxaqueños”.

 

Finalmente, aunque con chantaje y presión lograron incluirse en una fiesta a la que no fueron invitados, el saldo es desfavorable para el Ayuntamiento. Sobre todo, porque la presidenta se puso en el ojo del huracán. Nunca hubo mejor oportunidad para exhibir las miasmas de un descompuesto gobierno municipal juchiteco.