El contexto del candidato priista

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Cuauhtémoc Blas

 

Oaxaca se ha convertido en pieza clave para algún éxito en la administración del Presidente Peña Nieto. También para que puedan consolidarse las aspiraciones del presumible delfín de éste, Aurelio Nuño. Van en un solo barco ambos en pos de que la reforma educativa llegue a un puerto de regular calado. Que cuaje algo, que se vea que sirve y no sólo es ajuste laboral.

 

Por eso la sucesión gubernamental en este estado de la república no es como en ocasiones anteriores, cuando la designación del candidato del PRI era sólo con consideraciones políticas-políticas, ahora hay políticas públicas nacionales que tienen aquí su aplicación, como la educativa.

 

En adelanto Nuño dijo en su visita reciente que habrán de renovarse las escuelas Normales para mejorar la calidad del servicio educativo. Eso es condición indispensable para hablar realmente de reforma educativa, si bien el aspecto laboral era por principio fundamental. En torno a eso reiteró que los descuentos a los maestros que no asistan a clases se harán efectivos.

 

El pasado 2 de octubre, fecha típica de movilización, no fueron pocos quienes dejaron de dar clases, además de la demostración de debilidad de la autoridad al permitir los desmanes de siempre en las calles y centro comerciales de la ciudad de Oaxaca. Ello no obstante el anuncio de que sucedería lo de cada año.

 

Asimismo, el IEEPO recién anunció que aún no sabe a quienes tendrá que descontar por faltar el 2 de octubre, ni lo sabrá. Aun no tiene la capacidad para cubrir el control del sistema educativo, eso está visto. Entonces, el magisterio afecto a las actividades sindicales y a privilegiar lo gremial a lo esencial que es dar clase, tiene como aliciente la escasa posibilidad de que sean detectados en sus faltas y por ende a no sufrir descuentos.

 

Estos combates apenas comienzan, como dice la prensa: SEP y CNTE miden fuerzas. El gobierno federal y el titular de la SEP tienen aquí un delicado contexto en donde tendrán que bregar para salir bien librados. No es poco lo que apuestan en esta entidad.

 

El principal escollo de la Reforma educativa, está en Oaxaca, en la columna vertebral de la organización de proyección nacional la CNTE, que es la Sección 22 cuyas filas engrosa dicha coordinadora nada menos que con alrededor del 70 por ciento de la membrecía. Quitarle la fuerza que tenía la S 22 al controlar a la masa magisterial desde el poder administrativo del IEEPO, fue un golpe favorable al gobierno.

 

Pero si bien la Sección perdió esas posiciones de poder, sigue en funciones como parte gremial representativa del magisterio oaxaqueño dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Y lo más importante, sus huestes siguen en control de las escuelas, desde las direcciones hasta el conserje que abre y cierra la puerta a quienes sus jefes inmediatos les indican.

 

A esa estructura inmovilizadora habrá de enfrentarse la SEP. ¿Cómo va a romper ese dique? Es cierto que la capacidad de convocatoria de la mafiosa dirigencia sindical ha mermado, pero sigue gobernando con su “espíritu” la mayoría de las escuelas de la entidad.

 

La reforma educativa es la única que queda por ver si triunfa en algo después de que la supuestamente principal, la energética, quedara en el limbo ante la caída de precios del barril y la pérdida de interés de los capitales internacionales por llegar a México. Además de la nada alentadora inexistencia del Estado de derecho en el país. La reforma fiscal no está mejor, un fracaso cada vez más claro que no impulsó sino inhibió el crecimiento económico. (De ahí la caída de expectativas de Luis Videgaray y el repunte de Aurelio Nuño rumbo al 2018)

 

Aquellos que podrían detener directamente o permear en el ámbito nacional contra la reforma educativa están en Oaxaca. Al presidente Peña Nieto le urge que al menos esa que es una de sus grandes reformas avance y para eso Oaxaca es fundamental, además de consideraciones económicas de gran importantcia: el corredor industrial de Salina Cruz, el éolico de Juchitán y otros municipios. No hay que olvidar que el gobierno federal actual estará dos años más después de que tome posesión el nuevo gobernador de Oaxaca.

 

De ahí la importancia de la designación de candidato para la sucesión de gobernador en Oaxaca, donde el PRI busca retomar el poder. Su derrota en las urnas por una eventual coalición opositora con influencia de López Obrador, seguramente borraría la coordinación nacional y estatal para seguir disminuyendo a la S 22 y con ello detener y hasta retroceder en la reforma educativa, con lo que perdería el gobierno federal el punto a su favor de haber retomado el control del sistema educativo.

 

El revés de la Suprema Corte de Justicia a quien parecía el aspirante priista con mayores posibilidades por su relación con el presidente Peña, Alejandro Murat, lo deja endeble. La nueva discusión sobre si de todos modos su derecho de sangre oaxaqueña le permite ser candidato aunque carezca de los 5 años de residencia constitucional, parece erigirse en bases débiles, ¿si con eso tenía, para qué tanto escándalo en la reducción a 3 años de ese requisito en la constitución de Oaxaca? Para qué exhibir hasta la ignominia a la legislatura actual que fue vapuleada por la Suprema Corte que echó abajo eso y toda la reforma política estatal.

 

Las pretensiones caciquiles sobre Oaxaca de los ex gobernadores José Murat y Ulises Ruiz se ven en retirada, si el candidato del primero queda fuera muy difícilmente alguno de los dos candidatos de Ulises podría llegar, habida cuenta del recrudecimiento del combate inter priista que se suscitaría. Es clave lo que el gobierno federal priista se juega en Oaxaca, de ahí que la selección se plantee bajo esas premisas… y bajo la competencia frente a una eventual coalición de partidos con Morena incluido. www.revistaenmarcha.com.mx y lc.blas@gmail.com