Evaluación punitiva in fraganti

Por Bruno Moreno

 

Severiano llegó hasta las oficinas centrales de la Secretaría de Educación Punitiva (SEP) en la Ciudad de México. Como no quiso dejar nada por escrito, sino exponer su problema, tardó en ser atendido. Después de una semana, por fin lo recibió el Director General de la Evaluación Punitiva, ante quien expuso, contundente, las fallas estructurales de la prueba que él reprobara. Fue claro.

 

— Señor director, sus esbirros examinadores no pueden ser más punitivos.

— ¿Por qué dice usted eso profesor?, respondió sorprendido el funcionario.

— Mire usted, aquí está el número de quienes fuimos examinados y me incluyen entre el 80 por ciento que reprobó el examen.

— ¿Y dónde está el error?, preguntó más sorprendido el Punitivo.

— ¿No lo ve?, aquí dice que fuimos 40 los examinados.