.- Crecen las protestas y crecen las agresiones

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Cuauhtémoc Blas

 

Denuncias y protestas sin fin, ni siquiera paran las agresiones y delitos contra la ciudadanía. Hay estadísticas de un 97 por ciento de impunidad en feminicidios. Una muy alta proporción, similar en otros delitos. El reporte de impunidadcero.org de 2020 ubicó a Oaxaca entre los tres estados con mayor impunidad en homicidios dolosos, con el 99.4 por ciento de esa impunidad.

 

Las protestas de grupos feministas contra los feminicidios, contra los asesinatos de mujeres perpetrados por hombres, han crecido enormemente. Son cada vez más numerosos los grupos feministas que salen a las calles a marchar para reclamar justicia, pero en vez de disminuir o siquiera parar el número de feminicidios sucede lo contrario, crecen, se incrementan.

 

Nos solidarizamos con la periodista Erika Juárez, agredida cuando trabajaba su información de una de las marchas de mujeres que protestan contra la violencia. Al final de su testimonio —en un video que circuló en las redes— vemos a un varón decir, incluso, que agredió a Erika y a otras mujeres.

 

Si los gobiernos castigaran dejando sin impunidad a quienes ejercen esta violencia contra las mujeres, quizá disminuiría la incidencia, pero no pararía. Es algo que viene de muy lejos. Se ha dado un impresionante desarrollo científico y tecnológico, pero no un desarrollo humanístico similar.

 

Junto a ese desarrollo tecnológico, hay un mar de ignorancia que domina e impide detener los impulsos primitivos que mueven infinidad de conductas agresivas. De ahí que marchas y protestas nada detengan, sin dejar de ser muy necesarias.

 

Circula en las redes una declaración de Julián Assange, el célebre comunicador reprimido y encarcelado, sobre todo por intervención del imperio norteamericano, donde dice que el peor enemigo es la ignorancia. El individuo que agredió a la periodista, como se ve en el video, es notoriamente lo que se dice: un excluido social. Aunque eso no lo disculpa de su agresión. El tipo muy seguramente no sabe ni siquiera qué es feminismo. ¿Quién le va a enseñar, a explicar que ellas tienen derechos lesionados y hasta cuándo entendería?

 

Este agresivo personaje evidentemente se encuentra en los estratos más humildes de la sociedad, pero en nada se diferencia de profesionistas que, incluso, han ostentado altos cargos públicos e igual agreden a mujeres. ¿Cuál es la falla? ¿Qué hace que estas conductas primitivas se den en varones de cualquier nivel? Hasta ahora no hemos visto un libro, un estudio que explique este fenómeno. Algo urgente.

 

La ignorancia es una primera explicación; no solo esa en general de quien no tiene escolaridad, sino también de quién carece de comprensión humana. Siendo autocríticos, también entre quienes laboran en los medios de comunicación se da esa debilidad. Transmitir la imagen de una persona abatida en el suelo, sin respetar el duelo de sus familiares presentes, es de una violencia innecesaria, que naturalmente a veces tiene una respuesta similar contra el comunicador. Además de que está prohibido legalmente difundir los rostros de los involucrados en hechos judiciales.

 

Lo anterior sucede a menudo, pero cuando se intenta reforzar con capacitaciones a los comunicadores, algunos se sienten agredidos y hasta llegan a acusar de indebidos los intentos de quienes le ofrecen facilidades. Así, vemos que las debilidades oaxaqueñas están en todas las áreas: en homicidios dolosos, como comentamos acá, pero también en competitividad laboral, en educación, en inseguridad, en desarrollo político. Todo un círculo regresivo que lleva años y años.

 

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