ISSSTE, negligencia y corrupción

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Cuauhtémoc Blas

 

Se cumplieron tres meses del fallecimiento de la niña Romina Amaia Fernández, presumiblemente por negligencia del personal encargado de su atención en la Estancia de Bienestar y Desarrollo Infantil número 22 del ISSSTE, en la ciudad de Oaxaca. Aún no hay resultados de investigación, las involucradas en la responsabilidad de este hecho continúan dentro de la institución federal.

 

Empero, los hechos que se siguen dando en torno a esa Estancia Infantil son igualmente delicados, y pueden arrojar resultados de similar gravedad. A raíz del cambio de adscripción de quien fungía como directora de esa Estancia 22 cuando sucedió lo de la pequeña de cuatro meses, Antonieta Sandra Cruz Ayala, se dieron revelaciones que explican las deficiencias en esas Estancias.

 

Evidentemente protegida por sus superiores, Cruz Ayala en vez de ser investigada o castigada, o al menos esperar a que el proceso judicial del caso concluyera, fue enviada como directora a la Estancia de Bienestar y Desarrollo Infantil número 93 de Huajuapan de León. Sin embargo, ante sus muy sonados antecedentes los padres de familia la rechazaron hasta lograr su salida.

 

La razón que los padres esgrimieron para rechazarla es fundamentalmente la responsabilidad que como directora de la Estancia 22 tenía Antonieta Sandra Cruz Ayala cuando muere la niña Romina Amaia el 12 de mayo de 2015, y donde los familiares de la infante acusan negligencia y que según el parte médico murió de bronco aspiración.

 

Para ello las autoridades delegaciones quisieron hacer un enroque, pues a quien fungía como directora de la Estancia 93 de Huajuapan, psicóloga Wendy Cristina Hernández Martínez, la trajeron a Oaxaca para ponerla como encargada de la dirección de la Estancia 22. Su lugar en Huajuapan lo ocuparía la directora en problemas, Antonieta Sandra Cruz. No fue posible por la angustia de los padres de familia de la perla de la Mixteca de ver en esas manos a sus pequeños hijos.

 

Pero hay otros datos reveladores. Si bien Antonieta Sandra Cruz fue rápidamente removida de su nuevo cargo por exigencia de los padres, Wendy Hernández Martínez fue violentamente despedida de la dirección de la Estancia 22 por no subordinarse a las órdenes de sus superiores. Lo que nos relató es inquietante.

 

Wendy Hernández fue jefa del área pedagógica de la Estancia 22 de Oaxaca del 1 de septiembre de 2006 al 12 de febrero de 2015. Y en ese lapso asegura que presentó oficios diversos sobre las anomalías en esa institución: “Presento oficios a las autoridades y al órgano de control interno del ISSSTE por anomalías en el servicio de la Estancia de Bienestar y Desarrollo Infantil no. 22 así como hostigamiento sin recibir respuesta de las autoridades y con respuesta del órgano interno que no procede la queja y que realizaron investigación previa, cabe mencionar nunca fui requerida para dar pruebas de lo mismo. Y meses después fallece una bebé cuando ya había antecedentes de la negligencia que se vivía en la estancia con conocimiento de las autoridades y el sindicato”.

 

Ese señalamiento de quien fungía como jefe de un área esencial de esa Estancia da luces en torno al fallecimiento de Romina, pero la psicóloga hace otros señalamientos: sostiene que el programa anual de protección civil para esa Estancia de Bienestar y Desarrollo Infantil no se realizó, o es falso o no se cubrieron los aspectos que la normatividad exige. No fue con la participación del personal y directivos de la Estancia, sino fue elaborado supuestamente por una empresa a quien las autoridades delegacionales se lo habrían encargado. El programa que ella había trabajado con autoridades de protección civil estatal y municipal fue sustraído de su oficina —acusa— y sus superiores le ordenaron que guardara silencio, que ellos se harían cargo de dicho programa.

 

Wendy Hernández señala que fueron varias las deficiencias que se encontró al llegar a la Estancia 22: “No hay un médico adscrito a la Estancia y mandan uno diferente cada día, quien estaba fue despedido; la verificación sanitaria no se realizaba desde la administración anterior; malos manejos administrativos; el sistema de alarmas para realizar simulacros no funcionaba desde el mes de marzo y lo sabían y no habían resuelto dicho problema, no le dieron importancia”.

 

Ninguna autoridad delegacional atiende nada, afirma. Pero la gota que derramó el vaso, dijo, fue que se negó a firmar facturas de mantenimiento de montos exageradamente altos. De inmediato le llamó el jurídico de la delegación del ISSSTE para notificarle su despido, éste le dice no saber la causa, le pide que ella le diga el por qué. Finalmente, el funcionario sólo dijo que quizá era por motivos políticos. La psicóloga prepara su demanda contra la institución por despido injustificado.

 

En ese contexto es explicable todo lo que pasa en las diversas dependencias, Estancias, Clínicas y demás servicios de esa delegación del ISSSTE en Oaxaca. Todo ello en perjuicio de los miles de derecho habientes que cada día tienen servicios de peor calidad.

 

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