.- Gobierno de Oaxaca, el segundo de los cuestionados por la ASF

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Cuauhtémoc Blas

 

Oaxaca ocupa el segundo lugar por el monto de las observaciones en los estados de la República en el ejercicio de los recursos federales, según el reciente informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), ofrecido en esta semana al Congreso Federal. Vale adelantar que son recursos que tienen las llamadas “observaciones”, que, si bien están en cuestión, aún pueden ser justificados, aclarando donde se invirtieron.

 

El problema es que muchas veces nunca se aclara, como ha sucedido en Oaxaca, sobre todo en la Secretaría de Salud estatal, donde el desvío de recursos es escandaloso. Y eso que la ASF apenas ha revisado hasta el año 2020; cuánto más recursos estarán en cuestión cuando se revisen los años que faltan, sobre todo los de este 2022, último año de gobierno que se da en llamar —por algo será— el “año de hidalgo”. Va con minúsculas, porque no tiene nada qué ver con el Padre de la Patria.

 

Son más de 4 mil 675 millones de pesos los que el gobierno de Oaxaca no pudo comprobar, en la cuenta pública del 2020. Solo estamos atrás del gobierno de la Ciudad de México que superó los 6 mil millones de pesos sin comprobar.

 

Naturalmente, por el monto mucho mayor que ejerce, quien supera a todos es el gobierno federal con observaciones de 11 mil 848 millones de pesos, que se hicieron sobre todo a sus obras principales: Tren Maya, Refinería de Dos Bocas, Aeropuerto Felipe Ángeles. Así como en los programas sociales prioritarios: Sembrando Vida, Pensión para Adultos, Jóvenes Construyendo el Futuro. Además de los correspondientes a la Secretaría de Salud, en la compra millonaria de ventiladores para atender la pandemia, y de otros insumos.

 

Solo la dependencia Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), que integra las cadenas de tiendas de Conasupo y Liconsa, puede ser la joya de la corona de las irregularidades de la Cuarta Transformación, con 8 mil 636 millones de pesos sin aclarar, que viene, claro, desde de años atrás, y continúa.

 

De 2019 a 2020 los gastos de operación de Segalmex crecieron 186 por ciento, en los cuales se ha esfumado una tercera parte de esos recursos de subsidio para la alimentación de muchos mexicanos. La pregunta es ¿por qué la 4T puso al frente de Segalmex a Ignacio Ovalle, vinculado a los grandes desfalcos en Conasupo en tiempos de Carlos Salinas y su hermano Raúl? Está visto que él tampoco se purificó.

 

El total nacional de estas observaciones es de 49 mil 765 millones de pesos, de los cuales, aproximadamente, un 20 por ciento corresponde al gobierno federal, y lo demás, como un 80 por ciento a los gobiernos de los estados. Entre este último porcentaje se encuentran faltantes de municipios, Tribunales de Justicia de los estados y de Congresos locales. Tres instancias de poder que en Oaxaca se han distinguido por su dispendioso proceder.

 

En otras cosas es que fuéramos arriba, no en esto que se inscribe en la falta de transparencia en el ejercicio de los recursos públicos. A ver si le alcanza el tiempo que le queda al actual gobierno para solventar tanto. Parece que va siendo la hora hacer lo que dijo desmesuradamente Alejandro Murat, el 7 de junio de 2016, casi al iniciar su infausto gobierno: “Dentro de seis años se hablará del milagro oaxaqueño” en todo el mundo. No estaba claro si se hablaría bien o mal, aunque quizá él ya lo sabía: mal.

 

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