.- CAMPAÑAS Y ESPECTÁCULO OAXACA 2022

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Cuauhtémoc Blas

 

Con la novedad que la ocurrencia de colocar cuadriláteros de lucha libre en los mítines, ponerse máscaras de luchadores e hilvanar discursos para justificar esta parafernalia de un candidato “luchador por la vida”, no está sirviendo para una buena campaña del abanderado del PRI a gobernador de Oaxaca, Alejandro Avilés Álvarez, a quien llamaron “El triple A”.

 

En la Heroica Juchitán de Zaragoza, donde desplegaron dicho cuadrilátero y el candidato se subió a las cuerdas, hasta los partidarios que le quedan al PRI en esa municipalidad reprobaron esa táctica de campaña. Entre lo que dijeron, y podemos citar aquí, fue que se trató de una “payasada”.

 

Esta ocurrencia, producto de una evidente improvisación, les afecta más que ayudarlos. No hubo un trabajo previo, un estudio de las regiones y municipios de la entidad para diseñar la mejor forma de llegar a los ciudadanos. A los oaxaqueños les apasiona el fútbol, como en todas partes, y en algunas regiones el béisbol.

 

Hay canchas de ambos deportes por todos lados, pero no de lucha libre. Ni siquiera en la Ciudad de Oaxaca -donde hace tiempo hubo temporadas de esas peleas- ha existido una arena especial para tal deporte, siempre se improvisaba en el Salón San Francisco, en las calles de Bustamante.

 

“TALACHI” EN JUCHITÁN

 

En Juchitán, lo más cercano a las luchas se vieron en las películas del Santo y de Blue Demon en los legendarios Cines Juárez y Lux, ya desaparecidos. Quizá el candidato hubiera logrado alguna aceptación en ese municipio, si inaugurara un partido de “Talachi”, juego muy popular con pelota de esponja que convoca a multitudes.

 

Eso es lo que se hace en una campaña, adaptarse, tomar de la cultura de la gente lo que pudiera servir para el proselitismo; eso es acercarse a la gente. Es como cualquier negocio: vender lo que el público quiere, no imponer la mercancía que a uno se le ocurra llevar. Cuando los luchadores triples A vayan con los huaves o mixes, sería fenomenal contemplar tan singular evento.

 

Hace unos días, la conocida especialista en marketing político, Gisela Rubach, ofreció una conferencia en la Ciudad de Oaxaca donde, entre muchos aspectos relevantes, comentó que la campaña de Alejandro Murat se empezó a trabajar dos años antes. Además, de los detalles singulares que sugieren la necesidad de diseñar lo más localmente posible las campañas. Entonces fue regional, hoy debería ser municipal, dijo.

 

COMUNICACIÓN SOCIAL, INEFICAZ

 

Por cierto, no se vio por ahí a los estrategas, ni porque la entrada fue gratis. Otro de los problemas del candidato Avilés, es que su estrategia de comunicación no funciona; la encargada de la misma, Mariana Benítez, al no solicitar licencia de su cargo de diputada local, divide su tiempo, y quizá por eso casi no puede atender a los medios.

 

Además, esta elección de gobernador no será como en 2016, cuando fue una elección entre tres: PRI (Murat), PRD (Estefan), Morena (Salomón) y, podríamos agregar, a PT (Benjamín Robles). Los votos se dispersaron beneficiando al PRI. La de este 2022 es una elección, hasta ahora, entre dos. Tampoco lo ayudaron con eso. ¿Quieren someterlo a alto riesgo?

 

LA MARCA MORENA Y LOS RECLAMOS

 

Por su parte, el candidato de Morena y aliados, Salomón Jara, tiene la seguridad de la marca partidista y el impulso del presidente Obrador. El 23 por ciento de participación del voto duro en Oaxaca durante la pasada consulta de revocación, les dio oxígeno. Si no se mueve ese voto duro solo necesita no cometer errores graves ni escándalos, así como remediar las divisiones del partido. La polarización con Susana Harp, sobre todo. Pero, según las encuestas y, sobre todo, de los datos duros de las tendencias históricas de las votaciones en Oaxaca, su ventaja es grande: ronda el 17 por ciento.

 

Se están viendo inconformidades y reclamos de viejos agravios de quienes van en la campaña del morenista, como un diputado, ex presidente municipal, a quien le reclamaron haber vendido tierras de su municipio, San Martín Peras, a otro municipio. Así como otros conflictos. Las redes sociales ponen todo a circular; lo micro local pasa a la aldea global.

 

Hasta el momento, no se ve a otros candidatos que pudieran meterse a la disputa real: los indígenas, quienes deberían ofrecer algo espectacular no lo hacen; la del PAN, si acaso obtiene votos, será para restarle al PRI; y la señora Alejandra Morlán, juega con el partido Movimiento Ciudadano (MC), partido al que le ha resultado exitoso su trabajo disruptivo (romper con las campañas convencionales). Ya empezó con eso de “politicuches”, pero, ¿qué más?

 

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