Por la vigencia plena del “aiga sido como aiga sido”

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Cuauhtémoc Blas

 

Lo peligroso de un proceso electoral ríspido y hasta violento es que esa confrontación puede seguir cuando quien gane ya esté en el gobierno. La experiencia ya se vivió en Oaxaca cuando Ulises Ruiz Ortiz obtuvo el gobierno de Oaxaca en el año 2004, al derrotar a Gabino Cué en la primera intentona de este último por acceder al erario y a los empréstitos públicos.

 

De inmediato se lanzó Ulises con Franco Vargas, HP Ramírez, Beatriz Rodríguez y todos sus funcionarios echados pa´delante a cobrar venganza de quienes osaron disentir de ellos. Ya en su campaña proselitista habían lanzado sus amenazas. Medios de comunicación, periódicos y revistas acusaron la animadversión de los nuevos tiranos. Dirigentes regionales cayeron o desaparecieron.

 

Quisieron encarcelar a Gabino

 

Llegó al absurdo de librar orden de aprehensión contra el candidato rival Gabino Cué. Que si bien no se ejecutó, mostró la ausencia de un mínimo tacto político. Nada de ser condescendientes en la victoria, por el contrario llevaron la confrontación al extremo. Nunca el poder estuvo tan divorciado del saber, se decía entonces. El resultado fue funesto: el cruento motín de 2006, que destruyó patrimonios, comercios, manufacturas, casi seis meses sin clases. Oaxaca aún no se repone de esa nefasta herencia del considerado hasta entonces el peor gobierno de su historia.

Pero, como dicen, cuando algo está mal cuidado que puede ponerse peor. El siguiente sexenio, el del gobierno del “cambio” ha sido peor en mucho, si bien arrancó con toda la alegría popular hoy está terminando también con alegría, pero no porque cumpliera una sola de las promesas-gancho con que llegaron al poder, sino simplemente porque por fin está cerca de culminar esta larga noche oscura de depredación política y económica.

 

Gobiernos cada vez peores

 

Sólo el porcentaje absurdamente exagerado de la deuda pública de Oaxaca asusta: más de 15 mil millones de pesos, lo triple de la que dejó Ulises Ruiz. De la cual la mitad podría estar en cuentas privadas de bancos de EU de personajes conspicuos del actual gobierno. ¿Y los altos presupuestos históricos? No hay obra trascendente, nada perdurable. Además, paradoja insospechada, Ulises Ruiz y los suyos hoy están unidos a su enemigo de entonces, hoy están en el equipo político de Gabino Cué y su candidato.

 

Los dos equipos punteros en esta contienda electoral tortuosa de 2016 han estado en el mismo nivel bajo, inició, por ejemplo, el descubrimiento de una bodega del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez llena de despensas y productos para estimular a votantes del PRI; pero rápidamente fue descubierta otra destinada a los del PAN-PRD, y así se fueron alternando.

 

PRI de Alejandro Murat y PRD-PAN de José Antonio Estefan se dieron hasta con la cubeta, de las campañas negativas pasaron a la guerra sucia, en ocasiones acompañados de un invitado, Benjamín Robles, quien así perdió simpatías y se desplomó en las encuestas hasta la cuarta posición y muy abajo de Morena de Salomón Jara, 11 y 20 por ciento respectivamente, según la medición del periódico Reforma. Los dos punteros estaban hace 12 días en 34 por ciento Murat y 30 por ciento Estefan. Encuesta parejera la llamó el rotativo.

 

Ganará la mejor “operación política”

 

De acuerdo a estas encuestas “parejeras”, la opinión prevaleciente es que ganará quién realice la mejor “operación política” en las elecciones. Y esta “operación política” será ejercida hasta sus últimas consecuencias por ambos equipos punteros que se disputan el gobierno de Oaxaca. La guerra es a muerte.

 

Además de pactos de civilidad, los contendientes deberían firmar acuerdos de aceptación de la capacidad de “operación política”. En vista de que ambos están en eso, en el reparto de despensas y productos, en operación electoral y compra de votos. Primero, ni caso tiene que se denuncien unos a otros de sus bodegas repletas y sus triquiñuelas; segundo, situados en esas condiciones e igualdad de circunstancias, el perdedor debe reconocer al que tenga la mayor capacidad de operación política. Plena vigencia del “aiga sido como aiga sido”.

 

Quizá lo más que debería aceptar el ganador, como sucede a menudo merced a la presión política, es retribuir al perdedor lo que invirtió en su campaña. Así, con eso, quien pierda que se vaya a esperar la próxima contienda en paz. En el acuerdo de que el nuevo poderoso no desatará ninguna persecución, terminando de golpe la confrontación. Finalmente, la población lo agradecería, si ha de seguir jodida, al menos que sea en paz. Los motines sin cabeza como los del magisterio-APPO nos dejan peor.

 

Es insostenible que habiendo competido en igualdad de circunstancias, usando los mismos métodos legales y extra legales, con las mismas herramientas de la “operación política” quien resulte el menos capaz en estas sesudas materias todavía se atreva a impugnar. Si juegan el mismo juego, que no se rajen y salgan por peteneras.

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