.- La UABJO pide dinero, ¿qué ofrece?

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Cuauhtémoc Blas

 

La mínima casa de estudios de Oaxaca, otrora la máxima, la UABJO, a través de su también mínima autoridad, el rector encargado, de nuevo pide dinero por todos lados. Lo hace con la federación Y con el Congreso local. Extraño que no lo haga también con el ejecutivo del estado.

 

Desde la federación les dejaron claro que no habrá más recursos, que deben entregar cuentas claras, precisamente lo que no puede ofrecer la UABJO, transparencia. Es patético ese deambular con la mano extendida, pidiendo sin ofrecer nada a cambio.

 

Más dinero para seguir sosteniendo una mole disfuncional, fuera de los estándares de calidad, con maestros “porros” y toda su estructura anti académica. Esa es la propuesta del encargado, Eduardo Bautista Martínez.

 

¿Más recursos para seguir igual?

 

Antes deberían arreglar su institución, ofrecer calidad educativa, expulsar a los grupos “porriles”, pugnar y establecer una nueva ley orgánica, eliminar ese proceso electoral “universal” donde vale lo mismo el voto de un académico que el de un alumno de recién ingreso. Alumnos generalmente manipulados o amenazados por los grupos porriles adictos a Abraham Martínez Alavés, a Leticia Mendoza Toro o a cualquier otro de los grupúsculos que ya en forma de sindicato o simple grupo de presión gravitan sobre la también casa de mínimos estudios.

 

Es célebre la leyenda del sindicalismo japonés que reducen al máximo los accidentes de trabajo, los retardos, incrementan la productividad para llegar ante el patrón a solicitar lo que ya se merecen: aumento de percepciones, estímulos.

 

Pero el rector “encargado”, se reeligió de facto, fuera de la Ley Orgánica de la UABJO que señala elecciones cada cuatro años, su periodo venció y actualmente usurpa a todas luces las funciones de rector.

 

Con todo, el usurpador Eduardo Bautista llega a pedir más dinero ante los congresistas, pero con las manos vacías, sin ofrecer algo a cambio, al contrario, con la persistente baja calidad de la educación, están entre los últimos del país; con seis sindicatos que, por lo menos, le hacen perder clases un par de meses al año. Es decir, solicitan más dinero para seguir igual, o peor.

 

¿Es éticamente sostenible dar recursos públicos a una camarilla que saquea la UABJO? Los ingresos, fichas o lugares para los alumnos de nuevo ingreso se siguen vendiendo en montos exorbitantes.

 

Alguien que quiso ingresar primero a la Facultad de Medicina le cobraban por entrar chueco 150 mil pesos, desechó esa posibilidad. Buscó en Odontología y Enfermería, aunque más baratos, 40 mil

pesos, no pudo.

 

Derecho se ha devaluado tanto que de costar antes lo mismo que medicina, ahora está en 40 mil pesos el ingreso chueco, aunque depende del “porro” marchante. Sale más barato una escuela privada y no padece de huelgas ni “porros”, ni acosadores.

 

Pero la rectoría anuncia y pide en su portal que no se dejen sorprender, que no compren sus ingresos. Pero, además de aceptar así la existencia de esa corrupción, ese negocio continúa, quizá más ahora que lo “prohíben”.

 

Cobran por todo: inscripción, cooperaciones…

 

Además, debe la UABJO transparentar sus millonarios ingresos por concepto de inscripción, exámenes, servicios escolares, cobro por mantenimiento, “cooperaciones” y demás eufemismos con que suman de 6, 9, 15 mil pesos o más que pagan los alumnos de nuevo ingreso, dependiendo de la facultad.

 

Hace un par de años una joven de extracción humilde se apostó en la puerta del Palacio de Gobierno para exigir educación pública gratuita a la facultad de Contaduría y Administración de la UABJO, le cobraban 15 mil pesos por inscripción.

 

Diputados, funcionarios, verdaderos académicos deberían reunirse para analizar como rescatar a la UABJO. Ha dejado de ser el instituto de movilidad social, donde podían cambiar su suerte los jóvenes de origen humilde a través de la meritocracia, de una buena educación y profesión. Mientras tanto, los capos de la UABJO deberían escuchar la canción de Juan Salvador, Hoy comí con el abuelo: “Tú le pides a la vida/ pero dime que le ofreces”.

 

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