.- Pemex, bomba de tiempo en el Istmo de Tehuantepec

Cuauhtémoc Blas

 

Los siniestros producidos por Petróleos Mexicanos en la zona norte del Istmo de Tehuantepec, son permanentes, periódicos. Incendios, fuga de gas, derrame de petróleo con los consiguientes daños a las personas, a la fauna, terrenos, aguas de las costas, ríos y arroyos.

 

La poderosa empresa petrolera dizque de los mexicanos —más bien del gobierno, y de sus guachicoleros—, no atiende de manera eficiente el mantenimiento de su infraestructura. Tanto de los ductos como de sus refinerías.

 

Este nueve de diciembre inició una nueva afectación a poblaciones de los municipios de Matías Romero y de San Juan Guichicovi, con la fuga de una tubería de amoníaco. Decenas de familias fueron evacuadas sin la atención inmediata, y con la preocupación de dejar a la suerte sus casas y pertenencias. Las poblaciones de Matías Romero afectadas fueron Donají, Tolosita, San Gabriel y Ejido Juno. Las de Guichicovi: José María Morelos y El Triunfo.

 

No tiene Pemex un programa de atención urgente en esa área que va del Puerto de Salina Cruz, Oaxaca al puerto de Coatzacoalcos, Veracruz. Bomberos y cuadrillas de trabajadores deberían estar habilitados y prestos cual salvavidas de las playas para atender estos frecuentes daños. Así como tener un plan de refugios temporales con alimentos y techo para los damnificados. Nada de eso, por el contrario, el magro auxilio de Pemex llega tarde y escaso.

 

Pero si todo esto es grave y de alta preocupación, es mucho más grave lo que podría suceder en la Ciudad de Salina Cruz. En 2017 hubo en la“Refinería Antonio Dovalí Jaime”, en la llamada zona de los 500 mil barriles, un peligroso incendio. El daño a los ecosistemas fue grande, pero pudo ser de dimensiones fatales si el fuego hubiera alcanzado las áreas de alquilación o la catalítica, que operan con ácido fluorhídrico.

 

La liberación en la atmósfera de una tonelada de ese ácido –dicen los especialistas- acaba con la vida en un radio de ocho kilómetros. La vieja Refinería, que va para medio siglo, tiene un destino incierto de peligro letal, anacrónica, sin mantenimiento y sin inversiones durante décadas, apenas hace dos años se le invirtió en esos rubros y por única vez.

Lo anterior es potenciado por la corrupción de los funcionarios de PEMEX en el tráfico de licitaciones de obras que no se hacen adecuadamente o de plano no se realizan, servicios que se fingen, mangueras y ductos que no se cambian. http://revistaenmarcha.com.mx/archivo/2237-2017-07-26-17-48-44.html

 

En agosto de este año, en la Refinería Amuay de Venezuela, se dio una explosión que mató a 42 personas, dejó decenas de heridos y destruyó cientos de casas. Por el escape de gas en un área de almacenamiento de combustible y formó una nube que estalló en una gran bola de fuego. https://www.nationalgeographic.es/photography/2017/03/la-mayor-explosion-en-una-refineria-de-los-ultimos-15-anos?image=10728.600x450

 

Ahí, en Venezuela, solo fue una nube de gas, en Salina Cruz tenemos el mencionado ácido fluorhídrico “clasificado como letal en contacto con la piel (H310), letal por ingestión (H300), letal por inhalación (H330)”. Letal es sinónimo de mortal, en este caso, recordemos: se desplegarían daños fatales en un radio de ocho kilómetros.

 

Los frecuentes siniestros en la empresa durante años, como los que aquí comentamos, nos obliga a tomar providencias. ¿Atenderá esto el flamante gobierno estatal? Difícil esperarlo de un gobierno amorfo y sin seriedad.

 

@enmarchaoax24