.- Oaxaca, gobierno patrimonialista

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Cuauhtémoc Blas

 

Si hay alguien que conoce este país, de cómo se las gastan sus políticos tradicionales para sustraer el dinero del erario, es el actual presidente, López Obrador. A los que desde sus cenáculos intelectuales o periodísticos, no desprovistos de intereses adicionales, hasta lo ridiculizan por supervisar las obras que se han de entregar a los pueblos, ayer les dieron una lección.

 

Lo sucedido en el Hospital de Tlaxiaco, que habría de inaugurar el presidente, el director de IMSS, el gobernador, a lo que venían los dos primeros, fue una sorpresa para los funcionarios federales. Obrador fue suave, Zoe Robledo, director del IMSS se deslindó.

 

Zoe Robledo, de entrada, solamente saludó al Presidente desde el micrófono, y ofreció: “Una disculpa al pueblo de Tlaxiaco, porque casi les fallamos... Como lo ha dicho el Presidente esta es una preinauguración; no hubiera sido válido que hoy el Presidente López Obrador cortara un listón, develara una placa … Este hospital tiene un deshonrosísimo récord, tres veces se ha inaugurado; la primera vez lo hizo Calderón y el entonces gobernador Ulises Ruiz y engañaron a la gente...”

 

“El día miércoles nos enteramos, desafortunadamente, –prosiguió Robledo culpando al gobierno de Oaxaca-, lo hemos platicado con el gobernador Murat, que se había adquirido el 20 por ciento del equipo en una renta, era una renta y era equipo usado, era una renta por 15 días, y eso… habrá momento para revisar qué pasó ahí… Ese 20 por ciento es el corazón de un hospital, es lo que permite que un Hospital funcione”.

 

Tiene varias aristas este affaire insólito, todas negativas, excepto una que ilustra la utilidad de las supervisiones de las obras por parte del presidente a ras de tierra, de otra manera ésta sería otra falsa inauguración del mismo hospital. Ya se aclarará, como dijo Robledo, “que pasó ahí”.

 

Esto nos remitió a cuando Martín Vásquez, titular de Salud del gobierno de Uises Ruiz, inaugurara decenas de clínicas en obra negra o inexistentes. Saquearon a placer. Quien dizque construía era el secretario de Obras, Eviel Pérez Magaña, publicitaba las mentiras, Héctor Pablo Ramírez Puga.

 

Patrimonialismo a ultranza

 

En el patrimonialismo los gobernantes manejan los bienes públicos como suyos y de su familia, como si fuera su patrimonio. Cuidando de no gastar en bienes y servicios públicos lo que consideran suyo, aunque se afecte a la sociedad. El patrimonialista, también, reparte los cargos públicos a familiares o amigos. Lo que este año se agudizó en Oaxaca.

 

Quienes encabezan las Secretarías más importantes del actual gobierno tienen la misma oriundez del gobernador, son mexiquenses los secretarios de Finanzas y de SINFRA, así como la flamante directora de Gobierno, Carolina Monroy del Mazo, prima del ex presidente Peña Nieto y del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo. El recién nombrado en Comunicación Social, Francisco Vallejo Gil, es también mexiquense.

 

Casi un mes dejaron acéfala esa Coordinación, en momentos cruciales, de vida muerte, como son las fases del coronavirus. Hasta que hallaron al paisano que se atrevió a venir a cobrar a Oaxaca. No a colaborar, no puede aunque quisiera, desconoce el estado y su dinámica. De hecho, empezó mal, ninguneó a los periodistas locales en su primera y única reunión, que hizo sólo con corresponsales “nacionales”. Sin duda manipulado por Gisela Ramírez, directora de Información, quien se entiende bien con muchos de los corresponsales y desdeña innecesariamente a los locales.

 

Está visto que al gobierno mexiquense de Oaxaca no le importa el estado, por lo comentado hasta aquí y por lo que pasa en SINFRA a donde llegó el mexiquense consentido Javier Lazcano exigiendo la renuncia a unos cien empleados de alto, medio y bajo niveles, en estos tiempos de crisis sanitaria, cuando el gobierno se va de cuarentena, sin actividad. A la calle sin piedad los “oaxacos”.

 

La corona de su pretensión patrimonialista, ahora más creíble, es conservar en propiedad el gobierno del estado ajeno a través de Ivette Morán de Murat. En tanto, no hay líderes o políticos locales que respondan por Oaxaca, aquellos dizque radicales que bloquean o han puesto barricadas guardan silencio cómplice.

 

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