Voto en blanco y sentido común

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Las variantes de los que están a favor de esa posición también se han dejado ver. Algunas, son contradictorias en sí mismas, pero no más que la misma realidad política en las regiones o el país entero. Hay una postura que promueve el voto en blanco como una forma de manifestar el rechazo a la clase política nacional en su conjunto.

Las respuestas elaboradas también se han manifestado, como la de un destacado ex funcionario, presidente y creador de la institución electoral nacional, el IFE, José Woldenberg, quien refuta así al voto nulo: “La derivación política de esa construcción intelectual recuerda a los discursos antipolíticos elementales y reduccionistas: una ‘clase política cerrada, amafiada, incapaz´ contra un pueblo ‘noble, incorruptible, virtuoso’” (Reforma 25 de junio de 2009). Y le parece poco a Woldenberg lo que también esta postura dejará claro: “El voto nulo en sí mismo no expresará más que hartazgo, desencanto, malestar.” ¿Nada más? Nada menos.

En nuestro medio algunos ex funcionarios de manera esbozada declaran en contra del voto nulo fingiendo una posición neutral o académica. Unos han sido o son consejeros electorales, militantes o ex candidatos de algún partido, otros funcionarios de instituciones al servicio del gobierno del estado.

Sin embargo, también hay otras posturas que proponen el voto nulo para llamar la atención a reducir el número de representantes en el Congreso, disminuir el gasto millonario en un proceso electoral en que más de la mitad de los mexicanos no confía, según una encuesta de la Secretaría de gobernación. Así como la eliminación de los diputados plurinominales y reformas para permitir que candidatos sin partido, de manera excepcional como ha sido siempre, puedan contender, haciendo efectivo su derecho consagrado en la Constitución nacional de votar y ser votados, y que una disposición secundaria electoral ahora contradice.

En páginas de internet y medios regionales, como en nuestro caso, se exhiben la falta de opciones en la región o distrito, la ausencia de candidatos que motiven a votar. Pero también figuran aquellas que postulan votar por el menos peor, en caso que haya alguien así.

El voto nulo es un recurso extremo adecuado para una situación nacional similar. La enorme crisis nacional tanto económica como política obliga a buscar nuevas formas de manifestación. Estamos como país entre los tres primeros lugares de violencia, asesinatos y corrupción, también en cuanto a agresiones a periodistas.

Hay quienes dicen que el voto nulo o en blanco no es la fórmula para cambiar las cosas, pero es una búsqueda para llamar la atención de la partidocracia y evitar que nuestra incipiente democracia siga estancada y hasta en regresión como sucedió con la integración más reciente del IFE con personajes subordinados a los partidos y de bajo perfil que lo primero que quisieron hacer fue elevarse el sueldo de manera estratosférica.

Siempre es más fácil hablar en términos generales, sin embargo nuestra realidad concreta es más importante. Hace una semana ilustrábamos así nuestro desánimo regional: A Martínez Neri del PRD le pesa su pasado inmediato como rector de la UABJO donde no respondió por el costo de obras que nunca justificó y tampoco hizo público su último informe; Luis Ugartechea del PAN dice: “Hay que ciudadanizar la política”, ¿Qué no ciudadanos son los únicos que hacen política? Además de que en los últimos seis años no entregó reparto de utilidades a sus empleados; Manuel de Esesarte del PRI de plano provoca bostezo, además de los millones de pesos que aún no comprueba del erario municipal.

Los partidos pequeños que si bien durante un tiempo airearon los procesos electorales y animaron a los electores (por ejemplo Gabino Cue) hoy, por lo menos en este distrito, no ofrecen opciones. Se fueron por el camino fácil de “cachar” ex priistas, en vez de formar cuadros e involucrarse más con los ciudadanos. Sin embargo, en este punto caemos en una de las variantes de quienes postulan protestar con el voto, que es votar cuando existan opciones serias, como hay pocos casos: por ejemplo Aristarco Aquino, por el PT en Tlacolula y el empresario Oswaldo Manzano en la Costa de Oaxaca por el PAN. Con esto vemos que es de estricto sentido común votar por algún candidato que ofrezca expectativas favorables a los ciudadanos.

Finalmente el voto nulo o en blanco es una forma activa de protestar, no es simple abstención, al contrario se trata de educar a quienes no acuden a las urnas para manifestarse de una manera activa, pues, como dice el politólogo José Antonio Crespo: Se trata de “mandar un claro mensaje a los partidos para que al menos se enteren de la profundidad del descontento. No se trata de desmantelar el sistema de partidos (…) sino de reformarlo, airearlo, refrescarlo, precisamente para fortalecer y mejorar nuestra democracia”.