Cuauhtémoc Blas
El actual proceso electoral arrancó con el 20 por ciento de ventaja de Morena sobre el PRI. La mayoría de las encuestas informan que esa brecha se abrió más a favor de Morena. La de El Financiero del 9 de mayo le dió a este partido el 17 por ciento de ventaja, y el 31 de mayo el mismo medio le adjudicó una ventaja de casi el 30 por ciento. En la de Polls.mx, en su llamada encuesta de encuestas, la proporción fue mayor: 36 por ciento.
No es extraño que así estén las preferencias si vemos la falta de estrategia con que fue el PRI a la contienda. Enumeramos aquí algunos puntos, que retomamos de un trabajo más amplio que realizamos. Para empezar, no escogieron a quien pudiera ser su mejor candidato; lo hicieron, además, de manera improvisada. Así, este arrancó con ocurrencias como ponerse una máscara y proclamarse “Luchador del pueblo”, intentando ser disruptivo.
El PRI sin estrategia
No tuvo el candidato priista un trabajo previo y profesional, como sí Alejandro Murat, a quien desde dos años antes se le empezó a trabajar su candidatura. Esto último lo declaró en su reciente conferencia en la Ciudad de Oaxaca, Gisela Rubash, directora de Consultores y Marketing Político, quien trabajó en esa campaña.
No se buscó con antelación concertar con los partidos aliados al PRI: el PAN y el PRD. No hubo coalición con ellos, solo el PRD se sumó a la candidatura priista ya iniciado el proceso, en una candidatura común.
Tampoco hubo manejos políticos para restar votos a sus adversarios, como en 2016 con Benjamín Robles del PT, quien distrajo el 10 por ciento de la votación favoreciendo el triunfo de Alejandro Murat. No hubo esa operación política a cargo del ya legendario estratega de Polanco, el exgobernador José Murat.
Aunque sus gobiernos son del atraso, los Murat manejan elementos modernos para sus procesos electorales. En esta ocasión, el conocimiento de las estadísticas de las preferencias electorales adversas a ellos, así como el compromiso como Primor que hasta hace unos meses sostenían, seguramente los condujo a una nueva estrategia: buscar colocar como candidata de Morena a Susana Harp. No fue posible.
No pueden entregar una plaza que no tienen
Aunque comunicadores de la Ciudad de México y locales comentan que el gobernador de Oaxaca entregó la plaza a Morena, eso no es exacto. No se puede entregar lo que no se tiene; la marca Morena del presidente es avasallante en la entidad con su 81 por ciento de preferencia. Lo que beneficia a su candidato Salomón Jara Cruz, quien así no tuvo de esforzarse demasiado.
El trabajo previo de Morena puede explicar también la desventaja priista. En el proceso electoral del año pasado, los principales municipios grandes y medianos quedaron en manos de ese partido: Oaxaca de Juárez, Tuxtepec, Juchitán, Salina Cruz, Tehuantepec, Pochutla, San Pedro Mixtepec, Pinotepa Nacional, Matías Romero, Etla, Huatulco, Tapanatepec.
Es muy larga la relación de adversidades del Triple AAA, Alejandro Avilés Álvarez. Una muy seria es que no puede eludir ser candidato de la continuidad, al ser su partido quien gobierna en este momento. Las graves fallas del actual gobierno lo afectan.
Las grandes fallas del gobierno, afectan a su candidato
Oaxaca persiste en el penúltimo lugar nacional en el índice de pobreza; falta de transparencia del gobierno; la inexistencia de obra pública importante; exagerado incremento de la deuda pública: 22 mil 291millones de pesos; subejercicios presupuestales; Solo en el sector de Salud estatal lo hay en un 23 por ciento de lo aprobado para 2020; no se ejercieron 2 mil 848 millones de pesos.
Tantas malas cuentas del partido en el gobierno, acentúan las rémoras: cierre cotidiano de vialidades, escasa gobernabilidad, incremento de la delincuencia, feminicidios, endeudamiento improductivo, gabinete traído del Estado de México…
Oaxaca es de los estados en observación de la Secretaría de Hacienda por su nivel de endeudamiento. En este 2022, el estado pagará mil 786 millones de pesos solo por concepto de intereses de la deuda pública. Misma que se proyecta cubrir hasta el año 2044. Aunque los ofrecimientos fueran al cuádruple, así no se puede.
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