Por el PRI: Murat, Villacaña, Fraguas, Eviel, HP, Gurrión…

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Cuauhtémoc Blas

 

Le sobran al PRI aspirantes a la candidatura a gobernador de Oaxaca. Alejandro Murat, Javier Villacaña, Hernández Fraguas, Eviel Pérez, Gurrión, Héctor Pablo. Le sobran. No así a los otros partidos. Ni juntos los partidos coaligados en Oaxaca presentan igual número de aspirantes. Sólo Benjamín Robles anda abierta y notoriamente en campaña igual que los priistas, por el PRD, del PAN no hay alguien notorio.

 

Del hijo del José Murat se sabe que ya hay línea nacional para que sea apoyado por sus correligionarios. Sin que todos ellos estén plegados a esa línea. Eviel sería el candidato tradcional como Senador de la república y aún con el apoyo de Ulises Ruiz; Samuel Gurrión diputado federal es híper activo aspirante; Héctor Pablo espera que no sea Eviel el bueno para tener el apoyo de su equipo. Villacaña como presidente municipal de la capital del estado es a querer o no precandidato natural.

 

De todos ellos Alejandro Murat es el único con relaciones sólidas con el renovado Tlatoani priista el presidente de la república. Nadie ha tenido cercanía real con Peña Nieto como el hijo de José Murat, fue director de Radio y Televisión Mexiquense en el gobierno estatal de EPN, quien al final de su gobierno lo beneficio con un fíat de notario público en septiembre de 2011. Lo anterior muestra al mismo tiempo la fuerza y debilidad de Alejandro Murat, pues el fíat supone gran deferencia, pero también prueba de que no tiene en Oaxaca los cinco años de residencia que exige la Constitución del estado para ser gobernador.

 

Otro de los aspirantes con cargo en el gabinete aunque sin esa cercanía con el presidente es Héctor Pablo Ramírez, director nacional de LICONSA, la distribuidora de leche federal. Ambos evidentemente aprovechan sus puestos públicos para hacer proselitismo en pos de sus aspiraciones. De ahí que este último quien ha sido más evidente con la utilización del cargo tenga la denuncia de un grupo de diputados federales que lo acusan de usar el erario para su campaña.

 

Algo que llama la atención de estos aspirantes opositores al actual gobierno de Oaxaca es su poco interés para comunicarse con efectividad con los electores. Primero no se asumen como personajes de la oposición cuando esta condición es de lo más rentable políticamente (pregúntenle a Gabino Cué), no hacen ninguna crítica al actual gobierno estatal cuando tienen material a pasto a ese respecto. Ellos y sus estrategas de comunicación, ¿no saben qué es lo que quiere escuchar un electorado defraudado y hasta muy enojado con este gobierno?

 

Segundo. Si un proceso electoral es eminentemente un proceso de comunicación, estos aspirantes están en déficit. Alejandro Murat sigue siendo duramente vapuleado por sus yerros, propios y de su equipo en su visita a Collantes Pinotepa Nacional, la tierra de los negros de Oaxaca en la Costa. Evidentemente como director de INFONAVIT poco tenía que hacer allí, pues ¿habrá muchos que coticen a INFONAVIT en el muy pequeño poblado Collantes? Además, dejó testimonio de su desconocimiento de los pueblos de esa zona de Oaxaca. Y por si fuera poco la agresión de sus ayudantes de prensa hacia los comunicadores locales acentúo y acrecentó las críticas. Parece que se esforzaran en errar, Jorge Toledo el titular del CDI en el estado contribuyó al caos de esa reunión, pues hizo traer a los beneficiados de su institución sin que supieran a lo que iban, lo que motivó el desconcierto y descontento de dirigentes de los grupos negros. En suma, todos los mensajes que enviaron fueron de improvisación y desconocimiento.

 

Con menos infraestructura y personal Héctor Pablo Ramírez basa su proselitismo en presumir que ha incrementado la dotación de leche a los oaxaqueños. Lo que puede ser cierto en los pequeños pueblos de la entidad, sobre todo zonas rurales, por lo que en las ciudades eso es intrascendente.

 

Quien a diario está en los medios es el presidente municipal, Javier Villacaña. No obstante, tampoco cuenta con un adecuado proceso de comunicación, lo que empieza con la novatez de su misma dirección de Comunicación Social que le resta en vez de sumarle. La confrontación del titular de esa dirección con columnistas locales y demás periodistas le acarrea mayores conflictos. Aquí que de manera institucional podrían tener una infraestructura sólida y adecuada, hace falta profesionalismo.

 

Samuel Gurrión emite un boletín después de cada comida, sin ton ni son, de anuncios que algunas veces son desmentidos por los pobladores donde se toma fotografías. Eviel aparece cada venida de obispo, ni siquiera sabe aprovechar adecuadamente la presidencia de la comisión de Asuntos Indígenas en la Cámara de Senadores.

 

Pero lo que llama poderosamente la atención es que ninguno usa el principal insumo de un proceso de comunicación electoral: la crítica a un gobierno que no es de su partido y que tiene de sobra qué criticarle, lo que sin duda estaría en sintonía con el malestar ciudadano hacia dicho gobierno. Así, casi no importa que haya demasiados aspirantes priistas.

 

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