“Cortamortajas”

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René Ruiz Quiroz, director de Atención al Migrante se ha convertido en un genuino “cortamortajas”, como el pájaro que según los indígenas son heraldos de la muerte. Cada que aparece lo hace solamente para anunciar que otros paisanos perdieron la vida al tratar de cruzar la frontera de México con Estados Unidos.

Quizá si en esa Dirección razonaran un poco más se darían cuenta que con cada anuncio de fallecimiento que hacen, constatan el fracaso de las políticas públicas del gobierno que representan, del fracaso por ofrecer a los oaxaqueños posibilidades de vida en su propia tierra. Pocos salen en pos del llamado “sueño americano”, menos en las comunidades indígenas donde la forma occidental de vida con su divisa de triunfo basado en la acumulación de dinero no es la predominante.

La gente sale de sus comunidades porque ya no tiene allí oportunidades de reproducción con sus familias. Su partida es un último recurso por sobrevivir, es un albur de vida o muerte, por eso resultan hasta irónicos esos anuncios de que no salgan a la frontera a arriesgar su vida, ¿qué les ofrecen a cambio? Retórica, demagogia, mentiras. Acaso algunas despensas en época electorales.

Los números se han  tornado hasta fríos, parece un caso más de estadísticas cuando Ruiz Quiroz diligente anuncia la repatriación con los pies por delante de decenas de oaxaqueños que quedaron en el camino junto con sus esperanzas y sueños de una vida mejor, de una mejor vida en otra tierra que no es la suya y que hoy los rechaza, que hoy no los necesita mucho, ante la aguda crisis que vive EU y todo el mundo.

En tanto el número de deportados y muertos se incrementan, los recursos por conceptos de remesas enviadas hacia Oaxaca decrece de manera alarmante. Estas remesas constituyen el pivote económico de los mercados regionales de la entidad: Tlacolula, Huajuapan, Nochixtlán, Ocotlán, Oaxaca, etc. La disminución de dólares en Oaxaca supone de manera inmediata mayores carencias y  pobreza en dicha regiones.

Toda la dinámica productiva disminuye, dejan de construir sus casas en los pueblos otrora financiadas con dólares de las remesas, los gastos en alimentación y educación disminuyen. Como esos dólares no han sido nunca inducidos hacia la generación de riqueza, hacia la producción ni agrícola mucho menos industrial o al menos de manufactura, todo se queda en la actividad comercial, único sector que propicia alguna dinámica en los pueblos se desploma.

Millones de dólares dejan de alimentar la economía de los pueblos cada año, lo que junto con la disminución de la derrama de la economía subterránea que sostenían actividades de producción de narcóticos, empobrece a poblaciones enteras. Pero ahora no tienen la válvula de escape de la emigración, y sin embargo salen porque donde aún hay algo de abundancia algo debe sobrar.

Empero, las disminuidas remesas paradójicamente ahora son aprovechadas por empresas transnacionales, los gigantes de la globalización económica que llegaron a captar esas divisas para retornarlas a sus metrópolis de donde salieron, los EU: SAM’s, Aurrerá, Sears, Mc Donald, entre otras. Incluso, productos alimenticios vienen de fuera, ya no se producen acá y cada vez somos más dependientes del exterior y menos productores de nuestros propios alimentos. Círculo vicioso que al tiempo que nos despoja de dinero que sale a fortalecer economías de suyo fuertes, no propician acá ningún desarrollo, ni generan empleos realmente productivos.

Y esta búsqueda por aprovechar de manera productiva las remesas de dólares que llegan a la entidad nadie la hace, nadie planifica alguna forma de hacer que tantos recursos puedan impulsar desarrollos agrícolas al menos, o agroindustrias que sería mejor, u otro tipo de empresas generadoras de riqueza y empleos. Es decir, buscar la manera que esos millones de dólares ganados con  esfuerzo y hasta dolor allende las fronteras sirvieran para que otras generaciones ya no fueran también de sacrificio y tuvieran empleo en su tierra. Pero no, ni los que emigran ni sus descendientes ni sus gobiernos se preocupan por eso. Así, el círculo vicioso parece eterno.

Buscar cómo hacer productivas esas remesas de dólares, eso sí sería un trabajo de atención al migrante, pero sería realmente trabajar y eso no le gusta a la burocracia. De ahí que llame la atención la propaganda extraña de esa dirección de marras en su peregrina función de atender a los caídos en el intento de buscar un país mejor.  Es cierto que al menos con ese apoyo deben contar esos paisanos en desgracia, que el gobierno de su estado los ayude al morir lejos, pero para eso con una simple oficina, recursos para boletos y un par de carrozas sería suficiente. ¿Para qué toda una dirección onerosa?

Ahora que la muy prescindible Secretaría Técnica del gobierno del estado desaparece, quizá deberían voltear hacia otras de similar condición.
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