.- Oaxaca: su violencia en su literatura

Cuauhtémoc Blas

 

La atávica violencia en los pueblos de Oaxaca, periódicamente brutales, inexplicablemente terribles, no ha sido definida en estudios sociológicos o humanísticos. Sigue vigente la pregunta de Juan Rulfo: “¿Dónde está la fuerza que causa nuestra miseria? Y hablo de miseria con todas sus implicaciones”.

 

Cuando sucedió la masacre de Agua Fría, mayo de 2002, con un saldo de 26 oaxaqueños indígenas asesinados por otros indígenas, un diputado local quiso explicarla diciendo que ellos se matan porque le tienen poca estima a la vida. No dio los fundamentos de su declaración. No hay justicia sino impunidad. Los mismo se avizora para los 11 asesinados en tres recientes masacres perpetradas en estos pocos días del actual gobierno del estado: cinco en Amoltepec, tres en los triquis y tres en Xoxocotlán.

 

De los pleitos por la tierra y por el poder político, se ha pasado a las venganzas familiares. La cadena de cientos de asesinatos o quizá más, durante siglos, hace difuso el motivo de las guerras entre pueblos, así como la posibilidad de pacificación. A pesar de arreglos de un conflicto agrario con pactos firmados, quedan las deudas de sangre que pronto reinician la violencia.

 

“OPERACIÓN SAN MATEO”, “SOBRE LOS CERROS DE NEBLINA” Y “EN ALGÚN LUGAR”

 

Tres libros que leímos el año 2022, están basados en la violencia de los pueblos de Oaxaca. Dos de ellos de literatura, retoman las duras realidades regionales. Dos fueron editados ese año: Operación San Mateo del Mar. Crónica de una masacre y Sobre los cerros de neblina. El primero lo firman Aquino Lobos Serret y Comité de Víctimas y Familiares Ikoots de la Masacre de San Mateo del Mar; el segundo, es una novela de Daniel Aragón. El tercer libro, es la novela de Israel Castellanos, En algún lugar, publicada hace años, que apenas llegó a nuestras manos.

 

Esta última está ambientada en la Costa de Oaxaca, donde los versos de Efraín Villegas Zapata no dejan duda de su violencia intrínseca: Costa, canción y caricia/ borrascosa como el mar/ donde vivir sin matar/ la vida se desperdicia. (Ahora donde dice matar le ponen amar, pero no es así).

 

Delincuencia y venganza son los nudos que mueven las acciones de esta última. Autobiográfica, el autor narra del ajuste de cuentas, de la inutilidad de las instituciones de justicia, más en tierras remotas, y de la corrupción de jueces, policías, autoridades municipales, abogados.

 

“En algún lugar” —que también se podría titular “Morir matando en la Costa”— narra sucesos y sucesos casi circulares; las 350 páginas la hacen algo voluminosa. Deja, eso sí, testimonios regionales y adagios: “Un hombre desarmado es un hombre humillado”. También recursos comunes como “El infinito cielo azul”.

 

“La muerte de Artemio Cruz”, “Pedro Páramo”, “Lolita”, “Guerra en el paraíso”, son títulos que remiten bien a la temática de esos libros, no así “En algún lugar” y “Sobre los cerros de neblina”. Aunque la portada de este último —a diferencia del primero, plástica pero ajena al asunto—, sí remite a la omnipresencia de la muerte. La violencia ¿innata? de una microrregión apta para una guerrilla (ya sabemos dónde), se conjuga con la disputa por la mujer y luego por el poder. El poder siempre lo gana el más malvado y tramposo, como se da cuenta aquí.

 

MAESTROS PERPETÚAN LA IGNORANCIA: GUERRILLERO

 

Hay material a pasto sobre el surgimiento y posible persistencia de grupos guerrilleros en zonas de Oaxaca. Guerrilla extraña y nunca bien desentrañada. El jefe de esa guerrilla del libro de Aragón, se presenta así, en esta novela de 145 páginas, letra grande y amplio interlineado, prosa ágil, directa, concisa:

 

“Pues de entrada no soy maestro de nadie, los maestros no hacen más que perpetuar la ignorancia; si verdaderamente transmitieran algo, ahorita debería haber un despertar más grande que el de la Revolución… la educación no ha llegado y esos cabrones del gobierno no quieren que llegue nunca”.

 

Con el asesinato del mejor dirigente del pueblo, se entroniza el violento dispuesto a todo, devenido en cacique y aliado al gobierno estatal combate al grupo guerrillero; grupo apoyado por gente del pueblo, la esposa del dirigente asesinado y el cura local. Muere el cacique y detienen al jefe guerrillero. La prensa “estira” las noticias a petición del gobernador, “triunfador” sobre la guerrilla. No hace falta decir que toda similitud con Oaxaca…

 

“San Mateo del Mar: crónica de una masacre”, desde ese título y su portada oscura, muy adecuados al tema, nos advierte que entraremos a un submundo aterrador, a una realidad insoportable: 15 indígenas ikoods (huaves) torturados, lapidados y quemados vivos, por sus adversarios políticos de la misma etnia.

 

Además de los sobrecogedores testimonios de los 16 sobrevivientes, testigos directos de la masacre y sus impunes perpetradores, hay en este libro excelentes capítulos de análisis históricos, no solo de la región sino de Oaxaca y México, que ofrecen el marco contextual que pueden ir explicando la pregunta de Rulfo: “¿Dónde está la fuerza que causa nuestra miseria?”

 

Miseria como la mayor violencia humana en sí misma, y generadora de más violencia. Tema central de Oaxaca, que pocos autores oaxaqueños han acometido, de ahí, quizá, su escaso éxito, y el mérito, opinamos, de los aquí comentados.

 

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