PRI, los límites de la simulación

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Es lugar común decir que hay que tomar en sentido contrario aquello que afirmen los políticos; si expresan que algo no va a suceder es que, precisamente, sucederá. Cuando el ex presidente José López Portillo anunció que defendería el peso como un perro, el peso se devaluó de nuevo.

Calderón anunció que sería el presidente del empleo, y sucedió radicalmente lo contrario: es el presidente con el mayor desempleo en un sexenio; en igual sentido está Ulises Ruiz en Oaxaca, su lema de campaña fue “Empleo y seguridad”, y nunca como ahora estamos peor en ambas situaciones, la emigración e inseguridad son más graves que nunca.

Ofrecer algo y hacer lo contrario adquiere tintes radicales en la actividad política. Sin embargo, estamos viendo que en Oaxaca la omnipresente simulación política llega a una situación límite. Pero hay quienes, como Javier Villacaña, instan a seguir tragando sapos (cada vez más grandes) sin hacer gestos, lo que es una de las definiciones de la política mexicana.

De nuevo la ambición, las ganas de quedar bien insinuando a su señor: “Aquí estoy y merezco la posición porque yo si hago lo que me diga, y defiendo hasta la ignominia su inequidad”.  Porque siempre ha sido así, siempre en la inequidad se ha decidido el rumbo de la entidad, para qué asustarnos, podría decir, acéptenlo porque ustedes son producto de esas inequidades, sugiere a los aspirantes de su partido a la candidatura de gobernador.

Que interesante expresión, pues evidencia cómo se está descomponiendo en Oaxaca la actividad política, hasta las meras formas que antes se cuidaban son desechadas. Villacaña olvidó las máximas del florentino Nicolás Maquiavelo, iniciador de la ciencia política, “Hay cosas que se hacen pero no se dicen”. Quizá los políticos puedan ejecutar lo indefendible pero no es normal que salgan a defenderla públicamente.  Qué valor, o ¿confusión?, para decir que los priistas no deben hablar de antidemocracia en su partido, por ende tampoco de democracia. La propuesta sería, “abajo la simulación” y “arriba la inequidad descarnada”. No se defiende la simulación, pero mucho menos el cinismo. Aunque hay quien afirma que es preferible la hipocresía a la grosería.

Hay simulaciones políticas, empero, que no son útiles, pues derivan en errores graves, como finalmente resultó haber sentado en la “Comida de la unidad” a los seis aspirantes a la candidatura, y después llamarlos con sorna “aspirinas”. A despecho de quienes no quieren que las prácticas de su partido cambien, lo anterior fue una innovación en la manera de proyectar al llamado “delfín” del gobernador.

Qué necesidad había de hacer “cosas nuevas” al proyectar a otros cinco cuando, ahora vemos con mayor precisión, sólo habrían de servir como acompañamiento del elegido, Eviel Pérez Magaña, pero sin decirles que iban sólo a eso. Por qué no hacer lo de siempre: destapar al preferido y hacer que la cargada lo unja candidato.

Dos de los proyectados tenían no sólo aspiraciones serias sino también posibilidades reales de pelear con mayor margen de éxito las elecciones, José Antonio Hernández Fraguas y Adolfo Toledo Infanzón, de los priistas que se alternan las preferencias en las encuestas. De manera que son varios sus motivos de inconformidad, de ellos y los otros tres.

  1. Haberlos engañado con la verdad, al lanzar a un aparentemente supuesto delfín que resultó el verdadero; 2. Haberles creado falsas expectativas; 3. Exhibirlos en una pasarela que sólo fue un escenario preparado para validad la decisión. Lo que nunca antes se había dado, nunca así tanto mal trato innecesario.

Por ello es que la “operación cicatriz”  se ha tornado tan difícil. Bastante es que los agraviados no abandonaran las filas del PRI, sin embargo les piden más, que recuerden que vienen de procesos antidemocráticos, lo cual es cierto pero no de procesos tan tortuosos como éste que está a punto de tener un final ¿feliz? O sea, acaten callados. Ya los cinco aspirantes han dicho que no saldrán del PRI, lo cual es bastante aunque no suficiente, pues ¿con qué entusiasmo van a trabajar por su candidato y qué entusiasmo proyectarán a su gente? No habrá ruptura formal, pero la división dentro del PRI es innegable y aunque la “operación cicatriz” con su reparto de nuevos cargos finalmente se imponga, una campaña política requiere de mucho entusiasmo y de estrategas que no se ve, uno de ellos, Jorge Franco Vargas, ya dijo que sólo apoyará al candidato de su partido con su voto.

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