Desastre antes del desastre

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El llamado gobierno del cambio tendrá mucho que hacer si quiere enderezar un poco a Oaxaca. En materia de justicia tendrá que afrontar ese desatinado régimen de Juicio Oral o “sistema acusatorio adversarial”, que ha recibido el rechazo de la gente donde lograron instaurarlo, la Mixteca, el Istmo.

En procuración de justicia es igual. Cientos si no es que miles de expedientes archivados. Ni los casos famosos son resueltos. Del reciente asesinato a quien fuera dirigente del Sindicato del COBAO, Tomás Matus, la procuradora, Candelaria Chiñas, sólo dice que avanza en líneas de investigación. Pide, eso sí, que no por su “lentitud” en estos casos se les juzgue mal, pues todo lo demás está bien, según ella.

Tampoco se resuelve el caso de Ixtli Martínez, periodista baleada por “porros” de la UABJO. Si no se resuelven estos casos, qué se espera de los de la gente sin notoriedad. En la colonia, en la radio, en la prensa, por todos lados se sabe de casos irresueltos, de trámites que sólo son pérdida de tiempo, del favoritismo a quien puede corromper.

Periodistas del Istmo denunciaron en un Foro reciente que sus casos carecen de atención bajo los juicios orales. Al ser orales, ni siquiera tienen archivos para reactivarlos y buscar justicia. Si hay un acuerdo tácito para no apoyar a los periodistas, con los juicios orales, dijeron, eso se agudiza en dicha región, asiento de la delincuencia organizada ante quienes los comunicadores están desprotegidos.

Otro fuerte clamor es contra la exagerada corrupción en ámbitos de gobierno. “Mordidas” para todo trámite: en el Registro Civil, en Tránsito del Estado, en los Ministerios Públicos, los “jueces orales”, en Registro Público de la Propiedad, en la Dirección de Inspectores del Ayuntamiento de Oaxaca donde la corrupción se ha potenciado al abandonar el presidente el cargo en manos de bisoños encargados.

Con las inundaciones y deslaves se develó la incapacidad del gobierno estatal para enfrentar situaciones de emergencia, así como la improvisación y simulación de la Unidad Estatal de Protección Civil; la carencia de herramientas de los bomberos, la negligencia de funcionarios en las regiones, desmantelamiento de los Módulos de Maquinaria, carencia de un sistema de comunicación social donde sólo producen boletines y buscan la cooptación de periodistas y medios como lo mostró en una famosa charla telefónica —singular testimonio histórico— Raúl Castellanos Hernández, prototipo del jefe de prensa a la vieja usanza.

Las direcciones de Protección Civil de los municipios y gobierno estatal se manejan como cualquier concesión política, como se le entrega a alguien para pagarle barato un compromiso político la regiduría de Ecología o de Deportes o de Panteones, por ejemplo. Si ex funcionarios del área de Protección Civil declaran que los días finales de septiembre y los primeros de octubre son los más críticos de la temporada de lluvias, ¿por qué no se tomaron las previsiones pertinentes?

Cuando este 19 de septiembre se inundaron partes de San Felipe del Agua, colonias La Cascada, Pueblo Nuevo, Xochimilco, Fraccionamiento Esmeralda, el director de Protección Civil del Ayuntamiento de Oaxaca, Abraham Arrazola, estaba ausente. Incluso el lunes 20 los noticieros no hallaban al funcionario municipal, y adjudicaban la ausencia al largo “puente patrio” del Bicentenario.

La gente clamaba ayuda y denunciaba que los funcionarios del sector sólo se habían paseado por el lugar; en otra parte los bomberos fueron retenidos ante la desesperación de los afectados que no pudieron ser auxiliados adecuadamente por los primeros quienes llegaron sin sogas, ni herramientas. Trabajadores que mal pagados y peor avituallados son enviados prácticamente a la guerra sin fusil.

Todo esto deja al descubierto el desastre de la administración pública previo a los desastres naturales. Lo que alcanzó fama este 28 de septiembre con el caso de Santa María Tlahuitoltepec. Carlos Ramos Aragón, actual director de la Unidad de Protección Civil estatal, es un político costeño de poca monta, de dirigente de las juventudes priistas de su natal Pinotepa Nacional saltó a presidente municipal donde no dejó quien lo recuerde para bien, sí para mal pues ha contribuido a que las casas de sus paisanos se inunden con las lluvias al dejar obra mala e inconclusa en el bulevar de Pinotepa.

No se sabe que Ramos Aragón haya incursionado en Protección Civil, bomberos o algo parecido. Sostiene una notoria descoordinación con sus delegados en las regiones, quienes hacen lo que pueden y se quejan de que carecen de recursos. De manera irresponsable Ramos Aragón inició la falsa alarma de las 300 casas sepultadas y cientos de muertos dando crédito, según dijo, a un funcionario de Bienes Comunales de Tlahuitoltepec de quien sólo conocía el nombre, sin los apellidos: Donato.

Desde hace rato estos funcionarios sirven más como corresponsales de los medios que para su trabajo. Están más para dar cifras y pormenores de las desgracias, por ello quizá la preocupación por dar cifras de muertos por el derrumbe del cerro de Tlahuitoltepec sin constatarlas. Pero mientras hasta en tres ocasiones una estación de radio local repetía esas declaraciones de Ramos Aragón, él mismo declaraba a un periódico digital que no se debía especular con las cifras de damnificados. Más tarde el gobernador lo superó en la fantasiosa cantidad de muertos: mil. Al final fueron 11 lamentables decesos, tan lamentables como la falta de coordinación de delegados de gobierno, residentes de CAO, de Seder, “orejas”, etc., toda la infraestructura de gobierno que no sirvió para corroborar la información antes de alertar de más a todos.

Este caos administrativo es letal. Por eso delegados de Protección Civil, como el de Tehuantepec, Jesús González Pérez, hace caso omiso de llamadas de auxilio. En Santa María Nativitas Coatlán, agencia municipal de Tehuantepec, se derrumbaron 50 casas de adobe por la depresión tropical Matthe. Esto sucedió desde el pasado martes en la madrugada y aún no recibían atención de ninguna autoridad. La comunidad quedó incomunicada por los deslaves. ¿Cuántos pueblos más estarán en estas condiciones? ¿Ni siquiera tendrá ya Protección Civil la información para los medios?

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