Escándalos municipales

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De escándalo en escándalo van algunos presidentes municipales de Oaxaca. Despliegan prepotencia e impunidad con un desenfado tan amplio que cada vez son menos cosas las que puedan sorprendernos de ellos.  Parece que tuvieran línea para eso, y que la línea fuera “hagan y deshagan”  mientras el partido gobernante esté en jauja.

La obnubilación que causa la posesión de un poder sin contrapesos, sin restricciones, es grave y hasta peligroso. Nadie les pone un alto ni siquiera les llaman la atención o recomiendan mesura y sobriedad. Cuando hay oposición de otro partido en el cabildo, esos regidores son cooptados o minimizados. Cuando los escándalos causan problemas, el presidente sólo autoriza aumento a las dietas o ingresos de esos regidores para que no hagan más ruido.

Destacan en esto de manera muy notoria algunos presidentes. Entre ellos el de Pochutla, José Manuel Ricárdez López por sus evidentes actos de corrupción. Es de verdad escandaloso que en este municipio de la Costa el Ayuntamiento justifique recursos públicos con obras que no existen, que ni siquiera fueron puestas en marcha con la tradicional primera piedra.

En Pochutla predominan las obras inexistentes, inconclusas y realizadas con fondos no autorizados. El señor Ricárdez que llegó al cargo con las siglas del PRD se está consolidando como émulo del ex edil perredista Raymundo Carmona Laredo en el arte de sustraer recursos del erario municipal para su peculio personal. Quizá hasta quiera superar a este último en la construcción de un tan ostentoso como grotesco “partenón” de mal gusto en Cuatunalco, Salche u otra playita del municipio.

También fue sonado el escándalo cuando el regidor de hacienda de ese municipio, cometiera negligencia médica contra una humilde mujer al practicarle una operación en su parto, lo que la dejo lisiada y hasta en peligro de perder la vida. Para afrontar las consecuencias legales este médico y regidor de nombre Rogerio Antonio Ramírez Buy, solicitó licencia y con ello suscitó otro escándalo cuando el edil se negó a aceptar en el cargo al suplente  José Luis Castillo Villar.

En Matías Romero, con el presidente José Luis Albores, los escándalos están a la orden del día por sus fiestas continuas en “El Rodeo”, centro de diversión diurno y nocturno, así como por su enriquecimiento repentino e inexplicable, adquisición de propiedades y construcción de casas de campo.  Además de nepotismo, amiguismo, prepotencia policíaca, autoritarismo, etc.

Pero el escándalo mayor de Albores Gaspar es uno que recientemente ha alertado a la ciudadanía y la tiene a la expectativa, pues el edil se ha metido hasta con el patrimonio de sus conciudadanos, quienes lo acusan de estar coludido con el vecino municipio de Santa María Petapa que reclama como suyas tierras que ya les fueron pagadas en la primera década del siglo pasado. Pero como quienes saben vivir a expensas de los indígenas esgrimen en su defensa cualquier asunto que les pueda dejar dinero,  esos seudo líderes han aprovechado un pequeño resquicio legal, inventado por José Murat en sus tiempos, para presionar y buscar se les indemnice con algo así como 100 millones de pesos, acusan los ciudadanos. De esta cantidad, aseguran, una parte sería para el actual presidente priista, Albores Gaspar por trabajar contra su propio municipio.

Pero escándalos en toda la extensión de la palabra son las que casi cada día protagoniza el edil priista de Tuxtepec, Gustavo Pacheco Villaseñor. Sus correrías noctívagas son de antología, de tal manera que ha logrado hacerse famoso por ellas y apoyado por la iniciativa de sus ciudadanos al subir sus imágenes en deplorable estado a youtube, precisamente en la sección “Borrachos que dan risa”. Pero últimamente le ha dado el gusto por el escándalo de la balas. Al respecto son ilustrativos unos párrafos del editorial del más reciente número de la revista En Marcha, Realidad Municipal de Oaxaca,  con la balacera desencadenada contra un grupo de indígenas:

“Pacheco Villaseñor, casi de manera hereditaria, es presidente municipal, como antes lo fue su padre, quién dejó una escandalosa estela de corrupción. El hoy edil agrega a su linaje su propia impronta: escándalos y atropellos.  Ahora suma a este par de prendas, su desprecio por la vida de los indígenas, pues no se concibe que sus pistoleros dispararan a esos infortunados sin su consentimiento.

“Infortunados los indígenas chiapanecos, porque a su paso por Tuxtepec rumbo al Distrito Federal, tuvieron la desgracia de cruzarse en el camino del señor presidente, cuyos ‘guaruras’ abrieron fuego a matar, incluso dispararon a las espaldas de esos hombres desarmados, como certifica en la constancia de lesiones, el médico Armando Covarrubias, con cédula profesional 5938790.
¿Derechos humanos?, ¿justicia?, ¿legalidad? “¿Todo eso con qué se combina?”, dirá Pacheco Villaseñor.”

El municipio cómo célula básica de la sociedad, como ese espacio de convivencia extensión de la familia, familias que se unen para atender sus necesidades colectivas, es un fracaso en Oaxaca. Antes bien el órgano de gobierno de esos municipios, el Ayuntamiento, con su presidente municipal se ha convertido en enemigo abierto y declarado de los munícipes, o sea de quienes habitan en los municipios. Se han convertido en nuestros pequeños tiranos que gozan de absoluta impunidad.

Notas al margen: de nuevo corroboramos que el Ejército Mexicano no está preparado para labores que corresponden a la policía. No entienden razones, sólo se concretan a decir que cumplen órdenes, para ellos esas órdenes son las únicas que valen, no las leyes ni la constitución ni los derechos humanos. Tocó al periodista Ernesto Reyes, coordinador de información del diario Noticias, sufrir las arbitrariedades de los soldados. Aunque esta violencia se hace ya cotidiana en México, no debemos admitirla y sí condenarla, así como solidarizarnos con el experimentado comunicador que sólo cumplía con su función.

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